Revista Expatriados

Vamos al cole

Por Spanierin

Una vez os hablé un poco por encima del sistema educativo austriaco. Pues ya que nos encontramos en el paso de la guardería a primaria, os voy a contar un poco cómo funciona ese proceso.

En el mes de octubre recibimos por parte de la guardería la información relativa a la inscripción en el colegio, que consta de varias partes. Primero, tuvimos que concertar una cita con la directora del colegio del pueblo, con la intención de presentar al niño, entregar una serie de formularios y hablar unos diez minutos. Los formularios, si a alguien le interesa, ya nos los habían hecho llegar a través de la guardería, e incluyen cosas como nombre y apellidos, trabajo de los padres, datos de contacto evidentemente, consentimiento para darles una pastilla en el colegio en caso de catástrofe nuclear, lo típico. Esto último es cierto.

El siguiente paso tendrá lugar en el mes de febrero. En un determinado día, la guardería lleva a todos los niños mayores al colegio, y allí pasan alrededor de dos horas haciendo no sé exactamente qué en grupo. Y otro día distinto, por la tarde, tenemos que llevar los padres a los niños otra vez al colegio, siguiendo una lista que nos han ofrecido, a que hagan un test de forma individual que dura alrededor de cuarenta minutos.

Decidme lo que queráis, a mí ese test me parece una crueldad. No por las actividades que tienen que hacer en sí, ya que son cosas que se supone que tienen que saber antes de empezar el colegio, sino porque, en el fondo, sirve para descartar: aquellos que no cumplen con el estándar que se espera de ellos (en febrero, siete meses antes de empezar el colegio), se derivan a la Vorschule que ya os contaba en su día. Esa Vorschule se hace también en el mismo colegio y, en el caso de este pueblo, en la misma clase que el resto de niños, ya que no son tantos como para hacer una clase extra. Lo cual no está tan mal. Lo que me parece cruel es clasificar las aptitudes de esos niños tan pronto y ya con la idea de fondo de que algunos de ellos no van a lograr completar el primer curso, y por lo tanto necesitan un año extra. ¿Qué necesidad tienen niños de 6 años de demostrar cierto tipo de cosas? ¿No estamos aburridos de escuchar que cada niño aprende a su ritmo, que debemos dejarles tiempo... pero a la hora de entrar al colegio, o saben hacer algo o necesitan automáticamente otro año más?

En fin, no me quiero extender porque este tema me daría para una entrada entera, ya que yo personalmente tengo sentimientos encontrados respecto a este sistema.

Cómo se procede después de ese proceso es algo que os podré contar cuando superemos (o no) el "test de madurez" como lo hacen llamar.

Hay padres que deciden llevar a sus hijos a colegios privados o de integración; en cualquiera de esos casos, somos nosotros los que tenemos que informarnos con la suficiente antelación y contactar directamente con el susodicho colegio para seguir sus trámites. Recalco lo de la antelación, ya que determinados colegios tienen una muy larga lista de espera, y a veces hay que hacer la inscripción más de un año antes de que el niño vaya a empezar el primer curso.

En cualquiera de los casos, la directora del colegio nos dijo que normalmente los padres nos preocupamos por este proceso y por ese test bastante más de lo que realmente sería necesario. A lo mejor tiene razón. A Monete, por ahora, le importa bastante poco toda esta historia, así que lo único que nos queda por hacer es esperar...


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