Revista Cultura y Ocio

Utrera: Consolación, arte, mostachones, flamenco...y Bambino, eterno Bambino.

Publicado el 30 agosto 2013 por Manuel Lombo @manuellombo

Utrera: Consolación, arte, mostachones, flamenco...y Bambino, eterno Bambino.

Foto colgada por Manuel en @manuellombo

El próximo Sábado 31 de Agosto se despide de Andalucía el espectáculo “Azabache, 20 años” y lo hace en Utrera, esa Utrera considerada una de las cunas del flamenco, “Bien de interés cultural” en calidad de “Conjunto Histórico – Artístico” con lugares tan maravillosos y emblemáticos como el Santuario de la Virgen de Consolación (impresionante colección de exvotos la que conservan en su interior, con “lagarto” incluído) cuya romería llegó a ser tan popular como lo es en la actualidad la del Rocío y en la que ha llegado a participar Manuel.
Hablando de él y de la Virgen de Consolación, el pasado mes de Diciembre, el día 21 más exactamente tuvo lugar un muy especialísimo concierto: el de “Cante, Incienso y Mirra”. Especialísimo por todo: por el repertorio, el marco incomparable, la fecha, el momento en que Manuel prendió la vela que conmemoraba el comienzo del Año de la Fé y ese otro inolvidable cuando interpretó “La Salve” desde el camarín de la Virgen, de cara a Ella, momento en que la emoción embargó a todos los allí presentes y a él mismo…

Utrera: Consolación, arte, mostachones, flamenco...y Bambino, eterno Bambino.

Momento en que Manuel le dedicó la "Salve" a Nuestra Señora de Consolación


Pero seguimos mencionando a Utrera, cuna de tantos artistas como fueron los hermanos Alvarez – Quintero, Fernanda y Bernarda, Enrique y Tate Montoya, Gaspar de Utrera…inspiración para muchos otros como fue el caso de Manuel Pareja Obregón:
“Y por quererte quisiera,
Y por quererte quisiera,
Un angel sobre tu cama
Para que te protegiera.
Y por quererte quisiera,
Y por quererte quisiera,
La corona de la Virgen
De Consolación de Utrera.”

Y por supuesto, uno al que no podemos olvidar: Miguel Vargas Jiménez, “Bambino”.
Bambino, ese gitano de Utrera que revolucionó el mundo de la música durante aproximadamente 30 años y de ahí en adelante, con una forma de interpretar absolutamente personalísima, desgarrada, imposible de dejar indiferente a nadie.
Utrera: Consolación, arte, mostachones, flamenco...y Bambino, eterno Bambino.Miguel como hemos dicho, nació en Utrera, hijo de Manuel Vargas Torres El Chamona y de la bailaora Francisca Jiménez Ramírez La Frasquita, tuvo dos hermanos: María y Diego. Realizó sus estudios en el Colegio Salesiano y aprendió la profesión de barbero de la mano de su padre, tras abandonar los estudios.
Pero Miguel gustaba de cantar, y lo hacía siempre que tenía oportunidad en las fiestas familiares, en tablaos, en la finca “El Toruño” de los Guardiola…eso sí, sin que nadie sospechara jamás que podría dedicarse a ello profesionalmente, ni siquiera su madre llegó a imaginar que su hijo sería artista tal y como reconoció en alguna ocasión, debido a su carácter tímido, retraído, inadvertido (decían los amigos que por darle vergüenza, le daba vergüenza hasta fumar) que no quitaba para que también fuera vivaracho, inquieto, alegre, bueno…todo un poliedro, de tantos lados como tenía. Pero Miguel sintió que aquello era lo suyo, que valía para cantar y que podía ganarse así la vida.
Actuaba siempre que tenía ocasión: en las casetas de la feria de Sevilla…hasta que Gitanillo de Triana lo contrató para la “Venta de Antequera”, lugar emblemático donde estaban la Paquera de Jerez, El Lebrinajo, Chano Lobato…no fue hasta mediados de 1961 que Bambino actuó allí de manera estable. Fue tal el éxito cosechado, que Gitanillo le ofreció la posibilidad de ir a Madrid, al recientemente estrenado tablao de su suegra Pastora Imperio, “El Duende”. Allí acudió y allí volvió tras año y medio realizando el servicio militar en Jerez de la Frontera. Vuelve, pero no como artista principal, sino cantando para el baile.
Su paso por “El Duende” es una magnífica escuela para él y allí tiene la oportunidad de coincidir con artistas como Rocío Jurado quien dijo de él:
“Miguel era un tío fantástico, muy espigado y muy delgado, moreno, con una alegría de vivir tan grande, tan simpático y tan bromista…”

