Revista Religión

Vicente del bosque, un maestro de salamanca

Por Joseantoniobenito

VICENTE DEL BOSQUE, UN MAESTRO DE SALAMANCA

VICENTE DEL BOSQUE, UN MAESTRO DE SALAMANCA

Del Bosque es de Salamanca, yo también. Del Bosque estudió Educación, yo también. Del Bosque jugaba al fútbol, yo también Él es un maestro, yo un aprendiz. Era nuestro referente desde sus años en El Arsenal de Salamanca; luego lo fichó el Madrid, jugó en la selección, entrenó al Madrid, y ahora la selección, a la que ha llevado a la final. Ya está bien, y, si ganamos, mucho mejor. Tenía en mi “bodega” un artículo sobre Del Bosque, publicado en el 2003, en el que se ve la talla humana de este gran hombre. Se lo comparto con otro que acabo de recibir. ¡Siempre aprendemos de los grandes!

 

Vicente del Bosque: «Soy un buen empleado que pongo a la empresa y a la familia por encima de todo»  ENRIQUE ORTEGO 22.IV.03 ABC

Esta noche puede ganar su segunda Liga como entrenador y así tendrá tantas como «Champions». A pesar de todo su futuro está en entredicho. Se le acusa de ser demasiado bueno y blando con una plantilla de estrellas. Su refugio es la familia.

—Hoy es uno de esos días en los que a usted le tiemblan las piernas.

—Hay pocos partidos en los que no me tiemblen las piernas de forma metafórica. Tengo miedo a no cumplir, tengo un concepto de la responsabilidad demasiado acusado en todo lo que hago.

—¿Y de dónde le viene...?

—De mi padre. Era excesivamente responsable. Se llamaba Fermín. Era el empleado ideal. Primero en la compañía ferroviaria y después de encargado de una empresa de material de construcción y administrativo en La Casera. Era un hombre de buenas ideas. Demasiado radical en muchos asuntos...

—Intuyo que ha sido quien más le ha marcado en la vida.

—Sin duda. Recuerdo mi infancia, eran años difíciles, especialmente difíciles. Esas generaciones fueron las que más sufrieron, tuvieron una guerra, una posguerra. Nosotros éramos dos hermanos y en la cocina nuestro padre nos contaba sus experiencias... No es que disfrutara contándonos sus sufrimientos, es que son vivencias que marcan. Él era factor en la compañía ferroviaria. Con 19 años le llevaron detenido a un campo de concentración, cerca de Munguía... Murió en el 82. Era un hombre recto, cabal, sin dobleces. Nosotros le decíamos que se había quedado parado en el tiempo. Su nobleza es lo que más me marcó. Era un hombre poco dado al lujo. Mi hermano mayor también falleció, tenía 46 años y murió de un melanoma.

—Y usted siempre ha querido parecerse a su padre.

—Me parezco. Y no creo que sea ningún defecto. Yo también me considero un buen empleado, que trabaja con discrección, que piensa que la empresa y la familia están por encima de todo.

—Pues esta noche puede ser campeón de Liga y mañana hay una opción de que se quede en el paro.

—Me consta que hay gente que puede pensar que soy nocivo para el club y, por lo tanto, si puedo perjudicar a la entidad es lógico que se piense en que no siga. Yo tengo que aceptar que lo hagan porque piensan que será lo mejor para el Real Madrid.

—¿Y hay vida más allá del Madrid?

—No es fácil que me la imagine, pero debe haber una vida... No la conozco porque llevo aquí 35 años y no he vivido otras experiencias. Me costará adaptarme, pero si no sigo no voy a tener excusa para no encontrarla. Lo que sí tengo claro es que me iré sin despecho y con agradecimiento. Aquí me he formado, me he criado, he aprendido lo que es la vida. Llegué de meritorio, de chaval que quería ser futbolista sin saber si podía serlo o no; luego fui cedido al Castellón, al Córdoba, conocí otros vestuarios, un aprendizaje duro, después once años como profesional, entrenador, veinte años en la Ciudad Deportiva, otra vez entrenador...

—¿Y hay vida después del fútbol?

—Sí, la familia. Soy un hombre muy familiar. Puede que como llegué a Madrid con 17 años y en el 68, que no es lo mismo que ahora, la soledad de vivir solo tanto tiempo ha alimentado más en mí la necesidad de vivir rodeado del afecto de mi gente.

—Padre de tres hijos, el pequeño, Álvaro, 14 años, con síndrome de Down...

