Revista Cine

Viejo nuevo orden

Publicado el 23 marzo 2012 por Jesuscortes
Un puñado de intertítulos declamatorios - introductorios y ralentizantes o tan intempestivos que no respetan sentido alguno de lo construído por la cadencia de las imágenes mientras la pantalla no se había fundido a negro - constituyen una de las más curiosas desviaciones del sentido de una película en toda la historia del cine. Enarbolada por muchos de los muy pocos que aún la recuerdan como ideal de film cristiano, venido de una época con cielo, con infierno y con un buen purgatorio, una época en que preocupaba tanto o más la erosión de valores que acarreaba una lucha armada que cuánta sangre iba a ser derramada, "Civilization", perdido el negativo con el montaje original, es y será si nada cambia, el film denuncia (y tributo al "Príncipe de la Paz") de aquellos hombres-hermanos que se mataron entre ellos en la dolorosa Gran Guerra. VIEJO NUEVO ORDENTal y como puede contemplarse ahora, esta obra firmada por Thomas Harper Ince, Raymond B. West y Reginald Barker - de los que sólo el primero tiene la vitola de ilustre pionero; también cuenta con tres fotógrafos siendo Joseph August el afamado - es un film del que hay que hablar sobre todo y dejando manipulaciones a un lado, porque posee una belleza desarmante que nadie en su sano juicio podría calificar de primitiva sin sentir el peso de su propia ignorancia. En 1916 el cine aún no se había definido y aunque empezaba a ser tomado en serio por algunos círculos culturales, no tenía experiencia ni casi "permiso" para reflejar qué estaba sucediendo en todo un continente, desarbolado por algo mucho más grande, rápido y mútliple que nada acontecido antes a nivel bélico.
Incluso el propio Griffith, que dos años antes había filmado "The birth of a nation" con descollante éxito y un inusitado interés general, tardaría aún dos más ("Hearts of the world" en 1918, estrenada con el armisticio, pero antes de Versalles) en llevar a la gran pantalla un conflicto contemporáneo de tal magnitud.
Ni las fronteras en juego ni las motivaciones ni los militares y sus tácticas, ni tantas otras cosas podían ser extrapolables ya de la Historia ni eran útiles en el fondo - sí servían cinematográficamente pero anclaban su evolución, que siempre se nutre del presente - los paralelismos que había tratado de establecer en "Intolerance" entre medias.
Aquel orden, que parecía férreo, heredado del siglo XIX y que marca las dos primeras décadas que vieron cómo empezaba a consolidarse un nuevo arte, ensoñadoramente amenazado en las salas oscuras por fantasías de cuero tan atractivas como Irma Vep, de repente se veía asaltado por un drama sin paliativos.
La hora y media escasa que dura la mayestática "Civilization" sirve por ello y sobre todo para hacer encajar piezas.
Vienen a la memoria Woodrow Wilson (con el rostro de Alexander Knox lógicamente), la Sociedad De Naciones y las promesas de que no volvería a suceder nunca más algo parecido tratando de ahogar los panegíricos a los nuevos lideres.
Imagino que la emergente gran Alemania surgida conforme finaliza ese conflicto encontraría risible lo que defiende "Civilization", que es algo tan simple, soslayados los mensajes "celestiales", como la convivencia conforme a un orden moral, sin héroes que sirvan para encarnar y encarar las injusticias y los desmanes que se multiplicaban en cualquier rincón de cualquier pequeño pueblo, sin hablar desde ningún púlpito, mostrando y no reclamando compasión alguna ni por víctimas ni por sus agresores, tan cegados por el odio los unos como los otros.
VIEJO NUEVO ORDEN Porque hemos aprendido a querer a los rebeldes, a los descastados que retornan donde merecen, a los perdedores que se levantan, todos supervivientes en un mundo sin remedio, pero ¿qué postura cabe como espectadores cuando es un mundo - que era el suyo y fue el nuestro -, que plácidamente andaba su camino, el protagonista que ve alterarse todo su presente y quebrarse su futuro por las ansias de gloria de unos pocos? Mucho se ha hablado de la pérdida de inocencia del cine a raíz del Holocausto y es lógico que se cuente como uno de los factores clave de la modernidad. Después de aquello, "Trouble in paradise", "Bringin´up baby" o "The lady eve" de repente debieron parecer un sueño, un testimonio, distorsionado pero posible, algo que ya no volvería nuca a ser igual.
Pero para todos los grandes cineastas clásicos - a los que obviamente volvió a remover y reorientar de nuevo la 2ª Guerra Mundial -, en su infancia, en su adolescencia, y alguno hecho ya un hombre, fue más decisivo ese siglo XX que duró poco más de una década y que se muere conforme se filmaba "Civilization", esos casi veinte años que desviaron el camino, impresionaron e influyeron en sus padres o en quienes los educaron, que los hicieron "para siempre" inmigrantes, ex-combatientes, cómicos, románticos, humanistas, rebeldes o escapistas; a los de fina educación y a los autodidactas, ya tuviesen vocación de realistas o de poetas, de retóricos o de elocuentes, de rurales o de urbanos, de progresistas o conservadores.
Europeos como Gance, Curtiz, Sjöström, Murnau, Renoir, Hitchcock, Donskoi, Pagnol, Stahl, ChaplinBarnet, Fejös, norteamericanos - diría que en mayor medida, quizá por tener más perspectiva - como DeMille, Ford, Wellman, Capra, Keaton, McCarey, Borzage, King, Dwan, Cukor oVidor y no olvidemos a Ozu, para quien esta película fue clave.

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