Revista Educación

Valores seguros

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Valores seguros

cortar uñasLa vida, que es muy cabrona ella, te quita en multitud de ocasiones valores que creías seguros. La juventud y la inmadurez que suele acompañarla se cura cuando vas viendo, a medida que pasan los años, como desaparecen, primero, amistades y entornos y, con el tiempo, personas que creías fundamentales, imprescindibles.

Ese amigo sin el cual no concebías la vida es apenas un recuerdo borroso. Ese novio que fue el centro de tu vida no es ahora, años después, más que una sonrisa o un gesto de disgusto, dependiendo de qué circunstancia te venga a la cabeza. Hasta la familia que en tus primeros años era el centro de tu universo se dispersa y la relación se transforma, en la mayoría de las ocasiones porque formas otra, solo o acompañado.

En el camino se deja, se cambia, se coge, se evita, se prefiere, se falla, se acierta, se llora y se ríe, pero creo que, por encima de todo, se aprende que no hay valores seguros excepto uno mismo. Sin la apuesta personal la evolución queda en manos de otros que, una vez más, no son valores seguros.

Y aunque parezca que esta entrada corresponde a una de esas páginas de autoayuda que nos dicen lo que ya sabemos, voy a demostrar al final lo poco dotada que estoy en ese sentido diciendo que en un par de días cumple años uno de los valores seguros de mi vida. Una inversión segura que, a pesar de cortarme las uñas tan rentes que me dolían, ha hecho mucho más llevaderos dolores muy superiores, dolores del alma.

Porque al final los valores seguros existen, aunque no siempre puedan tocarse.

Felicidades tía. Te quiero.


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