Revista En Femenino

Una pequeña historia cotidiana

Por Ladya

Ella está estirada sobre las suaves sábanas de la cama. Sus rizos dorados descansan esparcidos sobre la almohada de plumas.

Mientras me mira, sus ojos se iluminan y me regalan una amplia sonrisa. Mi corazón se llena de alegría y le devuelvo la sonrisa.

Susurrando, me pide que me acerque y yo, sin dudarlo, acerco mi oído a sus labios para oír, dulcemente, como me dice en voz bajita " te quiero mucho ".

Mientras me separo de ella, intento contener las lágrimas de la emoción. La miro de nuevo y le respondo: " yo también te quiero hija "


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