Revista Cultura y Ocio

Vestirse por los pies – @LaBernhardt

Por De Krakens Y Sirenas @krakensysirenas

Aunque me leáis mañana, hoy es domingo y es día de llorar y sólo me visto por los pies cuando estoy desnuda, sin pareja, sin pasta y sin futuro que parir: puta vida, que nos hace ser valientes cuando no queda otra que sentarte en el w.c y empezar por los calcetines y seguir por los vaqueros y acabar delante del espejo, restregándote por la cara la BB cream de oferta.
Pero no siempre pasa eso, qué va; hay días en los que no encuentro la pareja de los calcetines, que el puto vaquero me aprieta, no me queda maquillaje o que me duele el domingo porque tengo que ponerme a repasar la nómina del mes que entra. Joder, Bryce, qué razón tenías cuando escribiste tu “No me esperen en abril”.
Hace unos años no sabía qué era el IBI, el seguro del coche, la hipoteca, el corazón roto. Ahora que lo tengo todo, no quiero que me vea abril; no quiero que me vea así.
Y ya ves, que así estamos hoy y sin ir más lejos, hoy no se viste la vida de fuerte. Hoy, mientras intento contar algo con sentido, soy incapaz de levantarme del sofá.
He repasado mentalmente el Adiós que te mereces, “mira: no me quieres ni lo vas a hacer nunca, ¿no te parece estúpido que pierda mi vida a tu lado?”: joder, qué maravilla de final. Qué dramático. Qué contundente. Qué falso. No, si ya sé, que yo de eso gasto mucho: falsedades por doquier; a todo el mundo le cuento que no te quiero, ay, que me meo porque es la mentira más grande del mundo. Lo que sí es cierto es mi llanto,pero es que los días de llorar son necesarios porque son momentos de “limpieza”, de quitar el polvo a las penas y a los desengaños de la semana. Esos días, amigos, son días nudistas. Días de no vestirse por ningún lado.
También he repasado qué y qué no puedo permitirme este mes horrible: los libros, pobres míos, primeros sacrificados. Pero tranquilos, que ya llegará julio y la extra. No lloréis por mí, que tiendo al drama y mañana lo veré todo menos acuoso.
Debería aprender a superar los domingos, las lunas llenas, los lunes, los monederos desiertos, las desilusiones cuando no me contestas…ya, sí, 1000 veces. Pero no y nunca.
Y como resulta que no recuerdo cómo vestirme por los pies de una semana para otra…Mi madre, que ella sí que sabe cómo hacerlo, me diría: “pero hija, ¿y a estas alturas andas así de desnuda/ perdida/ llorosa?”
Pues sí, mamá: así ando, o mejor dicho, así tropiezo, así me levanto y así me visto, una y otra vez. Y también me desvisto y pierdo la ropa y ya no recuerdo cómo era eso de salvarme de nuevo.
Por eso no digo nada, en días como hoy, y me quedo en el sofá, sin vestir, sin vivir y sin sufrir: haciendo la croqueta existencial.
Desnuda.
Hace un rato que he recordado lo que debo hacer mañana:
1. Estirar mis últimos 20 euros hasta el viernes.
2. Regar las plantas.
3. No mandarte mensajes.
4. No ir a verte esta semana.
5. No quererte.
6. No volver a quererte.
7. Llamar al fontanero.
8. Comprar tomates.

Y como no tengo palabra y odio los pronombres átonos, paso de casi todos los puntos e incumplo mi día de llanto caído y nudismo y me levanto del sofá, y venga, que voy a regar las plantas.
Debo vestirme por los pies…y el resto, como diría mi Escarlata O’hara: “Ya lo pensaré mañana”.

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