Revista Viajes

Viaje a Bélgica - Día 3

Por Srbaritono


Lunes 5 de abril de 2010
Como siempre, nos levantamos pronto para desayunar y prepararnos para salir, esta vez hacia Brujas y con la compañía de Ye Ji.

Nos tocó aguantar un atasco monumental en la carretera, sobre todo hasta la desviación de Gante. Aprovechamos para practicar nuestro "fluído" inglés de Potes con nuestra amiga coreana, así que, no hay mal que por bien no venga. Hablamos de todo un poco: de qué parte de nuestros países somos, de nuestros nombres, de a qué nos dedicamos... Hasta nos escribió nuestros nombres en coreano. Fue un atasco muy entretenido.
Teníamos pensado ir directamente de museos y recorrer las calles de Brujas por la tarde, pero como fuimos acompañados de Ye Ji y se tenía que ir pronto hacia Rotterdam, decidimos ver la ciudad. También tomamos la decisión de volver al siguiente día por la mañana para ver los museos (aunque no nos diera demasiado tiempo...).
Evidentemente, después de sacarnos la tarjeta Brugge City Card en el puesto de información turística del Concertgebouw, lo primero que hicimos fue dar un paseo en barca, imprescindible. Nos gustó mucho. Cuando acabamos de ver la ciudad desde los canales fuimos, callejeando por Brujas, a comer a un restaurante italiano (uno de los muchos que hay esparcidos por todo Bélgica...).
Después de comer, acompañamos a Ye Ji a la estación para que cogiera su tren a Rotterdam. Tras la despedida, decidimos probar un gofre (bastante caros y nada especiales, son casi iguales a los que se pueden comer en cualquier feria en España, aún así, estaba bueno). El día empezó a abrir y por fin vimos el sol en Bélgica (sí, allí también existe).
Luego, seguimos caminando por la ciudad, viendo sus monumentos, sus iglesias, basílicas, torres... Vimos el Minnewater y acabamos, cómo no, en una cervecería probando la cerveza típica de Brujas, la Brugse Zot. Hay tres tipos de cerveza de esta marca: la rubia (buena), la doble (tostada, pero muy aguada, no muy buena) y la Straffe Hendrik, tostada triple (buena). En esta ocasión probamos la peor, la doble, pero al día siguiente nos esperaban las otras en el museo de la cerveza De Halve Maan.
Al salir de la cervecería, paseamos un poco más por Brujas y volvimos a por el coche, en la estación de tren. Al principio teníamos pensado aparcar en Magdalenastraat por ahorrarnos un poco de dinero, pero en la estación, el coche estaba bajo techo y costaba sólo 2,50 € por día. Volvimos a Bruselas y conocimos a nuestra nueva compañera de habitación, Judith, de origen chino. Con ésta no hicimos tantas migas. Era mucho más introvertida y reservada que Ye Ji.
Después de cenar, nos fuimos a dormir esperando que el día siguiente fuera tan soleado como había quedado por la tarde.


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