Revista Ciencia

Usan por primera vez con exito un corazon artificial portatil.

Por Jguerra
(Los acentos fueron obviados por cuestiones tecnicas)
Hace exactamente 104 dias, Carlos Santillan burlo a la rueda de la fortuna.
Usan por primera vez con exito un corazon artificial portatil.Carlos Santillan, rodeado de los doctores Favaloro, Bertolotti y Peradejordi.
Foto: Emiliano Lasalvia
Despues de estar internado desde el 3 de julio, al borde de la muerte por una insuficiencia cardiaca que le habia provocado hipertension pulmonar, falla renal y hepatica, desnutricion y perdida de masa muscular, esa mañana un equipo de la Fundacion Favaloro le implanto un corazon artificial portatil.
"Estaba muy mal, ya no podia caminar, tenia mucha retencion de liquidos y dependia de drogas que hacian latir su corazon -explica el doctor Roberto Favaloro, que lidero la intervencion-. Pero ademas, como tenia hipertension pulmonar, no era candidato para un trasplante, porque los corazones de donantes no estan preparados para bombear sangre con presion alta."
Segun el especialista, habia dos alternativas: o se intentaba un trasplante cardiopulmonar en block (para el que no abundan los organos)... o se lo mandaba a la casa con lo que se conoce como "tratamiento compasivo".
A Carlos, que actualmente tiene 32 años y dos hijos (Agustin, de 14, y Aylen, que cumple 10 el proximo sabado), la insuficiencia cardiaca le habia aparecido por causa desconocida. Recolector de residuos y aficionado al boxeo, hace cuatro años empezo a notar que se cansaba mas de la cuenta.
"Llegaba a casa, me iba a practicar y sentia que el cuerpo no me daba -cuenta, mientras se oye el incesante soplido ritmico del dispositivo que asiste a su corazon-. Ahi empece a sentirme mal y me hice un chequeo general pensando que estaba anemico. Fui a varios cardiologos hasta que llegue a una doctora de la obra social de camioneros, Cecilia Cassano, que estuvo siempre, en las buenas y en las malas. Gracias a ella estoy aca, porque hizo todo lo posible para que siguiera adelante."
"Al final, tuvo una neumonia -recuerda su mujer, Patricia-. Llego una noche en que la doctora me miro y me dijo: «Esta muy mal»."
"Era una miocardiopatia idiopatica [sin causa conocida], una condicion que se presenta con mas frecuencia en pacientes de entre 15 y 45 años -explica Favaloro-. Y ya habia informes de otros centros de que al descomprimir el ventriculo izquierdo con el tiempo baja la presion pulmonar."
El dispositivo mecanico, de origen aleman, opera como una bomba que impulsa la sangre del ventriculo izquierdo a la aorta. Al caer la presion "de llenado" del corazon, baja tambien la presion en el circuito pulmonar.
"Es lo que ocurrio en este caso -dice el doctor Alejandro Bertolotti-: ya esta practicamente en valores normales. Asi, abrimos la posibilidad de que sea candidato para un trasplante. Ahora si podemos ofrecerle un tratamiento definitivo."
En plena rehabilitacion y alojado junto con su familia en un departamento que le proveyo la obra social, a menos de dos cuadras de la Fundacion, Carlos puede deambular por el barrio, hacer las compras, e incluso trasladarse a visitar a familiares o amigos, gracias a que el dispositivo tiene una autonomia de seis horas.
"Estaba muy desnutrido, habia perdido mucha masa muscular, pero ahora la esta recuperando", dice Bertolotti.
Y subraya la doctora Margarita Peradejordi: "Se entrena en la cinta mejor que nosotros".
Pero si esta tecnologia desconcierta, pronto, anticipan los especialistas, llegaran dispositivos totalmente implantables. "Esto es el futuro -afirma Favaloro-. Porque nos da la ventaja de que podemos esperar. Y en lugar de trasplantar un corazon «limitrofe», nos da tiempo para aguardar el mejor organo."
Carlos sonrie. Ahora tiene un futuro y no quiere olvidarse de agradecer. "Ahora me siento bien -dice-. En todo sentido. Gracias a ellos, a los cirujanos, a los kinesiologos Zoraya Kerbage y Daniel Flores, a mi cardiologa del hospital Rivadavia, Cecilia Cassano, al personal de limpieza, a las enfermeras, a la obra social... Fue todo espectacular.".
Por Nora Bär.
Fuente: La Nacion

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