Revista Solidaridad

“Vacaciones en Paz”: acogiendo niños de Tinduf y el Sahara Occidental

Por Nosoloviajeros @nosoloviajeros

Campo de refugiados de Tinduf

Para muchos, la llegada de la estación estival es sinónimo de vacaciones: mar, montaña, avión, mochila, furgoneta, playa, camping, descanso, aventura, relax..... Sin embargo, existen otras alternativas para disfrutar, experimentar y, sobretodo, compartir un verano diferente apoyando, además, una buena causa como es la lucha del único pueblo árabe hispano-hablante, nuestro pueblo hermano"el Pueblo Saharaui”.

Cada verano, entre los meses de junio y julio, dependiendo de cada Comunidad Autónoma, llegan a España miles de niños y niñas saharauis (entre 8-12 años)  dentro de un maravilloso programa de acogida temporal que se llama Vacaciones en Paz”, una iniciativa solidaria que se lleva realizando con mucho éxito en algunas ciudades y pueblos españoles desde principios de los años 90.

Aún sorprende que en pleno 2012 todavía haya cientos de personas que desconozcan por completo la situación en la que viven los casi 300.000 refugiados saharauis (población que sigue creciendo a pesar de la planificación familiar ya que también hay muchos/as que después de haber estudiado y trabajado en otros países vuelven a su tierra) que malviven, a duras penas, dependiendo casi al 100% de la ayuda humanitaria internacional, bastante precaria en estos momentos debido a la crisis mundial que sufrimos todos, y con una dignidad envidiable.

Su vida transcurre en los campamentos de refugiados saharauis situados en  Tinduf, en el Suroeste de Argelia, concretamente en un inhóspito terreno que se conoce como hammada argelina, un reguero de arena y piedras donde el día a día es toda una prueba de supervivencia.

Los saharauis tuvieron que abandonar su añorado país el Sáhara Occidental, en 1975, tras la invasión de los ejércitos marroquí y mauritano y, en la actualidad, a pesar del reconocimiento de cientos de países como estado y decenas de acuerdos, que no terminan de cumplirse, continua ocupado ilegalmente por Marruecos a excepción de los llamados "territorios liberados" bajo el mando del RASD (República Árabe Saharaui Democrática) y el Frente Polisario (Movimiento de liberación nacional del Sahara Occidental).

Saharauis

Desde entonces, los  saharauis  con ayuda de ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) que proporcionó las características grandes tiendas de campaña y la colaboración y el trabajo, en comunidad, de todos los saharauis desplazados, se establecieron en el desierto argelino con sus haimas (tiendas de campaña) a las que fueron añadiendo pequeñas construcciones adosadas de adobe, en 4 grandes wilayas o provincias:  el Aiún, Smara, Auserd y  Dajla sin contar Rabuni, capital administrativa y política, y "el 27 febrero o 27" famoso, entre otras cosas,  por su exitosa "Escuela de Mujeres".

En cada una de ellas existen diferentes dairas (pueblos), entre 6 y 8 en cada una, aproximadamente, y allí soportando altas temperaturas tanto en verano (más de 50 grados) como en invierno (por asombroso que parezca hace muchísimo frío por las noches) e incluso esporádicas y fuertes lluvias que arrasan con lo que poco que tienen,  continúan a la espera de que de una vez por todas el “bubisher”, el pájaro que en la cultura saharaui es el mensajero de portar buenas noticias, traiga consigo, por fin, la celebración del “Referéndum de Autodeterminación” que llevan esperando desde hace más de 40 años.

Campamento de refugiados de Tinduf

Campamento de refugiados de Tinduf

A mediados de los años 80 en algunas comunidades autónomas como, la mía, Andalucía donde la vinculación y cercanía con el Sahara es muy fuerte, algunos partidos políticos y ongs, preocupados por la situación de desamparo y abandono en la que se encontraban los saharauis, empezaron a organizar viajes para conocer "in-situ" la problemática, el estado de la zona y  sus gentes.  Tiempo después, empezaron a organizarse diferentes campañas de movilización solidarias para recuperar la histórica amistad entre España y, lo que antiguamente fue el “Sáhara español” cuando fue colonia española. Entre ellas, estaba la acogida temporal por parte de familias andaluzas (al principio era muy pequeño el número de niños y niñas que venían) durante un mes de verano.