Utrera: Consolación, arte, mostachones, flamenco...y Bambino, eterno Bambino.
y es precisamente ese carácter bromista el que le hizo apodarla “La Cateta de Chipiona” o el que dio lugar a que Rocío le pegara una patada en la espinilla cuando, bromeando delante de los compañeros, buscando apurarla, intentó darle un beso en la boca (tal y como contamos en el post dedicado a la Chipionera).
De “El Duende” pasó a otro conocidísimo tablao de la época en Madrid, propiedad de Manolo Caracol: “Los Canasteros”, aquí ya sí, como protagonista. Le siguieron: “Las Cuevas de Nerja”, “Torres Bermejas” (donde cerraba el espectáculo junto a la “Paquera de Jerez”)…
Participó también en algunos espectáculos llevados a cabo en el Price, Teatro Calderón…pero pronto descubrió que su publico se encontraba en locales más pequeños, recogidos y menos fríos que un teatro: salas de fiestas, tablaos…y a ello se dedicó en cuerpo y alma, como todo lo que hizo en su vida, sin medida…Las giras eran agotadoras, kilómetros y kilómetros recorriendo toda la geografía española (alguna incursión en el extranjero también hubo: Caracas, Londres…) de sala en sala, entregándose completamente encima del escenario, terminando sus actuaciones a capela, dejándose la piel, la garganta, la vida sobre el escenario…y fuera de él, después de las funciones, en esas fiestas interminables, en las que gustaba de invitar a todo el mundo, en las que se conformaba con palabras halagadoras, con las valoraciones de la gente impresionada por su arte y personalidad…desoyendo los consejos de quienes bien le querían y pedían se moderase un poco, ahorrase, se cuidase. Incluyendo a su médico, que le indicó debería bajar el ritmo de trabajo, tener más en cuenta a su garganta, porque a ese nivel no le iba a durar mucho (triste presagio que acabó cumpliéndose) Pero Bambino no podía parar, estaba haciendo ricos a muchos empresarios y Miguel, ese Miguel alegre, simpático, despreocupado, bromista…tampoco. Daba la impresión de querer beberse la vida de un trago, de querer ahogar en risas, buenos ratos…una honda pena que acababa saliendo a la luz, que le daba esa imagen melancólica y triste que tanto contrastaba con la alegría de las bulerías y rumbas que tan personalmente interpretaba y es que según indica Santiago González Sacristán en su libro “La fiesta infinita: Bambino (1940-1999)” Miguel arrastraba un dolor que lo acompañó toda su vida y fue el dolor del amor no correspondido, el del desengaño…Dice Santiago que Miguel tuvo una novia, Carmen, de la que estuvo profundamente enamorado y que lo dejó sin previa explicación mientras estuvo en Madrid, debido seguramente a lo poco que le gustaba la vida artística en la que se desenvolvía Miguel.
Este episodio de su vida le marcó hasta el final e hizo que se presentara con “la pena por bandera”, con la “alegría melancólica” o que fuera “portador de una aureola de sufrimiento.” como llegaron a decir de él. Se le llegó a presentar como el creador de “la rumba dramática.”
A nivel profesional era un modelo de artista. En palabras de uno de sus representantes, Luis Sanz:
“Jamás incumplió un contrato. Mientras otros figurones temblaban antes de salir a actuar, Bambino no, poseía una seguridad y un temple envidiables. Bambino hacía lo que sabía y ponía su esfuerzo en hacerlo bien.”

Pedro Gordillo, autor del tema “Resucité” dijo:
“Sobre todo, le importaban las letras y el contenido de las canciones; sólo aceptaba las que tuvieran profundidad y sentimiento. Y eso en un cantante no es habitual. Un placer trabajar con una figura de sus conocimientos y experiencias.”

