Revista Ciencia

Vi un video en TikTok y creo que tengo déficit de atención

Por Davidsaparicio @Psyciencia

Vivimos en la época de las redes sociales. Época en la que la gente se informa a través de ellas hasta en cuestiones relacionadas con la salud mental. Si bien encontramos contenidos de salud en cualquier red, algunas parecen particularmente útiles para transmitir información sobre ella, tanto verídica como falsa. En este sentido, TikTok es una red en la que abunda contenido sobre esta temática. Desde consejos y sugerencias, hasta como identificar síntomas de presuntos trastornos.

Quienes somos profesionales y tenemos acceso a este tipo de contenidos, normalmente vemos una considerable falta de rigurosidad a la hora de compartir información de parte de los usuarios (es preocupante que en muchas ocasiones son los mismos profesionales de salud los que divulgan información errónea). En consulta, cada día llegan más personas consultando por un posible trastorno a partir de ver videos, donde simplemente se enumeran síntomas y conductas. En ocasiones, esa creencia se transforma en una certeza y uno debe explicar por qué no es así.

Si bien es cierto que uno se encuentra con personas que, ante sospechas por dificultades en su vida cotidiana, termina puntuando para algún diagnóstico en salud mental, también es cierto que muchísima gente se preocupa, pierde tiempo y recursos económicos en evaluaciones o tratamientos que no necesitaban si no hubiesen estado expuestas a información falsa o inexacta. El tema es muchísimo más complejo de lo que este artículo puede abordar, pero algunas de las implicancias que este fenómeno social tiene, incluyen:

  • Sistemas de salud desbordados debido a la mayor cantidad de consultas por problemas diversos (ansiedad, depresión, TDAH, autismo).
  • Las personas con mayores necesidades, como consecuencia del punto anterior, pueden ver demorado el acceso a diagnósticos y tratamientos.
  • Malestar en quienes a partir de información errónea y descontextualizada sospechan que poseen distintos trastornos mentales.
  • Mayor brecha de información sólida entre el público general y el especializado.

Considerando el incremento en la tendencia a utilizar redes sociales para divulgar sobre salud mental, un grupo de investigadores se propuso indagar sobre la calidad del contenido en TikTok sobre el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Para ello seleccionaron los 100 videos más vistos sobre este trastorno y evaluaron, de forma independiente, el contenido de los mismos.

Para valorar la calidad emplearon una clasificación categórica que habitualmente se emplea para analizar el contenido de videos en redes sociales. Las categorías en las cuales se agruparon fueron: 1) útiles, 2) experiencia personal y 3) engañosos. Para la clasificación útil tomaron en cuenta toda aquella información sobre síntomas, tratamiento y diagnóstico que contara con evidencia científica. Para aquellos considerados experiencia personal todo lo que incluyera experiencia anecdótica sobre el trastorno. Por último, se calificó como engañoso a todo aquel contenido que hiciera aseveraciones no corroboradas científicamente. En aquellos casos en donde se halló que el contenido era anecdótico y además falso, se lo incluyó en la categoría 3.

Qué encontraron 

Los videos analizados en conjunto sumaron unas 283.459.400 vistas. En promedio, cada uno tuvo alrededor de 2,8 millones de visitas y 31.175 compartidos. De los 100 videos, 89 fueron compartidos por personas que no eran profesionales de la salud. Los 11 restantes fueron compartidos por personas identificadas como profesionales de la salud mental.

De la totalidad del material, el 52 % se clasificó como engañoso, el 27 % como experiencia personal y el 21 % como útil. El acuerdo entre observadores fue del 86 %, siendo un psiquiatra y un residente quienes realizaron la evaluación. En aquellos casos donde entre ellos no había acuerdo, un tercer observador analizaba los videos y clasificaba de acuerdo a las categorías mencionadas.

Dentro de las tergiversaciones más frecuentes halladas, podemos destacar:

  • Errores en la atribución de problemáticas transdiagnósticas exclusivamente al TDAH, como ansiedad, depresión, dificultades en las relaciones, etc.
  • Tergiversar la fisiopatología del TDAH, simplificando por ejemplo el trastorno a una disminución en dopamina
  • Errores en los procedimientos para diagnosticar.
  • Algunos videos cometieron errores en la asociación entre el TDAH y las teorías de desarrollo evolutivo.
  • Ninguno de los videos calificados como engañosos sugirió consultar con profesionales de salud mental.

Los hallazgos de esta investigación son consistentes con otra en la que se analizó el contenido de salud mental en YouTube (Thapa et al., 2022), encontrando que el 38 % de los videos contenían información errónea y que solo el 5 % era de utilidad. Es destacable de estas investigaciones que el público parece preferir los contenidos en primera persona (evidencia anecdótica) frente a los elaborados por profesionales especializados. También es destacable que la mayor cantidad de contenido engañoso y sin corroboración empírica proviene de ese tipo de videos (lo cual no significa que todo el contenido anecdótico sea falso).

Si bien la gran mayoría de los videos son comprensibles, un porcentaje alto de ellos contiene información errónea o no corroborada científicamente, como ya se destacó. Los investigadores señalan que, aun sin la intención de divulgar información falsa, estos videos terminan simplificando información y cuadros complejos, describiendo síntomas de forma genérica y realizando generalizaciones que muchas veces no pueden extenderse a la mayoría de las personas que padecen TDAH.

Según reportan los autores, este estudio sería el primero en analizar el contenido del trastorno por déficit de atención e hiperactividad en TikTok, con lo cual posee algunas limitaciones, como por ejemplo la cantidad de videos estudiados, que solo se limitó a 100, o el criterio utilizado para categorizar los videos. Al respecto de esto último, señalan que si bien las categorías fueron 3 (útil, experiencia personal y engañoso), es posible que muchos videos puedan ser considerados de experiencia personal y al mismo tiempo ser útiles, por ejemplo.

Estamos ante un fenómeno relativamente nuevo (la divulgación de contenido de salud mental por redes sociales). Lo cual indica la necesidad de investigar en profundidad, de manera de entender el mismo en toda su complejidad y poder delimitar pautas en las cuales pueda maximizarse el potencial de las redes sociales, disminuyendo la propagación de información engañosa y ampliando la información válida. Ayudando así a desmitificar, informar a la población general y reducir el estigma que personas con dificultades como el TDAH sufre a diario.

Nota final del autor: La finalidad de este artículo es dar a conocer un fenómeno del cual se tiene aún poco conocimiento y datos objetivos, en contraste con la enorme cantidad de opiniones individuales. No tiene como objetivo agredir a personas diagnosticadas con TDAH, con sospechas ni tampoco autodiagnosticadas, si bien en este último caso se sugiere buscar evaluaciones formales de profesionales capacitados no solo en TDAH, sino en diagnóstico diferencial. El mayor conocimiento sobre cada trastorno, así como de la forma en la que se divulga, debe redundar en mejoras en cuanto a conocimiento y reducción del estigma y discriminación de quienes los poseen.

Referencias

  • Thapa, P., Thapa, A., Khadka, N., Bhattarai, R., Jha, S., Khanal, A., & Basnet, B. (2018). YouTube lens to attention deficit hyperactivity disorder: a social media analysis. BMC Research Notes, 11, 1-6.
  • Yeung, A., Ng, E., & Abi-Jaoude, E. (2022). TikTok and attention-deficit/hyperactivity disorder: a cross-sectional study of social media content quality. The Canadian Journal of Psychiatry, 67(12), 899-906.

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