Revista Cultura y Ocio

Virgen – @GraceKlimt

Por De Krakens Y Sirenas @krakensysirenas

Darle vueltas al mundo mil veces, hasta que te calce como un guante, ese era el plan inicial. Pero al final hemos acabado dando vueltas y más vueltas sobre nosotros mismos, enredando pensamientos, ideas, sentimientos, como el palo de la feria que gira y gira hasta conseguir el algodón de azúcar.

Solo que no hemos logrado algo tan dulce.

Y mira, que no siempre se sufre por amor, no vayamos a equivocarnos. Igual creemos que se nos está rompiendo el corazón y el alma en trocitos, y lo único que nos pasa es que nos escuece el ego y nos pica el orgullo y nos jode no haber conseguido que la tentación sucumba a nosotros.

Vete tú a saber.

Que yo lo que creo es que muchas veces hemos querido con la cabeza y otras muchas hemos pensado con la entrepierna y la mayoría hemos hecho oídos sordos al corazón. En lugar de hacer un todo. Claro, que quien tenga la receta, que lo diga. O que la esconda, mejor. Al final queremos que nos quieran por lo que creemos que los demás quieren, y odiamos que nos odien por lo que se supone que aparentamos. Que parece un trabalenguas, pero no. Y pensándolo bien, yo para que me quieran por algo que no soy prefiero que me odien por algo que sí. Al final, el odio no es tan malo. Es el sentimiento más sincero que hay.

Ese sí que no tiene dobles fondos ni caras b.

Y el querer, no sé, pero se puede uno enamorar de tantas cosas. El amor está en todos lados, en serio. El problema está en sobrevivir a cada vez que te enamoras, o más bien, a cada vez que el enamoramiento acaba. Y es que yo en eso de morir un poco soy una experta, creo. Y me enamoro del cielo y de la lluvia y del sol (bueno, del sol no mucho, a ese más bien le odio, es un afortunado), y siento mucho y a veces sufro más, y vuelta a empezar. Y no sé si esto al final me convierte en inmortal, o en imbécil.

Adivina.

Hubo una vez en que me explotó el corazón. Fue salvaje. Un estallido tan bestia como la erupción de un volcán, como una bomba nuclear. Y no sé, pero imagino que los trocitos salieron disparados en todas direcciones, o algo así. Aún no entiendo cómo después de aquello, el mundo siguió adelante como si nada, girando el planeta, viviendo la gente, pasando los días. Igual es que lo que le pase a un corazón no es suficiente razón para que el mundo se derrumbe.

Qué desvergüenza. Qué sinrazón.

Pero yo no he vuelto a ser la misma. Creo que de manera inconsciente, busco desde entonces volver a explotar, esta vez toda yo. Reventar en mil pedazos. Sentir que me desintegro. Y pasan los días y no me atrevo a decirlo en voz alta. Porque a veces, las cosas que no se dicen, es como si no fuesen verdad. Pero una vez que tu boca pronuncia las palabras, ahí, ya no hay marcha atrás. Los oscuros deseos se convierten en realidad y te acribillan. Tú sola en el paredón, y ellos con sus fusiles, todo un ejército listo y apuntándote sin piedad.

Y yo aún no estoy preparada para el fusilamiento.

Y ojalá no lo esté nunca, o sí, no sé. La cosa es que busco un big bang. O pronunciar lo que no quieres saber y por eso inventas. Con algo así seguro que el sistema solar implosiona. Y eso sí que conseguiría que yo soltase una carcajada. Y por fin desaparecería la media sonrisa de la niña triste de ojeras infinitas que se quedó colgada en algún quise.

Sería un poco como volver a empezar otra vez.

Como cuando todo es nuevo.
Como cuando todo está por descubrir.
Como cuando todo nos espera.

Como cuando aún eres virgen.

Visita el perfil de @GraceKlimt


Volver a la Portada de Logo Paperblog