Revista En Femenino

Una vida sin violencia: sin despatriarcalización no hay solución

Publicado el 28 abril 2010 por Daniela @lasdiosas

UNA VIDA SIN VIOLENCIA: SIN DESPATRIARCALIZACIÓN, NO HAY SOLUCIÓN.

VICTORIA ALDUNATE MORALES, memoria feminista, feministas autónomas:


Somos memoria feminista, feministas autónomas. Hemos hecho alianza en distintos momentos con diversos grupos, en violencia. Con el Colectivo Las Kallejeras de muralistas, que se ha formado a partir de la primera acogida en una institución* donde algunas feministas trabajamos durante 3 años en primera acogida a mujeres por violencia desde un enfoque feminista, no de género. También la memoria ha hecho alianza con el grupo de teatro feminista Katalejo, con La Kuneta de la población La Victoria, con colectivas de lesbianas feministas y las compañeras que han visto en esta intervención teatral que dio inicio a mi exposición son parte del grupo y del activismo callejero de la colectiva memoria feminista. Esto también es trabajo contra la violencia estructural hacia las mujeres. Nos parece fundamental intervenir el espacio callejero, por eso colocamos esta exposición que ven, los lienzos, todo eso siempre está en la calle, en el centro de Santiago que los ricos de los barrios “de arriba” no conocen, pero donde caminan siempre las mujeres y hombres de nuestras poblaciones.


También a la calle, cuando podemos llevamos a la Memoria es esta mujer que nos acompaña desde fines de los años 90s, construida por muchas manos feministas de distintas colectivas a partir de los rostros de las detenidas desaparecidas y de las ejecutadas políticas de la violencia política de la dictadura militar. La Memo, como la llamamos cariñosamente, ha envejecido. Antes tenía ruedas y corría por las calles, ahora nos cuesta transportarla y está como están los Derechos Humanos en Chile, alicaída y sin justicia.
En lo personal, también soy parte del feminismo comunitario de Bolivia donde he sido acogida y allá también hemos recomenzado el último tiempo a intervenir la calle mostrando que la violencia es mucho más que golpes.

Nosotras cuando hablamos de estas intervenciones no estamos hablando de las intervenciones con las mujeres en su ámbito sólo íntimo o individual, aunque las individualidades son, creemos, muy importantes. Cuando hablamos de la violencia estamos hablando de la violencia estructural porque creemos que la violencia no es la excepción, si no la norma del patriarcado. Que es importante la denuncia feminista desde todas las categorías y conceptos que el feminismo ha elaborado en su larguísima historia. La violencia contra las mujeres es un hecho político por lo tanto la intervención individual, e incluso grupal, sólo en la consulta o el taller, se quedan cortas. La lucha contra la violencia hacia las mujeres no es un fragmento, es la lucha feminista. Así mismo, la postura y la acción política es parte del trabajo de autoconciencia de las mujeres.

El feminismo, según la definición de una compañera boliviana aymara, feminista lesbiana, Julieta Paredes, es la lucha de cualquier mujer en cualquier lugar del mundo, en cualquier tiempo de la historia, que resiste las opresiones del poder patriarcal. Y las sub-opresiones del poder patriarcal son el neoliberalismo, el capitalismo, el racismo, el colonialismo, el colonialismo interno. Por lo tanto, es imposible una vida sin violencia en el patriarcado… Siempre vemos estas consignas que ya comienzan a parecer lugares comunes: una vida sin violencia… pero ¿cómo? ¿cómo una vida sin violencia en el patriarcado? ¿cómo una vida sin violencia en el neoliberalismo?

Lo anterior no quiere decir que a nivel de individualidades no tengamos que trabajar nuestro colonialismo interno, al que me voy a referir más adelante. Pero quiero explicar también que cuando nosotras hablamos de intervenir el mundo desde el feminismo no estamos hablando de “enfoque de género”… y discúlpenme si muchas veces soy irónica con el “enfoque de género”. El enfoque de género entendido como un instrumento técnico es tremendamente patriarcal porque despolitiza el feminismo. El enfoque de género no es una cuestión de equidad de género o igualdad de oportunidades, una cuestión en la que da lo mismo ser mujer que hombre porque al final todos somos víctimas del patriarcado y entonces llegamos a algo así como “los ricos también lloran o los hombres también lloran”. No. No hay equidad de clase y tampoco de género. El enfoque feminista de género es una denuncia de la situación de las mujeres.

Denuncia a un sistema que subvalora a unas y sobrevalora a otros y que se sostiene sobre la esclavitud de la mitad del mundo, nosotras. Es una categoría y un concepto aplicable a cualquier proceso, que para que cumpla su función tiene que ser revolucionario, porque tiene que revolucionar el mundo, no hay posibilidad de una vida sin violencia para las mujeres sin abolir la división sexual del trabajo, que no implica sólo el trabajo concreto que crea plusvalía al patriarcado si no también el sostenimiento emocional, los cuidados impagos que entregamos las mujeres, y también el colonialismo interno del amor romántico y la sensación interna de “no ser nadie”, ninguneo interno -por así llamarlo-.

Todo esto no quiere decir que las feministas no debemos enamorarnos. Nos enamoramos y mucho… y demasiado. Y tampoco esto quiere decir que queramos una vida aburrida, Emma Goldman lo decía: qué aburrida la liberación de la mujer. En lo personal estoy de acuerdo en que cuando se vacían de contenidos las ideas feministas, cuando se cooptan, la “liberación de la mujer”, se transforma en lo que critica Emma Goldman. La liberación de la mujer es una más -en este caso- de las resistencias que robó el patriarcado. En un tiempo se llamaba MED (Mujer en Desarrollo), en los años 40s. Estas son las trampitas, son los lenguajes institucionales que nos pone el sistema capitalista implantado por el patriarcado. Porque el capitalismo y el capital son de los mejores hijos pródigos del patriarcado, pero el patriarcado es antes y es el creador de todas estas estrategias: neoliberalismo, imperialismo, racismo, machismo… Cuando el capital nos habla de MED y nos dice: Mujer en Desarrollo nos está diciendo: “inclusión de las mujeres al sistema”.

Y estamos incluidas hace rato, por eso es que estamos en las maquilas trabajando, en el trabajo llamado “flexible” sin seguridad social. Y es por eso que las mujeres europeas, feministas y no feministas, pueden profitar de las cosas que las mujeres chinas, japonesas, latinoamericanas, indias, hacen por medio dólar de salario al día. Es decir, que las mujeres estamos incluidas hace rato en el sistema.

Luego esto se llamó GED (Género en Desarrollo) y junto con eso se armó esta historia del enfoque de género como un instrumento técnico aplicable por el cual hasta el Banco Mundial tiene enfoque de género, lo que no sólo es rarísimo si no cínico, ya que las medidas económicas de ese banco son las que producen la pobreza de las mujeres en el mundo, que somos las más pobres de los pobres y la mano de obra más barata que la barata.

  • Ponencia completa:

http://docs.google.com/View?id=dggvxhqd_937g96rhcc6

Por Victoria Aldunate Morales


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