Revista Ciencia

Una nave espacial recoge siete partículas procedentes del nacimiento del Sistema Solar

Por Cosmonoticias @Cosmo_Noticias
NASA; (recuadro) Anna Butterworth/ Fuente de luz avanzada, del Lawrence Berkeley National Laboratory.  Un auténtico peso ligero. Con un peso de 3,1 billonésima parte de gramo, la partícula de polvo interestelar de Orión (arriba a la derecha, llamada así por sus descubridores) fue capturada por un colector (de tipo raqueta de tenis) de la nave espacial Stardust, después de pasar cerca del cometa Wild 2. A la partícula se le han asignado diferentes colores: el rojo para el aluminio, el verde para el hierro, y el azul para el magnesio.

NASA; (recuadro) Anna Butterworth/ Fuente de luz avanzada, del Lawrence Berkeley National Laboratory.
Un auténtico peso ligero. Con un peso de 3,1 billonésima parte de gramo, la partícula de polvo interestelar de Orión (arriba a la derecha, llamada así por sus descubridores) fue capturada por un colector (de tipo raqueta de tenis) de la nave espacial Stardust, después de pasar cerca del cometa Wild 2. A la partícula se le han asignado diferentes colores: el rojo para el aluminio, el verde para el hierro, y el azul para el magnesio.

Después de un largo año de búsqueda intensa, la nave espacial Stardust ha devuelto a los investigadores siete partículas de polvo interestelar. La totalidad de la muestra presentada esta semana en la Conferencia de Ciencia Lunar y Planetaria, pesa tan sólo una billonésima parte de un gramo. Es la primera vez que los científicos han puesto sus manos en el material primordial, inalterado por el violento nacimiento del Sistema Solar.

La nave espacial Stardust, lanzada en 1999, ya ha alcanzado su primer objetivo, o sea: recoger unas cuantas partículas de polvo de la cola del cometa Wild 2 y devolverlas en una cápsula de reentrada, durante su paso cerca de la Tierra en el 2006. La NASA se tomó muchas molestias para conseguir estas partículas, porque se suponía que los cometas eran el repositorio del hielo y el polvo primordial – el producto de varios nacimientos y muertes de estrellas, que permitió la construcción del sistema solar. Pero resultó que los minerales en el polvo del cometa que Stardust logró recoger no eran tan prístinos. Habían sido calentados, fundidos y transformados totalmente en alguna parte cerca del sol naciente, y luego fueron llevados hacia el exterior, para ser incorporados a los cometas en las zonas de congelación ultra profundas, mucho más allá de los planetas más externos.

Otras de las misiones de Stardust fue: recoger el polvo que entraba del espacio interestelar. En un total de 200 días entre los años 2000 y 2002, Stardust sacó sus paneles colectores en forma de raqueta de tenis, para atrapar el polvo interestelar mientras el sistema solar y la nave espacial se abrían paso a través de la Galaxia. Los paneles están compuestos de unos bloques de aerogel  de unos centímetros de grosor – que es como un “humo congelado” hecho de sílice aireado y casi vacío (el 99,8% está vacío). La intención de estos bloques era frenar y retener las partículas de polvo, sin vaporizarlas. Esto es toda una hazaña, ya que las partículas interestelares son una milésima parte de la masa del polvo del cometa, y pueden viajar muy por encima de los 15.000 km/h.

Una vez que el panel de muestra regresó a la Tierra, el problema era la búsqueda de las partículas recogidas, incrustadas en el aerogel. Empujados por la desesperación, los miembros del equipo de Stardust se dirigieron a unos 30.714 miembros del público general. El miembro del equipo, Andrew Westphal, de la Universidad de California, Berkeley dijo que: “Realmente no sabemos de qué otra manera encontrar las partículas incrustadas”. Los “plumeros” del proyecto Stardust@home eran un grupo de voluntarios que se ofrecieron para examinar las imágenes microscópicas tomadas a través del aerogel. Utilizaron el mejor sistema de reconocimiento de patrones del mundo – el ojo humano y el cerebro- para encontrar las huellas reveladoras dejadas por estas partículas.

Cien millones de búsquedas más tarde, los miembros del equipo de Stardust obtuvieron siete “probables” impactos de partículas de polvo en el colector. Dos de las partículas tenían un peso de una billonésima parte de un gramo – 100 mil millones de ellas equivaldría a un grano de azúcar. Estas dos partículas se impulsaron en el aerogel a menos de 18.000 km/h y se quedaron atrapadas allí. Una tercera llegó tan rápido, que ni tan siquiera dejó residuos químicos, sólo un rastro. Cuatro partículas más, por casualidad, estallaron en el papel de aluminio fino situado alrededor de los bordes del aerogel, dejando material medible en sus cráteres.

El cosmoquímico Scott, Mensajero del Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston, Texas, que no forma parte del equipo, dijo que: “Es todo un logro que el equipo de Stardust llegará hasta aquí”. Él está de acuerdo con Westphal que estas “son las muestras extraterrestres más difíciles de conseguir jamás.” Para estar seguros de que los granos son verdaderamente interestelares, los investigadores deberán, próximamente, transferir estas partículas infinitesimales de polvo del interior del aerogel a otros instrumentos para su posterior análisis, en particular de sus isótopos. Westphal dice que: “El desarrollo de las técnicas será fundamentalmente aburrido, pero necesario”. Estas partículas serían muy fáciles de perder.

Fuente: Science magazine


Volver a la Portada de Logo Paperblog