Revista Cine

Una película de diez

Publicado el 14 noviembre 2013 por Juancarrasco @JuanCdlH

 

Dani Vicente, amigo y navegante de pro se pasa por estos lares que son su casa para evitar que una fecha cinematográfica se nos escape. Gracias como siempre por la aportación, Capitán...

El 14 de noviembre de 2003 se estrenaba Master and Commander, con Russel Crowe (Capitán Jack Aubrey) en el papel de protagonista y bajo la dirección de Peter Weir, que ya nos había regalado películas de 'categoría' como El Club de los Poetas Muertos (1989).
Antes de entrar en un amplio repertorio de loas y alabanzas, he de reconocer que la primera vez que vi la película no me entusiasmó. Una historia de aventuras, sin más, en el marco histórico de las Guerras Napoleónicas y con Crowe como uno de los actores del momento, sobre todo gracias a su oscar con Gladiator (Ridley Scott) en el año 2000.
Pero sucedió algo.
Por cuestiones personales (me dejó mi novia) entré en una profunda depresión, y para intentar superar la tormenta (y nunca mejor dicho) comencé a leer la magnífica colección de las novelas del autor británico Patrick O'Brian, nada menos que 20 libros (desgraciadamente falleció cuando escribía el 21º). Estos cuentan la historia de las peripecias del capitán Jack Aubrey y su amigo inseparable, el doctor Stephen Maturin, los protagonistas de la película de Weir.
Fue entonces, tras una nueva revisión de la película y desde otro punto de vista Master and Commander (título de su primera novela, en español Capitán de Mar y Guerra, editorial Edhasa), volví a ver una y otra vez la cinta y creo que es, francamente, una de las películas más perfectas y redondas que existen.
Analizándola de nuevo un percibe cuándo se hacen las cosas con cariño, y no me cabe duda de que Peter Weir lo hizo. Viendo uno de los documentales sobre el 'making off', el propio Weir, al habla, sostenía en la mano, de forma descuidada, una de las novelas de O'brian con un montón de papelitos entre sus páginas, notas y notas para no perder detalle y darle a este film la dimensión que merece.
Es cierto que ha pasado por el marco cinematográfico sin grandes alardes (aunque sí obtuvo dos óscar de once nominaciones, a la fotografía y sonido), pero para los que amamos el mundo naval es, sencillamente, la mejor película de la historia del género.
Los detalles están cuidados al máximo, desde el vestuario hasta la construcción de la HMS Surprise. Como ejemplo, durante el casting y para escoger a la tripulación, la prioridad era que todos tuvieran aspecto de rudos marineros, nada de galanes ataviados con pantalones y camisas de colores al más puro estilo de las películas de Burt Lancaster (que, ojo, también tenían su encanto).
Aunque no soy un experto en cine, sí creo que Peter Weir sabe conjugar a la perfección una historia entretenida (la caza del navío francés 'Acheron') bajo el paraguas de una fotografía sensacional y una música brillante (en gran parte tomada de los propios libros al ser los dos protagonistas aficionados al violín y el 'chelo', de ahí las referencias sobre todo a Corelli y por supuesto Mozart).
Además, Peter Weir sabe también enviar 'guiños' o mensajes a los seguidores de las novelas (la película reúne elementos de varias de ellas), muy sutiles, como cuando Stephen Maturin (interpretado por Paul Bettany, que ya había trabajado con Crowe en Una Mente Maravillosa -2001-) hace un gesto de dolor de la mano cuando se dispone a tocar el 'Chelo', en clara referencia a la tortura que fue sometido por los franceses en los libros y que casi se la dejaron inutilizada).
Todo esto sin contar por supuesto con los espectaculares combates a bordo de los navíos en donde uno llega a sentir de verdad las astillas sobrevolando la cabeza, o el magnífico paso por el peligroso Cabo de Hornos, escena considerada como la mejor tempestad en el mar reflejada hasta la fecha en el cine.
Una gran película, en resumidas cuentas, que no podía quedarse sin su referencia en este blog de mi amigo Juan que, gentilmente, me lo cede para rendir mi particular homenaje en tan notoria fecha a una cinta universal.

 


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