Revista Opinión

Vino para los yihadistas

Publicado el 07 octubre 2015 por Cronicasbarbaras

El jugador de baloncesto Cheikh Moussa Diagné, senegalés de 21 años, se volvió tan violento el pasado fin de semana en Málaga tras ganar la Supercopa de España con el Barça, que obligó a intervenir a la policía para calmarlo, según un periódico local.

Tendría que estar contento, como sus compañeros, pero comenzó inesperadamente a dar gritos, mezcla de terror e ira, y a destrozar objetos hasta la llegada de los agentes.

La razón fue que cuando su compañero Juan Carlos Navarro descorchó una botella de cava y algunas gotas del espumoso le mojaron la cara.

Algo insoportable para un musulmán intolerante, tanto que ni siquiera soporta que le toque la piel el alcohol, cuando el Corán sólo prohíbe beberlo.

Moussa acata las proscripciones islámicas impuestas por la tradición y la sharía más estrictas; otros musulmanes más tolerantes, sin beber cava, no se aterrorizarían con que les mojara.

A estos tolerantes Ayaan Hirsi-Ali les llama “musulmanes de La Meca” porque allí dictó Mahoma las azoras más abiertas y menos violentas de las 114 del Corán.

El jugador sería de los intolerantes “de Medina”, donde elaboró las más violentas, como señala la clasificación establecida por esa sabia somalí-holandesa-estadounidense en su último ensayo, “Reformemos el islam” (Galaxia Gutenberg).

La lección de esa conducta debería aprovecharse en las cancillerías y los departamentos de Defensa de los países que tratan de limpiar Siria e Irak del DAESH, el yihadismo basado en Medina y en los hadizes más agresivos.

El combate contra los yihadistas mejoraría, pues, aprovechando unos tabúes religiosos que posiblemente pondrían en fuga a los fanáticos: bombardéenles alcohol, grasa y productos del cerdo.

Usados masivamente quizás repitieran el éxito del general estadounidense Pershing contra los terroristas islamistas de Filipinas a principios del siglo XX.

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SALAS

Tira Salas 5195


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