Revista Arquitectura

Una manzana singular de la Prosperidad (Madrid)

Por Enrique23
General Zabala 1920

Fotografía de 1920. Se ve el hotel “Villa Casilda”, construido entre 1893 y 1894, propiedad de Miguel Roldán. Está situado en la calle López de Hoyos haciendo esquina con General Zabala (la Prosperidad). En la actualidad forma parte de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, construida a principios de los años veinte del pasado siglo. De esta se puede ver una de las torres, aún sin pináculo.

Una manzana de la Prosperidad

Lo que aquí se cuenta es la historia de una manzana que hubo en el barrio de la Prosperidad de Madrid, y también la de los edificios que la ocuparon. Una manzana en la que los viejos “hotelitos” que le daban forma eran casi iguales en origen, de exquisita y cuidada fábrica de ladrillo, elegantes y amplios, y a los cuales sus propietarios fueron aportando sus gustos, añadiendo elementos y transformando algunos,  conforme cambiaban las modas en cada época,  y manteniendo y preservando su presencia según exigía la necesidad de uso que de aquellos se hacía y que para sus propietarios era principal.

Una manzana singular de la Prosperidad (Madrid)

Antigua “Villa Casilda”, edificio construido entre 1893 y 1894, propiedad de Miguel Roldán. Está situado, haciendo esquina, en las calles López de Hoyos y General Zabala. Se trata de uno de los pocos edificios anteriores al siglo XX que todavía no se han derribado en el barrio de la Prosperidad y el último de lo que fue la primera manzana del barrio con construcciones similares en dimensiones y tipología. La renovación del parque residencial de la Prosperidad que, desde los años sesenta del siglo XX hasta la actualidad, ha mantenido un ritmo imparable, ha modificado su fisonomía por completo, haciendo escasas las muestras que recuerden sus orígenes y peculiaridades.

De aquella promoción de principios del siglo XX, la mayor parte de las casas fueron adquiridas como “hoteles” de fin de semana o vacaciones por madrileños de la burguesía emergente del momento y casi todos ellas se mantuvieron durante más de cincuenta años. Pero las presiones que ejercieron en la segunda mitad de ese mismo siglo las empresas promotoras y las constructoras, avaladas por el Ayuntamiento y por el propio Estado, y el propio interés de los propietarios, consiguieron la desaparición de esta singular tipología de viviendas, que se sustituyó por estandarizados y casi siempre anodinos boques, de estilos propios de los años setenta, ochenta y noventa del siglo XX.

La historia que aquí se cuenta es la historia de unas cuantas casas burguesas vendidas en torno a 1900, de las que la burguesía heredera de aquella antigua que las compró, se deshizo, enajenando las fincas y promocionando la edificación de los contemporáneos bloques que en la actualidad pueblan las calles de la Prosperidad. También es la historia de un edificio singular en el actual siglo XXI por el que no parece haber pasado el tiempo. O si, pero sin haber dejado apenas rastro. Esta es la historia de un grupo de casas que un día formaron una elegante manzana y que el signo de los tiempos y la ambición unida a una idea del progreso mal entendida, eliminó de un plumazó, llevándose consigo parte de la esencia y de la memoria visual de un barrio.

Una manzana singular de la Prosperidad (Madrid)

Mirador de la antigua “Villa Casilda”, edificio construido entre 1893 y 1894. En la actualidad sin vidrios.

Miguel Roldán, promotor y rentista

Miguel Roldán, era un militar retirado originario del pueblo de Marbella, nacido en 1838, que cobraba una pensión de seis mil pesetas anuales  y que vivía en Madrid en la calle de las Fuentes en una vivienda principal de alquiler por la que pagaba la “elevada” renta de 208 pesetas mensuales, a parte de los salarios de las tres empleadas que tenía de servicio.
En 1893, consciente de  la capacidad que le ofrecían sus excedentes pecuniarios , empezó a interesarse por el negocio inmobiliario, en especial por el que se podía desarrollar en la periferia de Madrid. En concreto por la Prosperidad, donde como primera inversión adquirió una parcela, para la que solicitó al Ayuntamiento un permiso de construcción ese mismo año. En 1900 era ya un importante propietario, con fincas por todo Madrid, pues pagaba de impuesto territorial una suma próxima a las 11.000 pesetas, casi el doble de su pensión.

