Revista Educación

Una tontería

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Tengo por norma no matar, mandar a matar o desearle la muerte a ningún ser vivo, exceptuando de esta categoría a cucarachas y mosquitos y solo porque tengo razones de mucho peso. A veces con mucho asco, me dedico a salvar la vida de palomitas y otros insectos ahogados en vasos de agua, de mariposas atrapadas en telas de araña y también de arañas o sarantontones que se han venido a casa con la ropa que estaba tendida. También hemos tenido varios pájaros accidentados viviendo en casa hasta que se han recuperado y se han largado sin mirar atrás.

De ahí que en la cocina se haya instalado hace un tiempito una colonia de hormigas que dejo campar más o menos a sus anchas no sé si por pena, solidaridad o idiotez. El caso es que esto me está ocasionando no pocos problemas domésticos porque la colonia crece y yo no hago casi nada por evitarlo. A veces les soplo fuerte, otras veces las salpico con agua o las amenazo agitando un trapo a ver si sometiéndolas a condiciones climatológicas extremas deciden mudarse. De momento, ahí siguen y hasta me ha parecido escuchar alguna risita.

Cuando a primera hora las veo pasar por el poyo de la cocina y me llevo la consecuente advertencia mañanera, suelo justificarme diciendo que me niego a asesinar a nadie y muchísimo menos si acabo de levantarme de la cama. Pienso en cómo se supone que va a ser el día si lo empiezo matando y me veo a mí misma como una gigante arrasando poblaciones enteras de vidas diminutas. En resumen, siento que no tengo derecho. Esto hay gente que no lo entiende, que piensa que estoy un poco pirada. Y no digo que les falte razón.

En mi mundo ideal los animales no tendrían que dar cuentas a nadie de lo que hacen y tampoco tendrían que hacer nada por los humanos, al menos, nada que no quisieran hacer. Es una tontería, ya lo sé, y no me daría la vida para encontrar argumentos que rebatan tooodas las cosas imposibles que se darían si mi mundo ideal fuera de verdad.

Lo sé, sí, también sé que hay cosas más importantes de las que preocuparse pero, encontrándome yo en medio de este problema con las hormigas, me he tropezado hace unos días con un cartel en el que se anunciaba una manifestación contra el especismo, que yo no lo sabía, pero que viene a ser la discriminación de un individuo en función de su especie. Es decir, considerar que los intereses de alguien, otro ser vivo, no merecen un peso justo debido a su especie de pertenencia. La supremacía del humano, que se cree que puede hacer lo que quiera con el resto de especies.

Ahora que sé esto me siento algo aliviada porque veo que lo que a mí me pasa es que soy una antiespecista convencida y no solamente una loca, aunque creo que con las hormigas el asunto se me está yendo de las manos.


Volver a la Portada de Logo Paperblog