Poco a poco, con empeño, insistencia y la respuesta inmediata de ciudadanos anónimos, se fueron creando diferentes asociaciones de ayuda al pueblo saharaui aquí y en otras comunidades autónomas como Castilla la Mancha, Cataluña, Extremadura o Madrid, se consiguió respaldo y ayuda de algunos organismos oficiales tales como ayuntamientos locales , diputaciones provinciales, etc.  y, a través de estas asociaciones y en  estrecha colaboración con la Delegación Saharaui en España y diferentes comités saharauis de los propios campamentos, empezó a gestarse con éxito lo que hoy conocemos como "Vacaciones en Paz".

Uno de los principales objetivos de esta campaña es distanciarles, temporalmente, de la permanentes y constantes tensiones que sufren como víctimas del conflicto armado y su condición de refugiados, con todo lo que ello supone incluyendo las extremas condiciones climatológicas en verano, así como concienciar a todo nuestro círculo familiar y de amistad de su difícil situación, animarles a que se impliquen con esta y otras tantas causas justas repartidas en diferentes lugares del planeta, valorar lo privilegiados que somos, respetar otros pueblos y culturas y, en gran parte, contagiar y transmitir el espíritu de lucha y esperanza del pueblo saharaui, reflejado en cada uno de estos niños y niñas que, a pesar de su corta edad, son capaces de alejarse de sus familias, aventurarse en un país nuevo, una sociedad distinta y convivir con personas que desconocen porque saben que es una ocasión única de disfrutar de unas vacaciones y, ante todo, de hacer visible la voz de su pueblo.

Lógicamente, estos 2 meses de vacaciones en nuestro país facilitan el poder llevar una mejor alimentación (pescado, fruta, verduras prácticamente inexistentes en su dieta diaria) de manera que se recargan de reservas y energía para sobrellevar los siguientes meses del año mucho mejor, una asistencia sanitaria o tratamiento médico más específico de los que allí no disponen, practicar el español que estudian en la escuela o con sus padres y hermanos desde pequeñitos y una oportunidad de conocer como es la vida en los países desarrollados y más, en concreto, en España de la que tanto se escucha hablar en los campamentos, etc.

Sahara asociación

Hay quien piensa que se necesita tener un "cierto nivel económico" para poder acoger un niño o niña saharaui pero la realidad es que se da la circunstancia de que la mayoría de las familias que acogemos solemos ser trabajadores de clase media pero con un gran corazón, dispuestos a compartir todo lo que tenemos, enseñarles, aprender muchísimo con ellos/as sobre su familia, su pueblo, darles nuestro tiempo, dedicación y cariño así como proporcionarles todo cuanto esté en nuestras manos y alcance, una vez regresen de nuevo a sus casas.  Para ellos todo es nuevo así que con imaginación,  entrega y muchísima paciencia cualquier acto cotidiano para nosotros será toda una aventura y descubrimiento para ellos.

Por suerte, la mayoría de las asociaciones suelen costear el billete de avión de los pequeños/as (ida y vuelta) pero este año, la difícil situación económica, la falta de socios y, sobretodo, la escasez de ayuda por parte de administraciones públicas, ha provocado que muchas familias hayan tenido que aportar parte del importe del billete para impedir que los niños y niñas se quedaran sin poder venir.  Una vez aquí, tienen asistencia sanitaria gratuita y, gracias a la colaboración desinteresada de algunos dentistas, oftalmólogos y ópticos, también tienen estos servicios cubiertos sin coste alguno.