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Proyecto de “hotelito” para Miguel Roldán del arquitecto Celestino Aranguren, 1893. (Fachada) En la planta principal destaca el mirador de forja y cristal -en el centro de la fachada- situado en la sala.

Proyecto Hotel Aranguren 1893_002

Proyecto de “hotelito” para Miguel Roldán del arquitecto Celestino Aranguren, 1893. (Planta de los dos pisos) En la planta baja, acceso por vestíbulo, con dos gabinetes, comedor, sala y aseo. En la segunda planta o principal, cuatro dormitorios, baño, una sala y tocador. Delante de la casa habría un pequeño jardín y detrás uno de mayor tamaño.

“Villa Casilda”

En el año 1898 adquirió del rico terrateniente J. F. Maroto un terreno de 1.315 m2, medianero con el que él había comprado previamente y que le sirvió para hacer crecer ostensiblemente su ya vasta propiedad. Y en 1900 le compró al mismo Maroto la parcela de 3.900 m2. que formaba parte de la mitad norte de la manzana donde se encontraba el “hotel” que había mandado construir en 1893-94.
En esta  primera finca que le adquirió a Maroto, de más de 2.600 m2,  construyó un “hotel “ de planta cuadrada de doce metros de lado sobre una superficie construida de 140 m2. El “hotel” tenía tres plantas: sótano, planta baja y primer piso. Al fondo del jardín había un garaje, un corral, un establo, un lavadero y una portería a dos niveles con fachada a la calle Zabala, actual General Zabala. Esta casa se inscribió en el Registro en 1902 como  “Villa Casilda”, y sus propietarios, los señores de Roldán,  formaban parte de la burguesía ostentosa de la capital. Sin embargo, que se sepa, nunca llegaron a ocupar la vivienda.

Facundo1

Detalle del plano de F. Cañada de 1902. En color la manzana entre López de Hoyos, Zabala, Luis Vives y Suero de Quiñones. Destaca la finca denominada “Villa Casilda” cuyo propietario fue M. Roldán.

“Hotelitos” iguales

Entre 1900 y 1903,  Miguel Roldán se dedicó a construir siete “hotelitos” en sus terrenos, que ya había dividido en pequeñas parcelas de 460-80 m2., más uno de 615 m2. Lo hizo en dos fases, edificando primero tres edificios exáctamente iguales en el nordeste, con 140m2. de planta rectangular y otro mayor al norte, con 180 m2. de planta.

Después, en 1902, construiría otras tres casas iguales, de 160 m2. Tenían dos plantas con cubierta a cuatro aguas, con entrada en la planta baja, dos gabinetes, cuatro habitaciones, cuarto de costura, plancha y un aseo. La cocina estaba en el sótano y al fondo del jardín estaba el corral. Todas ellas, y probáblemente también la primera que construyó a finales del XIX,  las proyectó el mismo arquitecto: Celestino Aranguren, que construyó viviendas y se especializó en recintos penales, edificados en Alcalá de Henares, Valencia, Cartagena, etc.  Falleció  Aranguren en 1921.

Manzana 1946

Imagen aérea de la Prosperidad en 1946. Vemos la manzana de M. Roldán. Las casas numeradas como 2, 3 y 4 son las construidas entre 1900 y 1901, incluyendo la 5, que fue la de mayor tamaño, con frente a la calle Luis Vives. Con los números 5, 6 y 7 los “hotelitos” construidos entre 1902 y 1903, con orientación noroeste y fachada en la calle Zabala -actual General Zabala-. La “villa” con el número 1 corresponde a la primera que adquirió Roldán a Maroto en 1893 y en la que construyó la casa que se ve, “Villa Casilda”. (Foto: NomeCalles)

Manzana 1967

Imagen aérea de la Prosperidad en 1967. Vemos la misma manzana. Las casas numeradas como 2, 3 y 4, las construidas entre 1900 y 1901, ya han sido derribadas y sustituidas por bloques de viviendas. Las que tienen los números 6, 7 y 8, los “hotelitos” construidos entre 1902 y 1903, todavía permanecían en pie. Además del número 5 y del que ocupa la esquina de General Zabala con López de Hoyos, con el número 1. Esta última finca -“Villa Casilda”- era ya parte de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús y su propietario el Arzobispado de Madrid. (Foto: NomeCalles)

