Revista Arte

Una obra maestra, una leyenda y un rechazo.

Por Artepoesia
Una obra maestra, una leyenda y un rechazo.
Cuando el rey Felipe II de España (1527-1598) se planteó en 1579 una pintura para su Palacio del Escorial imaginó la historia de un mártir cuyo heroico sacrificio fuese un gran ejemplo para todos. Doménico Theotokopuli, el Greco (1541-1614), fue el elegido por el monarca. La historia, una leyenda basada en un relato escrito por San Euquerio de Lyon (siglo V) que narra, según la insegura tradición oral, la muerte del romano Mauricio de Egipto (siglo III) y de toda su legión completa.
Mauricio era el comandante de una legión romana de Egipto. La legión, compuesta de 6.600 miembros, todos cristianos según la leyenda (algo bastante raro), fue llamada a Europa por el emperador Maximiano (250-310) para luchar contra unos enemigos, mayoritariamente cristianos. La legión tebana se negó a matar a sus correligionarios. Maximiano mandó ejecutarlos a todos. La Iglesia hizo santo a Mauricio y la leyenda pasó a formar parte del martirologio cristiano. El Greco realizó una extraordinaria escenificación pictórica del momento en que Mauricio delibera con sus subordinados mientras al fondo comienzan a degollar a sus hombres.
El pintor sitúa en primer plano un aspecto demasiado humano y poco sagrado para un sacrificio de tal envergadura. Y esto no era exactamente lo que deseaba Felipe II. En la imagen, el Greco describe a los personajes vestidos de la época del pintor y con rasgos propios de héroes del momento (Juan de Austria, Duque de Saboya, Alejandro Farnesio, generales de éxito en la lucha contra la herejía y los enemigos del imperio español). El rey Felipe II le pagó los 800 ducados al pintor y éste se volvió a Toledo sin que el cuadro fuese expuesto en su lugar originalmente pensado.
En cambio se confeccionó otro cuadro con la misma temática, pero justo a la inversa toda la escenificación. Este otro pintor elegido esta vez, Rómulo Cincinnato (1502-1593), aprendió del error del Greco aunque no consiguió ni su maestría artística ni su genialidad. El Greco fue siempre un pintor controvertido y rebelde. En este cuadro dejó, además, un rasgo más de su carácter, lo firmó dibujando una hoja de papel que muerde una víbora (en la parte inferior derecha), alusión patente, al parecer, a la inquina de los envidiosos.
(Imagen del cuadro "El Martirio de San Mauricio y la Legión Tebana", del Greco, Palacio de El Escorial, Madrid; imagen del cuadro para el altar de la Basílica del Escorial "Martirio de San Mauricio", Rómulo Cincinnato, Palacio de El Escorial, Madrid.)Una obra maestra, una leyenda y un rechazo.

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