Revista Diario

Virginia Woolf y el toro del autobús

Por Nmartincantero

Los hombres no son bien recibidos en el local-café-restaurante de Entredós, una fundación feminista en el centro de Madrid creada a partir de la Librería Mujeres. Literalmente: sólo pueden entrar un determinado día de la semana.

Cuando fui por primera vez, esta medida me pareció una exageración, y pensé en la que se montaría si ellos creasen un local donde no nos dejasen pasar. Pero es cierto que se respira un ambiente muy distinto al de los cafés unisex. A una le entran ganas de reunir a las mujeres importantes de su vida en torno a un té con pastas al ritmo de Ella Fitgerald para hablar un poco de todo, incluso de los hombres.

El caso es que recibo semanalmente un correo con las actividades que organizan, desde talleres de poesía y teatro hasta cursos sobre la menstruación. En el más reciente, recuerdan el aniversario del nacimiento de Virginia Woolf, tal día como hoy en 1882. Y añaden esta cita:

"Vale más, pensó, estar vestida de ignorancia y pobreza, que son los hábitos oscuros de nuestro sexo; vale más dejar a otros el gobierno y la disciplina del mundo; vale más estar libre de ambición marcial, de la codicia del poder y de todos los deseos varoniles con tal de disfrutar en su plenitud los arrebatos más sublimes que de la mente humana es capaz, que son [...] la contemplación, la soledad, el amor. ¡Gracias a Dios que soy una mujer!, gritó y estuvo a punto de incurrir en la suprema tontería -nada es más angustiante en una mujer o en un hombre-, de envanecerse de su sexo, cuando se demoró en la extraña palabra [...] amor. El amor, dijo Orlando."

(Orlando: Una Biografía.)

Volvía a casa esta mañana en el 37 dándole vueltas a la dichosa cita cuando se sentó a mi lado un tipo curioso, que me hizo contemplar las palabras de Woolf -y las de las fundadoras de Entredós- con otra luz.

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