Revista Ciencia

Una tarde en la Laguna de Ontalafia

Por Guillermo Garcia-Sauco S. @guillesauco

Una tarde en la Laguna de Ontalafia

Sympetrum fonscolombii

    Después de casi un mes sin publicar nada, vuelvo a las andadas. El verano se me está pasando rápido aunque con pocas salidas al campo, así que eso se traduce en pocas entradas. Hoy, sin embargo, hemos salido Jess, Rafa y yo, y nos hemos dado un paseo por la zona de Ontalafia, a ver qué veíamos.     Tras atravesar las planicies de campos de cultivo, olivares, pinos y encinas dispersos, ya tarde, hemos llegado a la aldea de Abuzaderas, que lleva a la zona de la laguna. Este año, a pesar de las trombas dispersas, ha sido bastante seco, y sobre todo este mes de agosto, así que el nivel de la laguna ha bajado bastante, con lo que las aves quedaban bastante lejos. Con los prismáticos hemos conseguido divisar anátidas, fochas (Fulica atra), tres aguiluchos laguneros occidentales (Circus aeruginosus), garzas reales (Ardea cinerea) y garcetas. A esta laguna es recomendable ir equipado con un buen telescopio. Lo que más me ha llamado la atención ha sido la cantidad de libélulas que volaban.

Una tarde en la Laguna de Ontalafia

Dardo rojo (Sympetrum sp.), con alas deterioradas.

    Me ha llamado especialmente la atención una especie tipo Aeshna, que volaban a toda velocidad, y muy agresivamente, se empujaban en el aire, enzarzándose en pequeñas luchas y persiguiéndose. Volaban entre las retamas de olor muy ruidosamente, haciendo vuelos de exhibición.    En el camino, hemos descubierto el cadáver de una pequeña culebra viperina (Natrix maura) atropellado. El ejemplar medía unos 20 cm. y debía de llevar un día y pico muerto.

Una tarde en la Laguna de Ontalafia

Culebra viperina (Natrix maura).

    Las masas boscosas (de aspecto más o menos natural) que crecen en las zonas visibles de las fincas en torno a la laguna de Ontalafia son de interés. En particular, por sus grandes ejemplares de pino carrasco (Pinus halepensis), que adoptan esa estructura globosa típica de los individuos añosos, asemejándose a los pinos piñoneros (Pinus pinea), que también crecen por la zona, por el aspecto de paraguas que presentan. En estos pinares en los que también se alternan zonas vestigiales de encinar, abunda el sotobosque de romeros, jaras y enebros, según he podido ver a través de la valla.

Una tarde en la Laguna de Ontalafia

Ejemplares añosos de pino carrasco (Pinus halepensis).

Una tarde en la Laguna de Ontalafia

Pinos piñoneros (Pinus pinea).

Una tarde en la Laguna de Ontalafia

Interior del pinar.

Una tarde en la Laguna de Ontalafia

Una encina (Quercus ilex) solitaria, ya llena de verdes bellotas.

    Sobre nosotros, una enorme nube de vencejos en el cielo del atardecer se ponían ciegos de mosquitos, mientras los mosquitos se ponían ciegos a nuestra costa. He visto moscas salteadoras al acecho de moscas y libélulas con pequeños insectos atrapados entre las patas. Y de repente, allí, a lo lejos, muy alto en el cielo, dos sombras afiladas de halcón veloz nos han llamado la atención. Volaban en amplios círculos sobre las nubes de mosquitos. Uno de los halconcitos, muy oscuro, nos ha hecho pensar que se trataba de dos halcones de Eleonor (Falco eleonorae). Su porte, más grande y menos "vencejoide", la manera de volar y lo oscuro del otro ejemplar, nos obligan a identificarlos como halcones de Eleonor y no como alcotanes.

Una tarde en la Laguna de Ontalafia

El ejemplar de morfo claro de halcón de Eleonor (Falco eleonorae). Foto de Rafa Torralba.

Una tarde en la Laguna de Ontalafia

El mismo que el anterior.

    Tras tan agradable observación, nos dirigimos de vuelta al coche, no sin antes deleitarnos con el vuelo de unas garzas reales y las nubes que se posaban tras de la sierra que vigila la laguna de Ontalafia.
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