En mi caso, tuve la suerte de acercarme al "Pueblo Saharaui" cuando tan sólo tenía 13 años (ya han pasado casi 20)  desde que diferentes miembros de mi familia y también amigos, acogieran por primera vez niños y niñas saharauis en mi pueblo.  A partir de ese momento, no se ha parado de organizar diferentes campañas de sensibilización con el Pueblo Saharaui, actos solidarios, campañas de recogida de alimentos, material escolar o sanitario y nuestros veranos han estado marcados siempre por la llegada de estos "pequeños embajadores de resistencia saharauis" . Cuando acoges, se crea una estrecha y profunda conexión con ellos y con sus familias porque no sólo estableces un vinculo especial con el niño o niña que viene a tu casa sino con toda su familia ya que ahora forman parte de la tuya y viceversa.

Una relación que se cuida y mantiene viva a través del envío de cartas, paquetes, llamadas telefónicas, ahora casi todas las familias o vecinos tienen un tlf móvil, y también con las “visitas a los campamentos” en algunos de los viajes anuales que la Delegación Saharaui en España organiza en varias fechas: Puente de Diciembre, Fin de Año, Semana Santa y para elFisahara, el Festival de Cine del Sahara que se celebra la primera semana de mayo.

Ahora, viviendo en Madrid, estamos disfrutando de la compañía de la pequeña Fatma que tiene 9 añitos y es la primera vez que sale del pueblo de Hagunia (Campamento de El Aiún). Hace justo un mes que llegó y todo lo que ha aprendido en este tiempo no deja de sorprendernos es increíble la facilidad de aprendizaje, fluidez y adaptación que, en general, tienen estos niños. Aún recuerdo la noche en la que llegó, no sabíamos si sería niño o niña y allí estaba ella esperándonos, expectante, tímida pero muy sonriente.

Justó ayer recordábamos, entre risas, la primera ducha. Ella apenas hablaba español pero había una palabra que se había aprendiendo o le habían enseñado muy bien “jamón” y veréis por qué lo cuento. No sé el tiempo que estuvo cantando, bailando y jugueteando con el agua porque, a todos/as, les encanta el agua, quizás porque allí es un bien que cuidan como el oro, y sino fuera porque viven en el desierto diría que los saharauis son hijos del mar.  Sin embargo cuando pronuncié la palabra “jabón” su cara de asombro, ese intenso respiro y su vocecita al grito de “jamón no jamón no”  me hicieron recordar la importancia del saber escuchar, el lenguaje gestual, el transmitir confianza y manifestar respeto. Tardé sólo unos segundos en hacerle entender que sólo quería ponerle un poquito de jabón en la esponja para lavarla y que no había ni habría jamón por ninguna parte ni ahora ni en ningún momento. Recordemos que son musulmanes y, en general, aunque sean pequeñitos se lo toman muy en serio al igual que sus momentos para el rezo en los que hay que dejarles su espacio e intimidad o el dar limosna (Fatma se empeña en regalar moneditas a todas las personas que encontramos pidiendo en la calle).

Sahara libre

Podría estar escribiendo sin parar sobre mi experiencia con Fatma e incluso con niñas que también llevo en mi corazón como Gueila, Gali, Aichatu o Maila pero necesitaría horas para tratar de expresar, transmitir o describir como es nuestro día a día.  Es una niña llena de vida, despierta, cariñosa, con una personalidad bastante fuerte,  con genio, independiente, la mayoría lo son y al principio se hace duro el conseguir que te escuchen y te hagan caso hasta que ambas partes encontramos el “equilibrio”, muy orgullosa de ser saharaui (para ella su tierra es lo más grande que hay), servicial (en casa participa en todas las tareas con iniciativa propia), le encanta compartir (todo, sea lo que sea si puede lo divide en trozos y lo reparte) y tremendamente agradecida con nosotros y las personas que han tenido algún gesto o detalle con ella.

