Revista Diario

Urgencias, risas y ancianos

Por Jmsalas @drjmsalas

ancianos_beso

Nos avisan por la clásica dificultad respiratoria de la madrugada.
Sus hijos nunca llegaron. Y unos muñecos de peluche son su compañía.
Él sentado en un sillón, mal regalo de un ictus.
Ella con problemas para la deambulación, fruto de una enfermedad degenerativa.
Da igual el motivo del aviso, da igual la gravedad. La anciana nos recibe con una sonrisa.
En esta ocasión no parece nada serio, en dos minutos podemos terminar este aviso. Pero decidimos darles un tiempo y aunque llamamos al 112 y nos quedamos libres, permanecemos un poco más en aquel domicilio.
Esta entrañable pareja nos cautiva, nos trasmite, nos enseña.
Conozco la magia de los años. Y que las arrugas tienen mucho que contar, más que algunos reeditados libros de urgencias.
En esta ocasión me acompaña una residente de medicina de familia, que soluciona perfectamente el motivo del aviso. Yo simplemente, intento hacerme invisible y le dejo su espacio.
No le voy a enseñar como tratar una infección respiratoria, ella ya lo sabe con creces. Simplemente intento mostrarle aquello que no suele estar escrito en los libros.
Que aprenda las limitaciones de cualquier pastilla, y que entienda que a veces dedicarles un tiempo a nuestros pacientes es el mejor regalo que les podemos hacer para preservar su salud.
Es importante que las nuevas generaciones, aprendan a tratar a los pacientes y no solo a sus enfermedades.
La risa es parte de cualquier terapia y la soledad suele ser un terrible enemigo para la salud de nuestros ancianos.
Este aviso terminó compartiendo unas risas junto a unos desconocidos ancianos.
Algunos pensarán que esa noche perdimos unos minutos de almohada.
Otros, que tal vez ganamos un poco de aire para seguir trabajando en las urgencias de la calle.
Otra noche de insomnio, otro post Con Tinta de Médico.

J.M. Salas


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