Como este año he tenido una considerable cantidad de grosellas rojas y negras, aparte de otros usos, también hice vinagre, con un resultado muy agradable para acompañar ensaladas o diferentes platos, como el
gazpacho de sandía y tomate
Hay diferentes recetas de vinagres con frutas, y en ellas he observado, que se suele calentar el vinagre y añadir azúcar, canela u otras especias.
Yo he querido obtener un vinagre con un predominante y único sabor: a grosellas.
Basándome en los licores de frutas que se preparan con orujo o anís, y que sin necesidad de calentar el licor (con la considerable pérdida de su fuerza), se obtienen unos sabores intensos, he decidido hacer lo mismo con el vinagre, y puesto que hablamos de un condimento ácido, también evité el azúcar.
El resultado ha sido un fantástico vinagre, con un marcado sabor a grosellas y con una bonita presentación. ¡¡Animaros, es fácil!!
Ingredientes
- 500 g. de grosellas, arándanos o cualquier tipo de fruta que guste.
- 1 l. de vinagre de manzana de buena calidad
Preparación
- Elegir frutas maduras y en buen estado; lavarlas y secarlas con cuidado de no estropearlas.
- Machacarlas un poco, meter en un frasco de cristal y cubrilas con el vinagre.
- Cerrar bien el frasco y dejar macerar durante 3 ó 4 semanas.
- Pasado este tiempo, se verá que la fruta está en el fondo del frasco y el vinagre habrá adquirido un intenso color a la fruta elegida y estará totalmente limpio y claro.
- Filtrarlo con una manga de tela (como las antiguas del café) o poner sobre un colador una tela de algodón o estameña que sean bien tupidos para que el vinagre quede bien decantado y no pase ningún resto de fruta.
- Echar en botellas de cristal, añadir alguna fruta entera a modo de decoración y tapar.