Revista En Femenino

Valentina

Por Mamacurra @MamaCurra
Valentina llegó a Miami desde Cuba hace ya 25 años. Dice que dejó atrás un marido cabreado y un país de mierda. Que lo único que echa de menos es a su madre y la alegría de la gente. Que allí los enseñan a menear el culo desde pequeños y no hacen falta grandes alegrías para ponerlo en marcha. 
- Ya desde bien temprano en la mañanita nos gusta moverlo, porque el meneito te despereza el alma, dice.
Valentina trabaja en el edificio en el que vivo limpiando el lobby o lo que le manden. Se ríe como una loca y grita mucho cuando habla porque dice que hay que animar el cuerpo a los de aquí, que no tienen sangre en las venas y al oír un grito se alborotan.

En seguida nos hicimos amigas. Me encanta cruzarme con ella y que me llame “la española", como las aceitunas, y que me cante:- La Habana es Cai con más negritos, Cai es La Habana con más salerooo

Algunas veces la he preguntado sobre como llegó a Miami y siempre me dice lo mismo:- Estas largas piernas que el Señor me dio me trajeron hasta acá. De sólo dos zancadas llegué a Los Estados Unidos, dice mientras se sube la falda para que las veas.Y girándose mostrando el culo continua la explicación.- Pero por si acaso, también me dio este enorme trasero que me pudiera hacer flotar en el océano en caso de necesitarlo.Y se ríe a carcajadas, enseñando su descuidada dentadura.
Trabaja 10 horas diarias de lunes a domingo para mantener a sus 4 sobrinos, a su madre y a algún familiar más que, como ella dice, le sacan la sangre con más descaro que una sanguijuela.
Vive en una casita pegada al aeropuerto con su novio y un montón de perros. Dice estar loca por ese hombre. Que cuando llega a casa en su coche, antes de bajarse, se acicala en el espejo interior cepillando su melena y pellizcando sus mejillas para que no se note el agotamiento que trae en el cuerpo. Y al bajarse, deja atrás la porquería que ha limpiado y comienza a menear la cadera para hacer una entrada triunfal. 
Él la espera con la cena en la mesa y cuando escucha su coche, sale a su encuentro agarrándola por la cintura mientras bailan. Así se saludan todas las noches.
Algunos días le cuesta disimular el cansancio, dice que los años pesan, pero que mientras mantengas alejadas a las penas y actúes siempre con el corazón, los males del cuerpo los cura el colorete, un buen ronsito y la mano de su amor. Sabia Valentina…

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