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Una vez más, sevilla fc

Publicado el 08 mayo 2016 por Carlos Romero @CarlosRomeroSFC

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Analizando la actual situación con algo de frialdad tras la semifinal ante el Shakhtar, decir que nos falta perspectiva histórica para darnos cuenta de la gesta de este Sevilla FC. Nos conocemos al dedillo a aquellos equipos sevillistas y sus delanteras que hicieron historia. Lllámense la ‘Línea del miedo’, con Escobar, Spencer, Kinké, León y Brand, delantera temible de los años 20; los ‘Stukas’, López, Pepillo, Campanal, Raimundo, Torróntegui y Berrocal, que nos llevaron a la gloria ganando la Liga en 1946 o la Copa de 1948, incluso la ‘Delantera de cristal’ allá por principios de los años 60, con los Aguero, Dieguez, Antoniet Pereda, y Szalay.

Así, ahora, los historiadores sevillistas andan locos a la hora de poder bautizar a un Sevilla FC regular y constante en el tiempo, con los éxitos nacionales y europeos, en las que varias generaciones de futbolistas han participado activamente ¿La ‘Generación del Centenario’ con aquellos éxitos de 2006, 2007? ¿Cómo llamamos a esta sucesión de hornadas de jugadores, que nos han llevado a la gloría nuevamente y desde entonces, para recordarlos en el tiempo?

En los últimos tres años el equipo ha sido prácticamente desmantelado, y como si de un ave fénix se tratase, renacido de sus cenizas para volver a retomar la gloria allá donde la dejara el anterior. Una sucesión de jugadores en fila que interiorizan y absorben el gen ganador del Sevilla FC, marcado a hierro y fuego, producto de un estilo propio.

Es de reseñar el papel del entrenador, Unai Emery, que vuelve a transportarnos a la puerta de la gloria, dejándonos clasificados para Europa nuevamente en Liga, con opciones de jugar Champions vía UEL; finalistas del Campeonato de España, y nuevamente con opciones de volver a ser campeones europeos, a pesar de que no es santo de la devoción para algunos gurús de las redes sociales.

Los jugadores más denostados y criticados igualmente han sido clave. Podríamos poner el ejemplo de Llorente, que ha gustado poco o nada en la parroquia sevillista por sus actuaciones en el terreno de juego, pero que sin él, con aquel gol a la Juve, el Sevilla no se habría clasificado, como tercero de grupo en la Champions League, para poder llegar a esta final europea. Probablemente no necesite hacer nada más lo que resta de temporada, aunque sería deseable si fuese necesario acudir a él.

Pero, visto lo visto, llega el momento en el que el Sevilla FC se consolida definitivamente como uno de los grandes equipos europeos, y probablemente de carácter mundial. Los más de 200 millones de espectadores televisivos que aglutina el equipo sevillista en las últimas finales, son una muestra clara de las expectativas que levanta, y del conocimiento que en el mundo del fútbol genera el Club, algo que sobrepasa la simplicidad y el localismo de llevar unos miles de aficionados más o menos al estadio, a pesar de los tiras y aflojas de las grandes empresas televisivas, a la hora de dar el partido, y en la disputa por intentar que solo se dé en cerrado.

Los resultados se materializan, cuando son cientos de millones de telespectadores los que estarán pendientes de una final del tetracampeón europeo, frente al ganador de unas cuantas copas de Europa y tres entorchados de UEFA. Un duelo que comenzará en la grada, con himnos legendarios, cuyo estadio de Basilea será testigo privilegiado.

El curso pasado fue el equipo que más dinero ganó en la historia de la segunda competición europea, acercándose a los 20 millones de euros. Este año, con su paso por la fase de grupos de la Champions, es posible que dicha cantidad se incremente, dependiendo si acaba ganando finalmente la copa. Los números están por ver, pero todo indica que los beneficios de jugar en Europa son importantes, y aportan mucho a dicho modelo de éxito. Por si fuese poco, el Sevilla FC lleva casi doce temporadas consecutivas clasificándose en las competiciones del viejo continente, lo que hace que su progresión sea continuada en el tiempo, y se curta en batallas insoñables hasta hace una década.

Es como la película ‘Atrapados en el tiempo’, un día de la marmota que el sevillismo desea que continúe repitiéndose durante toda la eternidad, aunque para otros sea la peor pesadilla de sus vidas.


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