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Una menor, en la UCI tras el ataque de un joven gótico que conoció en Tuenti

Publicado el 08 septiembre 2011 por Alejandropumarino

Una menor, en la UCI tras el ataque de un joven gótico que conoció en Tuenti

La imagen corresponde al agresor de una menor de quince años de edad, un tal José Antonio, malagueño, que hace ya dos años, mantuvo una “relación” de un mes con su víctima, cuando ella contaba solamente once años. También le atizó a la abuela, que no precisó ser ingresada en la UCI, como la chiquilla, de quien pidió la sangre a su madre, para acosarla posteriormente, durmiendo en un banco, frente a su domicilio y no pasando desapercibido por su estética gótica. Pese a intentar disuadir al joven de su actitud, la Policía Local no pudo detenerlo al no haber cometido delito o falta alguna.

Como señalamos repetidas veces en este espacio, se trata de un problema educacional, que empieza por permitir el acceso a redes sociales a niños de once años de edad. Difícilmente esta muchacha hubiese podido conocer al joven gótico, si no hubiese dispuesto de conexión a la red. Y aún en el caso de esta facilidad, si se hubiese educado, desde muy niña, en los valores del respeto y de la prudencia. Parece ser que la lesionada acudió a la cita acompañada de su abuela, lo que hace todavía más incomprensible y kafkiana la situación, pues si jugamos como temerario el comportamiento de la niña, no encontramos justificación para que una anciana de setenta y cinco años, pueda secundar el comportamiento irresponsable de la nieta.

La Policía Local se ve atada de pies y manos, pese a acosar evidentemente a la futura víctima, al no cometer falta o delito que hubiese permitido su detención; la historia nos demuestra que estaban equivocados y que hoy tenemos una paciente en la Unidad de Cuidados Intensivos que nunca debería haber entrado allí. Algo falla en el sistema cuando, con todos los predicamentos favorables, se llega a perpetrar la agresión por una tolerancia mal entendida. El respeto es compatible con las medidas de protección que la sociedad estime oportunas, sin que ellas puedan representar nunca un atentado contra la libertad. De momento, esta víctima se lo hubiese agradecido.


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