Residencia escritores y artistas_1943_Aranguren

Esta “Villa”, que acabó por ser Residencia de Escritores y Artistas, ocupaba la esquina de Luis Vives con Zabala (la nº 6 en las fotos de 1946 y 1967. En la foto también se ve, a la izquierda, la casa rotulada con el nº 5, que era la de mayor tamaño de la promoción). Anteriormente, la Asociación, creada en 1916, había ocupado otro “hotelito” en la calle Suero de Quiñones, probáblemente de la misma promoción construida por M. Roldán. El edificio que vemos en esta imagen de 1943 se derribó a finales de los setenta o principios de los ochenta del siglo XX para edificar bloques de viviendas.

Curiosamente, M. Rodán fallecería en el año 1904, por lo que sus propiedades de la Prosperidad pasaron a manos de sus herederos que fueron quienes las alquilaron entre 75 y 80 pesetas, según tamaño,  y, a partir de 1912 comenzaron a vender, ya que en vida de su promotor no se llegó a vender ninguna.

En 1910,  la primera casa, situada en López de Hoyos 19 c/v. a la calle Zabala,  se sabe que se alquiló por 150 pesetas al mes, al farmaceútico Emilio Alcobilla y Aguado, quien la utilizó como laboratorio farmaceútico (constituido en sociedad junto con dos socios más en 1909) y es posible que también como vivienda habitual o temporal. Este químico había poseido un laboratorio en el tercer piso de los nímeros 19 y 21 de la calle Fuencarral , que hubo de abandonar tras ser declarado el edificio en ruina después de una explosión de gas, mudándose a la Prosperidad en mayo de 1909. (ABC, 1/02/1909)

Una manzana singular de la Prosperidad (Madrid)

Antigua “Villa Casilda”, edificio construido entre 1893 y 1894, propiedad de Miguel Roldán. Está situado, haciendo esquina, en las calles López de Hoyos y General Zabala.

El farmaceútico Alcobilla se había especializado en preparados inyectables en ampollas antisépticas y llegó a tener en su catálogo más de 300 preparados. También realizaba análisis de productos orgánicos patológicos y disponía de laboratorio microfotográfico.

Es precisamente esta finca, “Villa Casilda”, que  ocupó Emilio Alcobilla hasta 1912, pues ese año los herederos de Roldán la vendieron a una congregación religiosa, -que en torno a 1920 les sirvió para levantar una residencia religiosa y más adelante una iglesia, la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús-, el único edificio de aquella manzana pionera que todavía permanece en pie y en uso.

Miguel Roldán fue, por tanto, el iniciador en la Prosperidad de un modelo de urbanización que podría decirse pionero, al apostar por la uniformidad constructiva, repitiendo el tipo de vivienda unifamiliar ajardinada hasta completar una manzana. Es posible que en su propuesta no estuvieran de modo explícito los ideales del movimiento urbanístico de las ciudades jardín fundado por  Ebenezer Howard (1850-1928) que parecen adivinarse,  pues para ello tendría que haberse repetido el modelo en otras manzanas. Parece lógico pensar que este respondiese más a criterios económicos, al construir en serie, que a otros motivos. Pero es evidente que su singular carácter aportaba cierta idea de este concepto urbanístico, que a lo largo de las décadas de 1920 y 1930 iría salpicando en forma de colonias jardín algunas zonas sin urbanizar de la Prosperidad. Lamentáblemente, del conjunto de hotelitos que constituyó la manzana no queda más que la vivienda que formó ”Villa Casilda”, paradójicamente la primera en construirse y, de momento la última superviviente.

Referencias.-

Vorms, Charlotte
Bâtisseurs de Banlieu à Madrid. Le quartier de la Prosperidad (1860-1936)
Creaphis Ed.
Paris, 2012

Rojo, F. Enrique
La Prosperidad. 1862-2012
Ed. Temporae
Madrid, 2012


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