En su caso,  al principio, suele costarle un poquito más relacionarse con el género masculino pero hay que entender que no está acostumbrada a ello y enseguida se da cuenta de que todos somos iguales.  Le encantan los bebés de hecho, los primeros días, iba repartiendo besos a todo el que veía para asombro de padres y madres y muestra mucho respeto hacia las personas mayores.

La próxima semana iremos al Zoo, nunca ha visto animales distintos al camello, la cabra, el perro, gato, serpiente o escorpión, y, en breve, a la playa para que disfrute de la inmensidad del mar.  Por cierto,  es tan cabezota que quiere llevarse unos patines de vuelta, dice que aunque la arena y las piedras no la dejarán patinar si que podrá hacerlo dentro de su haima. También quiere comprar 3 piscinas de plástico (grande, media y pequeña para ella, su hermana y su hermano) y que, cuando vayamos a visitarla en Semana Santa, nos quedemos con ella y su familia hasta el mes de junio para que podamos volver todos juntos a España…

Este año en muchas ciudades “Vacaciones en Paz” no ha podido realizarse y, en general, el número de niños y niñas que han venido ha disminuido drásticamente. De hecho en Madrid capital hasta el último momento se estuvieron buscando familias. Sería una pena que después de tantos años de esfuerzos y logros desapareciera esta enviadiable iniciativa pensando que, por ahora, es la única alternativa que tienen estos niños y niñas, se pasan todo el año estudiando y esforzándose en la escuela con la ilusión de poder venir a España, de salir y ver más allá de las fronteras de los campamentos de refugiados.

Ojalá, esta llamada llegue al corazón de otras muchas personas que se animen a pasar unas“Vacaciones en Paz”. Pueden ser familias con o sin hijos, no importa al igual que la edad, lo importante es que a las personas que acojan le gusten los niños/as. Confiemos pues en que para el próximo año, el número de hogares acogedores crezca así como el apoyo, ayuda y solidaridad con el ¡Sáhara libre! que ahora nos necesita más que nunca.

La pasión de los olvidados”
Alí Salem Iselmu (
Sáhara Occidental, 1969, Periodista)

Las paredes de adobe se reflejan  en la inmensidad del desierto.
Ellas cubren y guardan por mucho tiempo  el deseo reprimido de los muertos y vivos.
Se alzan en la memoria de los olvidados  que se enfilan hacia la razón,  en el tren de cada vuelta que da la vida.  
Huelen con pasión el perfume  del último vaso de agua.
Buscan en el brillo de cada estrella  el inicio y el fin de cada esperanza”

 

*Nota: Las fotos son de mi amiga Marisa Cerrato, coordinadora de la “Asociación de Ayuda al Pueblo Saharaui de Madrid” y de “Vacaciones en Paz” en Madrid (capital) y la niña sonriente custodiada por la bandera saharaui es Fatma. Si alguien está interesado en Vacaciones en Paz, sin importar el pueblo o la ciudad, puede escribir y dejar un mensaje con sus datos. Mi total agradecimiento también para Jon Sainz por abrir las puertas de “No sólo viajeros” alPueblo Saharaui.


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Por  Nafe Ismail
publicado el 01 abril a las 22:04

la mente de cada saharaui esta siempre en modanza

Por  Pilar Rodriguez Rios
publicado el 21 enero a las 13:43

Son como una lluvia torrencial....... y realmente cuando los disfrutas es cuando se han ido y te pones a pensar en la cantidad de cosas q has compartido y como has superado ciertas situaciones.

Por  Francisco Javier Feliu Toledano
publicado el 19 enero a las 18:26

@[655382181:2048:Cristina Molera], una idea excelente.

Por  Cristina Molera
publicado el 19 enero a las 18:25

Lo había leído, pero nunca está de mas volver a releerlo

Por  Francisco Javier Feliu Toledano
publicado el 19 enero a las 18:22

Excelente. Para despejar dudas y recelos.

Por  Gonzalo Moure Trenor
publicado el 19 enero a las 12:41

Fantástico post. A veces hay que volver al principio, explicarlo todo de nuevo, como tú lo has hecho. Gracias.