Revista Cultura y Ocio

¡Vaya… sorpresa! Alberto Ayala, Rocky, Vaya Fauna y AlPerroVerde

Publicado el 06 agosto 2015 por Javier Ruiz Fernández @jaruiz_

Ayer cené con el ganador de la primera edición de Vaya Fauna: Alberto Ayala; también con su chica y con Rocky. Disfruté como un enano, me alegré muchísimo por ellos y compartí una noche genial con parte del equipo de AlPerroVerde, con los siete perros que, actualmente, la pareja ganadora tiene adoptados o en acogida y, también, con amigos y amigos de amigos.

La casualidad o el azar quisieron que yo conociese a Alberto hace ahora más de cuatro años debido a los problemas de agresividad que tenía mi perra; problemas que, sin su ayuda, nunca hubiéramos podido resolver. Poco a poco, me interesé por su trabajo como adiestrador y por la asociación y, hoy día, parte del tiempo libre del que dispongo lo dedico a colaborar con ellos en proyectos sociales con perros.

Alberto y Rocky (segunda actuación en Vaya Fauna)

Evidentemente, nada de esto cambia mi opinión sobre lo que estuve comentando en ¡Vaya fauna! (Cuestiones éticas a replantear) ni en Varias cuestiones más… pero creo que es básico poder dialogar, aprender y crecer como persona a través de las cosas que compartes y, por supuesto, de las que no compartes.

En la misma línea, considero que si hay un digno ganador de la primera edición de Vaya fauna ese es Alberto Ayala (aunque, a lo largo de los programas, se demostró que España mantiene un altísimo nivel en adiestramiento animal) y que el principal problema aquí ha sido la falta de un mensaje real a lo largo del programa, el uso de un animal salvaje para crear polémica y la ausencia de preparación de la mayoría de los miembros del jurado (sí, muy majos los Gemeliers, Soraya y la tal Yolanda Ramos, pero también una falta de consideración para aquellos que quieren aprender sobre comportamiento y trabajo con animales más allá del cliché).

Alberto y Rocky practicando discdog.

La audiencia, además, tampoco ha respondido adecuadamente. Los medios que hoy no lo afirman rotundamente, se preguntan si el share que no superó el 12,6% (que no han sido precisamente bajas tampoco) está relacionado con la campaña de desprestigio a raíz de la aparición de la osa Tima. Personalmente, confío en que los directivos de Telecinco hayan aprendido una valiosa lección y valoren un poco más la opinión del espectador medio.

Pero la cuestión real de este artículo es que sigo creyendo que la TV española necesita programas como Vaya fauna, pero bien llevados. Y es que si muchos de los que han criticado el programa sin visitarlo en primera persona, se acercasen a casos como el de Paco Lobo y Cleo, que nos permite ver cómo el juego puede ayudarnos a conectar con nuestro compañero, el de Sergio y Jarta, que demuestran de qué modo un perro de asistencia puede ser mucho más que una herramienta, o la calidad de la relación entre Carlos y el burro Caramelo o Javier y Simona (la vaca), y muchos otros, comprobarían que tenemos la suerte de contar con grandísimos profesionales con un aprecio enorme y un sentido del deber envidiable; y no puedo evitar pensar que, más pronto que tarde, eso terminaría por cambiar su punto de vista.

Porque lo peor que se puede hacer con un crimen es silenciarlo, pero Vaya fauna no es un crimen, sino un gran error que a mí me ha demostrado que tenía buen fondo. Porque debemos recordar que somos conocidos en el resto del mundo como maltratadores de animales, y la mejor pantalla que tenemos para cambiar esta realidad es la televisión y es Internet.

Por todo ello, yo quiero una segunda edición de este programa, y la quiero con casos reales, con historias que se impliquen con los animales que llenan las protectoras, con perros de terapia, con proyectos sociales, con formación y con un formato que no necesite animales salvajes para crear bombo publicitario y, sobre todo, que disfrute y se enorgullezca de poder ser la pantalla de uno de los problemas sociales más graves de nuestro país; y es que si hay algo que realmente espero es que los productores hayan comprobado que ese hype no era necesario, que nos gustan los animales (¡nos encantan, en realidad!) y queremos que sigan apareciendo en televisión, pero que lo hagan con trabajo en positivo, sin castigos, más allá de la imagen superficial que a menudo hemos visto, y buscando siempre la complicidad de la audiencia.

AlPerroVerde (logo)

Si quieres más información sobre el trabajo de AlPerroVerde visita su página web y su Facebook.

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Por cierto, sé que este artículo es muy políticamente incorrecto. Solo espero que sirva para plantearse algunas cuestiones más allá de seguir la corriente de la opinión popular (que, en este caso, creo que sí tiene buena parte de razón, todo sea dicho).


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