Revista Salud y Bienestar

Unos kilitos de más

Por Saludconcosas @manyez
Unos kilitos de más

La obesidad en los países avanzados es un grave problema de salud, además de un elemento que pone en peligro la sostenibilidad del sistema sanitario. Hace unos días, Simon Stevens (jefazo del NHS) dio un paso más en la estrategia del NHS para combatir la obesidad al proponer que los profesionales sanitarios del NHS tengan planes específicos para perder peso. El objetivo primordial: dar ejemplo a los ciudadanos.Aunque no hay una estrategia clara todavía, Stevens avanzó algunas ideas como la puesta en marcha de gimnasios en los centros sanitarios (o en los alrededores) para su uso por los profesionales, promoción del uso de bicicletas (construcción de carriles-bici en los accesos a los centros sanitarios), exigir la retirada de los establecimientos de comida rápida de los centros sanitarios (como aquella mítica hamburguesa de la paz), etc. ¿Y qué se consigue con estas medidas?Además de tener a unos profesionales más sanos, es evidente que la imagen que se da al ciudadano a la hora de ofrecer consejos para perder peso sale más reforzada. Joyce Ho se lo preguntaba hace unos años en el blog Kevin MD: Would you accept obesity advice from a fat doctor? Es decir, ¿debemos predicar con el ejemplo? ¿Los profesionales sanitarios con algún kilito de más deben dar consejos para perder peso? La evidencia es clara al respecto. En un estudio publicado en la revista Obesity y titulado "Impact of Physician BMI on Obesity Care and Beliefs" se entrevistó a 500 médicos de primaria con el objetivo de conocer como afectaba su índice de masa corporal en su actitud ante un paciente obeso. Además de otros resultados, hay uno que destaca especialmente: los profesionales suelen calificar como obeso al paciente cuyo peso es superior al del propio profesional. De hecho, los profesionales con un IMC normal tenían una mayor probabilidad de ofrecer estrategias de reducción de peso frente a los médicos con mayor IMC.Pero, ¿y la imagen? En otro estudio, publicado en International Journal of Obesity ("The effect of physicians’ body weight on patient attitudes: implications for physician selection, trust and adherence to medical advice") se entrevistó a 358 pacientes. En este caso, los resultados mostraron que los pacientes (independientemente de su propio peso) desconfiaban de los médicos con sobrepeso, siendo su consejo médico menos fiable que el de otros médicos con peso normal. En resumen, que la efectividad del consejo médico depende del peso del profesional.Curiosamente, Francois Fouin (un médico retirado) publicó en julio de 2013 una carta en el BMJ con un título que buscaba la polémica: "It's time to ban obesity in NHS employees". En los pocos párrafos del texto, Fouin llegaba a proponer una nueva norma de selección de profesionales que limitara el acceso al NHS de las personas cuyo peso sobrepasara en un 10% el peso promedio (con excepciones). La carta recibió más de 15 respuestas, y aunque la mayoría coincidía con el autor en apuntar a la obesidad como un gran problema de salud, pocas respuestas apoyaban su propuesta. Además del factor de la discriminación, algunas respuestas recordaban que los profesionales sanitarios son humanos y no autómatas, y que el objetivo principal de su trabajo es ofrecer los mejores cuidados al paciente y no tener un cuerpo perfecto. De hecho, ¿es peor profesional el que tiene sobrepeso? Por supuesto que no, pero como os podéis imaginar, el debate fue tenso.

¿Y qué podemos hacer? Lo primero es crear campañas internas de promoción del ejercicio físico, prohibir la comida rápida dentro de los centros sanitarios, promover los hábitos saludables (el menú con menos calorías puede ser más barato, gimnasio subvencionado, estrategias de promoción del ejercicio como el Club del Paseo) e incluso incentivar con premios ciertos comportamientos saludables mediante programas de gamificación.

Pero, ¿y la visión del paciente? ¿Como cambiar su percepción ante el consejo médico del profesional con sobrepeso? ¿Y ante el profesional que fuma en la puerta del centro sanitario y que en la consulta ha ordenado al paciente que deje de fumar? La separación entre la vida personal y la laboral del profesional sanitario es esencial y debe respetarse al máximo, pero quizás haya que reforzar determinadas habilidades comunicativas para reforzar el mensaje.Por cierto, esta misma entrada podía haber sido escrita hablando de profesionales sin sobrepeso que fuman o consumen drogas. En ningún momento hemos pretendido asociar obesidad con profesionalidad.



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