—Al principio fue muy duro, pero siempre lo hemos llevado con la mayor tranquilidad. Me decía por qué le va a tocar a otro y no a mí. Además en nuestra casa tiene la suerte de que no le falta nada, tenemos la posibilidad de ayudarle en todo. Es una bendición para todos. Una situación así en casa, a diario, te hace relativizar las cosas. Te hace más sensible. Nos da tranquilidad. En el fondo es un privilegiado. Conozco y existen situación más crueles, gente más desfavorecida, que no tiene medios con casos parecidos o peores...

—Todos los días le lleva al colegio.

—Sí. Va a un colegio de integración.

—Me cuentan, que pone a sus compañeros de clase en fila y le hace firmar autógrafos...

—Sí, eso fue al principio, un par de días. Es que a veces a Álvaro le gusta presumir de padre. Es todo lo contrario que el mayor, Vicente, que es todo timidez y no quiere que aparezca por su colegio, siente pudor. Álvaro nos hace felices a todos con sus cosas. Un día se levanta y se peina a lo Figo, ahora está con que quiere ir a Cibeles, él escucha cosas y se queda con ellas...

—Hasta el punto de que le quería destituir cuando la temporada pasada sentó a Casillas en el banquillo.

—Bueno... es que entonces era de Casillas. Él escuchó en el colegio que yo no debía haber quitado a Casillas y un día me dijo que era un entrenador malo, que el bueno era Toni Grande y que él tenía que ser el primero y yo el segundo. De vez en cuando le dicen cosas malas mías los chicos y el chaval se echa a llorar y tiene que llegar su hermana, que tiene mucho genio, y disuelve la manifestación inmediatamente.

—¿Y cómo lleva uno de Salamanca, con 35 años en la misma empresa, cómo evoluciona el club, anteayer Zidane, ayer Ronaldo, hoy Beckham?

—Lo veo con normalidad. Viene uno y quita protagonismo a los que están. Eso siempre ha pasado, no ahora. Yo respeto a todos por igual se llamen como se llamen y vengan de donde vengan. Me gustaría que la gente me creyera que dentro del vestuario Ronaldo, Figo, Zidane, Raúl, Hierro... no han perdido la esencia de lo que son, futbolistas. Y malo el día que cambien. Otra cosa es la parafernalia que les rodea. Es más los Pirri, Grosso, Del Bosque..., los de aquella época también teníamos nuestros caprichos y yo no los veo tan distintos a como nosotros éramos entonces. Lo que ahora hay es más eco. Hay más leyenda que realidad sobre ellos.

—Pues usted está en entredicho porque es demasiado bueno, les mima mucho, no se impone...

—Malo quien les trate como bichos raros, porque son chavales. Si dicen que soy demasiado bueno supongo que no será malo. La bondad no perjudica, perjudica la maldad. Yo intento ser bueno. Me gustaría serlo de verdad. No creo que haya que ser un ogro para dirigir un grupo. La debilidad de un entrenador tiene sus síntomas. En nuestro vestuario no ha habido excesivos problemas. No ha habido casos de alzamiento. Hay respeto. Si algún día viene algún entrenador de esos de mano dura y mando militar a lo mejor es peor, pero eso está por ver, claro.

—Pero el otro extremo, ser blando-blando, también es negativo.

—Yo he buscado flexibilidad. Es peligroso querer ser entrenador a todas las horas, controlar la comida, la bebida, las tácticas extremas... No me van esos que saben de todo, que dogmatizan, que lo suyo es lo mejor y los demás... Eso es peligroso. Yo le he dicho a mi equipo todo lo que le tenía que decir en cada momento, pero con flexibilidad, y creo que ha dado buenos resultados, ¿no?... Cada equipo tiene su entrenamiento, su trabajo, su proceder, su disciplina y lo que vale en el Madrid a lo mejor no vale en el Villarreal.

—Pero es que de usted hablan bien hasta los suplentes y eso suena raro en el mundo del fútbol.

—He sido respetuoso con la plantilla, No les he dado muchas explicaciones para no crear un clima de falsedad. Sé que el muy puñetero pensará que no es normal que el suplente hable bien del entrenador, pero es que yo no he hecho grandes diferencias entre el titular y el suplente. Sólo a la hora de hacer el equipo, no en el trato.

—¿Le gustaría cambiar en algo...?

