Revista Ciencia

Viajar con premios Nobel (I)

Por Vmanchado @vmanchado
La siguiente historia ocurrió en junio de 2008 con una llamada inesperada de una antigua compañera de la universidad, Adriana Regidor.
En aquella época ella trabajaba como coordinadora del programa científico del Campus de Excelencia dirigido por José Ramón Calvo, y organizado por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, evento que se suele repetir anualmente y suelen invitar a gente de muchísimo prestigio en diversas áreas del conocimiento para dar conferencias y seminarios a alumnos de doctorado y algún que otro curioso. Ese año, entre otros, vinieron a compartir sus conocimientos varios Premios Nobel (de medicina, química, física y economía), y la organización pensó en obsequiarles con un viaje al observatorio astronómico del Roque de Los Muchachos, en la isla de La Palma. 
Como quiera que necesitaban que alguien acompañase a los VIPs (a tan selecto grupo se sumó además un astronauta de la NASA), y que en esas fechas los organizadores del Campus estaban trabajando a tope ya que las charlas y conferencias habían empezando, a mi amiga (que sabía de mi pasión por la astronomía) se le ocurrió llamarme para preguntarme si estaría dispuesto a acompañar a tan selecto grupo y hacer de cicerone...
La respuesta era obvia: -¿Y a quién dices que tengo que matar para conseguir ir?
Resumiendo, que me lío, a los dos días estaba a primera hora de la mañana en el aeropuerto esperando a los premios Nobel, que llegaron puntualmente acompañados por uno de los miembros de la organización del Campus, Óscar Cebriá.
Un premio Nobel de Medicina, tres de Química, uno de Física y un astronauta de la NASA. ¡qué grupo!
Estas personas eran las componentes del grupo de VIPs:
Una vez hechas las presentaciones de rigor y recoger tarjetas de embarque, pasamos por el punto de control, subimos al avión y despegamos rumbo a la isla de La Palma en un apacible vuelo que duró unos 45 minutos. Durante el vuelo (el cielo estaba bastante despejado) pasamos junto a la isla de Tenerife, y aproveché para mostrarles a mis acompañantes el Teide (varios de ellos sabían ya que era el pico más alto de España), y el observatorio de Izaña, uno de los mayores observatorios solares del mundo, cuyas blancas cúpulas y torres destacaban sobre el terreno volcánico sobre el que se asientan.
En el aeropuerto de la isla bonita (así llamamos en Canarias a La Palma) estaban esperándonos representantes del patronato de turismo del Cabildo Insular, y un chófer con una guagua (en Canarias llamamos así a los autobuses y similares) para llevarnos al observatorio (un trayecto de casi una hora, para subir a los casi 2400 metros de altura donde se encuentra el observatorio). Durante el ascenso pudimos distinguir claramente cómo iba variando el tipo de vegetación, a medida que nos acercábamos a nuestro destino. Allí fuimos recibidos por Juan Carlos Pérez Arencibia, administrador del observatorio del Roque de Los Muchachos, quien tras darnos la bienvenida y explicarnos qué telescopios visitaríamos, fue nuestro anfitrión durante las visitas a las instalaciones del observatorio.
Continuará...

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