Va usted a pensar, eximio y amable lector, que servidor es un chuflas –que lo es- o que está como las maracas de Machín –que… por temporadas-, pero es que a servidor se lo ponen muy a huevo. Pareciera que el universo entero conspira –ya lo dijo alguien- para contribuir a mi regocijo e hilaridad. Vamos a ello.
Resulta que una devota iglesia evangélica brasileña aconseja a sus fieles (igualmente devotos, evangélicos y brasileños) que no se les ocurra usar ningún dispositivo USB en sus ordenadores, equipos hi-fi o de lo que sea. ¡Porque la salvación de sus almas corre peligro!
¿Acaso está prohibido el USB en la Biblia, en la declaración de fe de Augsburgo, en el manual del devoto evangélico? Nada de eso.
¿Es que, quizá, el dispositivo produce daños cerebrales, corporales o espirituales de tamaña consideración que, a su lado, la ingestión de hostias caducadas sea una intoxicación de la Srta. Pepis? Qué va.
Es que esa luminaria, esa mente preclara, esa maravilla del pensamiento puro que debe ser el pastor de dicha iglesia evangélica brasileña ha visto pestilencias satánicas y/o satanistas en el simbolito del USB, que, para el eximio pastor Saldanha Soldador –así se llama- no es más que una representación del tridente con que Simón Pelapapas, alias el demonio, Pedro Botero, Satanás, Satán, Lucifer y sus mil nombres, empala y tortura a sus víctimas, especialmente si son devotas, evangélicas y brasileñas.
De manera que mucho ojo cuando metan el USB en su ordenador, no vaya a ser que les pase lo que sea.
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