Vélez ganó por la mínima y se ilusiona

Vélez enfrentó al campeón defensor Santos mermado por las bajas de Ortiz, Tobio e Insua, pero sobreponiéndose a ellas con más naturalidad de la imaginada obtuvo una victoria por la mínima diferencia que le permite ilusionarse con arribar a las semifinales de la Copa Libertadores.

Lo hizo sin alcanzar lucidez, pero de forma justa y autoritaria, apoderándose de la iniciativa a lo largo de gran parte del encuentro y valiéndose de su convencimiento para mantener controlado al elenco brasileño e ir en busca del gol que le de tranquilidad.

Dejó en evidencia sus intenciones desde el inicio el once conducido por Ricardo Gareca, que sin terminar de ser profundo se mantuvo durante largos minutos jugando en las inmediaciones del área defendida por el arquero Rafael gracias a la presión ejercida en el centro del campo por Víctor Zapata y Francisco Cerro, quien exhibiéndose siempre regular completó una actuación destacada.

Los inconvenientes estuvieron en los últimos metros, en los que a pesar de los desbordes de Augusto Fernandez y los intentos de Juan Manuel Martínez al equipo se le hizo complicado encontrar claridad debido al poco espacio libre dejado por el Santos, que haciendo gala de su pragmatismo olvidó por completo el ataque y se preocupó mucho más por no perder el orden y la compostura.

Esa forma de encarar el compromiso que tuvo el conjunto brasileño conspiró contra el buen hacer de Paulo Henrique Ganso y Neymar, quienes con Vélez disponiendo muchísimo más tiempo del balón no se encontraron ante el escenario propicio para imponer sus condiciones y siendo perfectamente marcados -el crack nacido en Sao Paulo por el juvenil Gino Peruzzi, de producción notable- pasaron completamente desapercibidos.

La falta de claridad antes mencionada frenó bastante a Vélez, que si bien contó con situaciones de gol para adelantarse en el marcador vio como el encuentro fue tornándose cada vez más equilibrado hasta pasar a ser controlado desde lo estratégico por el Santos.

Lo extraño y a su vez positivo para el Fortín fue que justo en ese momento de mayor confusión llegó el gol de la apertura, tras una acción que se inició en la derecha gracias a un balón que peleó Augusto, continuó por el centro y finalizó en la izquierda con un centro de Emiliano Papa que Mauro Obolo conectó para darle cierre a su sequía goleadora (no marcada desde el 23 de febrero, cuando lo hizo ante Chivas en el marco de la primera fase).

Ese fue un tanto que le dio tranquilidad a Vélez, que iniciado el segundo tiempo no ganó en ingenio y creatividad pero logró mantener el encuentro siempre controlado y le dio pocas posibilidades de resurgir al Santos, que solo al inicio mostró algo distinto a lo que hasta ese entonces había entregado.

Fue solo una simple insinuación, que no logró maquillar de ninguna forma la deficiente actuación del conjunto e hizo que el equipo argentino permanezca sin sufrir contratiempos y pueda pensar en conseguir un segundo tanto que termine de tranformar en inmejorable la ecuación.

Obolo, Augusto y el ingresado Iván Bella tuvieron sus chances para lograr dicho cometido, pero no pudieron usufructuarlas y al fin y al cabo el duelo terminó extinguiéndose con una ventaja que aunque es mínima adquiere mayor importancia por haber sido conseguida con el arco en cero.

Dentro de una semana todo se definirá en Brasil, seguramente en Vila Belmiro, en donde frente a un Santos que intentará llevar a cabo otro plan de juego Vélez deberá exhibirse igual de concentrado y autoritario para terminar de redondear el trabajo. El premio es grande.