Revista Cultura y Ocio
Unos poemas de Guillermo Nadal, del poemario Zero summer
Publicado el 26 abril 2017 por David Pérez Vega @DavidPerezVeg
Guillermo Nadal (Palma, 1972) es doctor
en filosofía por la Universitat de les Illes Balears y hace unos años que
ejerce como profesor de literatura en distintos institutos de secundaria de la
isla. Sus poemas comenzaron a publicarse en varios números de la revista La
bolsa de pipas.
Guillermo Nadal acaba de publicar un poemario titulado Zero summer en la editorial Sloper. Dejo hoy aquí algunos de sus poemas:
Mira, vámonos, las espigas blancas ya brillan y parecen pinceles chinos que estaban ocultos en las mangas de los invisibles funcionarios de la noche.
La fresca tinta de la luna huele a hierba.
No, no quiero que inspiremos a nadie, narcotizados sobre un papel en blanco, corriendo sin salida por el pabellón de celdas de los caracteres de ningún lenguaje.
Leda guarda el fuego juntando las alas. Somos la aliteración del amor.
Así vibran las últimas palabras del dios en sus plumas.
Per tactum intrinsecum el amor es el único lugar donde las palabras pueden tocarse.
Los niños ya han salido de la escuela hacia el futuro haciendo mucho ruido con sus trolleys, una gaviota acaba de volver de allí muda y con una mancha negra en las grandes cuchillas de sus alas. Seguimos hablando mientras por tu espalda veo acercarse suavemente a la noche parpadeando despacio, como agradeciendo nuestras palabras. Todavía vas con el uniforme del colegio puesto, pero dile al oído lo que le sucederá
al toffee del futuro en la lengua del origen.
Guillermo Nadal acaba de publicar un poemario titulado Zero summer en la editorial Sloper. Dejo hoy aquí algunos de sus poemas:
Mira, vámonos, las espigas blancas ya brillan y parecen pinceles chinos que estaban ocultos en las mangas de los invisibles funcionarios de la noche.
La fresca tinta de la luna huele a hierba.
No, no quiero que inspiremos a nadie, narcotizados sobre un papel en blanco, corriendo sin salida por el pabellón de celdas de los caracteres de ningún lenguaje.
Leda guarda el fuego juntando las alas. Somos la aliteración del amor.
Así vibran las últimas palabras del dios en sus plumas.
Per tactum intrinsecum el amor es el único lugar donde las palabras pueden tocarse.
Los niños ya han salido de la escuela hacia el futuro haciendo mucho ruido con sus trolleys, una gaviota acaba de volver de allí muda y con una mancha negra en las grandes cuchillas de sus alas. Seguimos hablando mientras por tu espalda veo acercarse suavemente a la noche parpadeando despacio, como agradeciendo nuestras palabras. Todavía vas con el uniforme del colegio puesto, pero dile al oído lo que le sucederá
al toffee del futuro en la lengua del origen.