—En nada. No cambiaría ni un momento, ni en cuanto a disciplina, ni en forma de entrenar... Hay cosas que son mejorables, porque sería estúpido que pensase lo contrario, pero no me arrepiento de nada. Yo seré malo, pero soy limpio, recto, honesto y correcto. Y he trabajado con formalidad, orden y trabajo, sin cachondeos. Hemos sabido levantar el pie cuando había que levantarlo y apretar cuando ha sido necesario. Y el equipo siempre ha respondido y ha estado de nuestro lado. Nosotros tenemos nuestra virtud, pero el grupo también tiene su mérito.

—El látigo para el circo.

—Ningún jugador del Madrid se ha merecido ese trato. Antes de llegar Ronaldo, Zidane, Figo..., también les hemos sabido tratar. Hemos llevado igual el vestuario con hombres que con nombres. ¿Gritar? ¿Estar de pie en el banquillo? No me gusta el teatro. Me siento raro dando voces. Veo mejor comentar con mis colaboradores. Respeto a todos, pero lo veo cara a la galería.

—Me consta que está muy molesto por la imagen que algunos están intentando formar sobre usted...

—Hombre, es que es muy fácil generar dudas alrededor de un entrenador, muy fácil, tremendamente fácil. Hasta de los de mayor prestigio. Y en el Madrid más. Aquí se ha echado a un entrenador después de ganar la Copa de Europa. Unos son malos porque son muy tácticos, otros porque entrenan mucho, otros porque entrenan poco. Ha habido entrenadores de todos los perfiles y a todos se les ha cogido el toro por algo. Es imposible resistir cuando cada decisión tuya se lleva a debate. Eso mina y mina. Ese forofeo que hay en el fútbol genera dudas y va intoxicando la figura del técnico hasta que se la carga. Es difícil complacer a todos.

—El aficionado se cansa de ver siempre las mismas caras...

—Pues Gento estuvo veintitantos años y nadie se cansó de él, ni de Raúl... Puede que con los entrenadores sea distinto, no seré yo quien vaya a defender que mi cara canse o no canse. Lo que repito es que hemos obrado sin alardes, sin caprichos. No hemos inventado grandes cosas, pero hemos intentado frivolizar lo menos posible.

—Por qué habla en plural...

—Porque somos un equipo que lleva casi cuatro años trabajando juntos y porque es una forma de hablar. También Induráin daba pedales solo y decía «hemos ganado el Tour». No me gusta hablar en primera persona. Este grupo de trabajo ha salido de los campos de tierra de la Ciudad Deportiva y ha logrado llegar a lo más alto y ha conseguido unos años de paz y de éxitos. No es cuestión de tirarse el pisto, pero también hay que decirlo, ¿no le parece? Nos hemos criado aquí y hemos conseguido logros y títulos desde la normalidad

 

http://lc-architects.blogspot.com/2010/07/vicente-del-bosque-salamanca-1950.html

 

Motivos tendría Vicente del Bosque para “agrandarse” y no lo hace: le despidieron por la puerta de atrás del Real Madrid, tras toda una vida en la casa blanca (4 ligas y 4 copas del rey como jugador; 2 copas de Europa, 2 ligas, 1 supercopa de España, 1 supercopa de Europa y una copa Intercontinental como entrenador):
“Hay entrenadores que no necesitan levantar el dedo índice y dar la vuelta al ruedo tras superar una eliminatoria europea en campo ajeno. … Su carisma es otro. … Es el caso de Vicente del Bosque, que podría sentirse en la cima del mundo, pero alcanza una final mundialista, se abraza con su fiel Toni Grande y acude en búsqueda de su colega derrotado, Joachim Löw, con el que estrecha la mano de forma afectuosa y educada”. (EL PAÍS, 9 de julio de 2010, deportes, página 49)
Nacido en 1950, castellano viejo y sobrio, hijo de un ferroviario republicano y derrotado, ha sido el único seleccionador de la Copa del Mundo 2010 que nunca felicitó a los jugadores que cambió; el único que no celebró ostentosa y aparatosamente los goles que su equipo marcó; el único que no participó con el resto de la plantilla después de los triunfos. "La imagen de un seleccionador es la imagen del país que representa. En España también pasan cosas muy buenas. El país ha cambiado muchísimo en los últimos 30 años y, como ciudadanos, debemos sentirnos orgullosos de tener tan buenos deportistas entre nosotros". (Vicente del Bosque, Sudáfrica 2010).
Si alguna vez me vuelve tocar a ganar, espero saber hacerlo como Vicente del Bosque. Ojalá traigáis la Copa del Mundo a España.
Luis Cercós (LC-Architects) http://www.lc-architects.com

http://es.paperblog.com/del-bosque-leccion-de-humildad-205268/


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