Emilio Gallardo:
“¿El secreto de Miguel? Está en el mensaje, está en que canta como le sale del alma, lo canta “cuadrado” porque está interpretando algo…”

Y es que Miguel tenía obsesión en encontrar en los textos de las canciones, referencias a su propia vida, llevándole al punto de cambiar letras de canciones ya compuestas o de indicar a sus autores qué es lo que quería; contarles episodios de su vida para que los reflejasen en sus letras y así, tocarle tan profundamente en lo más hondo de su sentir que se rompiera y al hacerlo, transmitiera las canciones de la forma que lo hacía, “explicando las letras” porque eran sus vivencias, eran su vida.
Ejemplo de esto son las “Cantiñas de Utrera”. Tema realizado por los maestros Rafael de León y Juan Solano cumpliendo la promesa que le hicieran de componerle un tema dedicado a Utrera y acatando los requerimientos de Miguel: “maestro, usted hágame cositas que me duelan.” y que según indica el autor del libro anteriormente referenciado, bastaría cambiar el nombre de la gitana Rocío por el de Carmen. O el tema “¡Que trabajo cuesta!” de Francisco Martínez Moncada:
“¡Que trabajo cuesta aguantar la pena cuando se ha querido,
Caminar muy solo con tu cruz a cuestas
Y sentir la ausencia de este amor perdido!
¡Que trabajo cuesta!”

Innovador no sólo en la forma de interpretar la rumba y las bulerías sino que incluyó el bongó (o timbales) en el combo flamenco que le acompañaba, además del piano, aunque esto sucedió con posterioridad.
¿El origen de su nombre artístico? Hay diferentes versiones, unos dice que por la forma en que hacía la conocida canción de Renato Carosone, “Chiquillo”, otros que porque familiarmente se le llamaba “el niño” y como por aquel entonces había mucho gusto por lo italiano…a saber, el caso es que además de conocérsele por “el rey de la rumba” basta decir “Bambino” para que nuestra cabeza evoque tantos y tan inolvidables temas como:
El poeta lloró (grabado en su primer disco)
Mi amigo
La pared
Pobre del pobre La luz de tus ojos grises
Payaso
Quiero
Compasión
Mi amor es mío
No me des guerra
Voy
Cuando nadie te quiera
Bravo
Tengo la experiencia…

En 1993 le llegó otra de las puntillas definitivas de su vida, tras la muerte de su padre, de su hermano Diego, le llegó la de su pilar, su bastión, aquella con quien compartía su vida una vez que volvió a Utrera, su madre, doña “Frasquita”.
“Al perder a mi familia me hundí, me quedé vacio…” reconoció en un momento determinado.
Y a partir de entonces, se encerró en esa casa que comprara para su madre, enfermo, esperando y agradeciendo la visita de todo aquel amigo que quisiera pasar un rato con él haciéndole compañía, hasta que su hermana decidió llevárselo a su casa para poder cuidarlo y fueron pasando los días y llegó un 5 de Mayo de 1999 cerca de las cinco de la tarde.

( A las cinco de la tarde,
Comenzaron los sones de bordón…
¡Ay, qué terribles cinco de la tarde!
¡Eran las cinco en todos los relojes!
¡Eran las cinco en sombra de la tarde! Que escribiera Federico García Lorca)
En ese momento, pidió a su hermana que se acercara y le musitó con la poquita voz que le quedaba a su maltrecha garganta: “Yo soy Bambino de Utrera y tú eres mi mujer.” y a sus 59 años partio definitivamente, a buscar el amor de esa familia que le faltaba porque tal y como dijo muchas veces: “El amor es lo más importante.”
El se marchó, pero físicamente, porque su legado, sus canciones, su manera de hacer están ahí, son innolvidables, atemporales, eternas. Y no sólo eso, han servido de estímulo e inspiración a tantos y tantos artistas entre los que por supuesto se encuentra Manuel quien le quisiera honrar tributo en su primer disco "Manuel Lombo" con el tema "Tengo la experiencia." o ese "Mi amigo" que siempre que tiene ocasión interpreta.



Pero es que además de Bambino, Utrera ha sido un importantísimo referente para Manuel, muestra de lo cual es el homenaje a sus distintos artistas que rindiera en el año 2011 en el concierto celebrado en Sevilla dentro del ciclo "Los Jueves Flamencos de Cajasol".

Así que por todo esto y por lo que veréis y disfrutaréis los que asistáis a la plaza de toros de Utrera el próximo Sábado...¡¡esperamos poder veros a todos alli en "Azabache, 20 años."!!
Utrera: Consolación, arte, mostachones, flamenco...y Bambino, eterno Bambino.
Por supuesto no podemos dejar de mencionar las fuentes de las que hemos bebido para poder llevar a cabo este post: Santiago González Sacristán y su libro "La fiesta infinita: Bambino (1940-1999); la página:

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