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Visionado: “Purgatorio”, de Pau Teixidor. “Ni miedo ni tristeza”

Publicado el 07 mayo 2014 por Cinetario @Cinetario

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Visionado: “Purgatorio”, de Pau Teixidor. “Ni miedo ni tristeza”

Hay poco que hacer cuando ni la emoción sustituye al miedo. Si encontramos un caso de esos en los que una película sabe mantenerse en esa cuerda floja, tambaleándonos entre la indecisión de gritar de espanto o el deseo de llorar de tristeza, es que esa diferencia no está marcada y por lo tanto el embaucamiento y la sugestión son más que efectivos en nuestra psique. Purgatorio lo intenta. Lo intenta con todas sus fuerzas y hasta el final parece que incluso se canse de intentarlo de tant0 humo recubierto de intensidad con el que avanza por cada fotograma. Su visionado en una suerte de muerte en vida, como una curiosa metáfora de su historia.

Su director, Pau Teixidor, que debuta en el largometraje con este thriller psicológico tras su cortometraje Leyenda, la presentó en el último Festival de Málaga, donde tuvo una estupenda acogida que después no parece haber tenido un respaldo paralelo en la taquilla. Pensamos que, mafias de distribución y lobbies aparte, se trata de una historia sobrenatural que busca, sin éxito, convertir sus modestos recursos económicos en una carrera de fondo hacia la inmensidad agobiante de Jaume Balagueró o las claustrofobias kafkianas de Roman Polanski.


Quién sabe si hubiera sido más sencillo seguir la estela de la fabulosa Stockholm y no intentar disimular la falta de presupuesto con un guion recargado en palabras y gestos. Resulta mucho más triste su caída cuando la película cuenta con un arranque tenso y original en la figura de Marta (correcta Oona Chaplin), una mujer que se muda con su marido a una de esas urbanizaciones fantasma que existen ya en todos los extrarradios de España. Al poco de sus primeros diálogos, comenzamos a intuir que no son felices, que les pasa algo, que cargan con una sombra en forma de fantasma. La protagonista se ve obligada a pasar la noche sola y en convertirse en niñera a la fuerza del hijo de una vecina (aparición estelar de Ana Fernández), momento en que sale a escena el irritante Daniel (el joven Sergi Méndez) un niño raro donde los haya que da más dolor de cabeza que miedo.

Mientras se desata el extraño comportamiento del adolescente, se van sucediendo una serie de recursos académicos que son fáciles de admirar por sí solos, pero que se van apelotonando sin sentido conforme los minutos se gastan y sigue sin pasar nada. Una peonza, unos plásticos sobre una silla, una habitación del miedo, la linterna de un móvil en plena subida y bajada de escaleras, un ascensor bipolar y una sesión de espiritismo impiden ver más allá del dolor de Marta, de su pérdida y de su culpabilidad.

Probablemente Purgatorio sería un estupendo drama sobre la muerte, la tristeza, el limbo y la fe si no descubriera tan pronto sus cartas, si no se enredara en juegos de espejos y si no partiera del hecho de que lo raro da miedo por el simple hecho de ser raro. La prueba es que su director también ha realizado Purgatorio Redux, la misma historia pero en cortometraje, como si fuera perfectamente consciente. Hace tiempo que el cine de terror psicológico necesita algo más que la extrañeza y la lentitud para asustar al espectador y aunque ese no fuera el objetivo de la película, esa marca entre miedo y emoción se ve tan clara que es imposible sentir ninguna de las dos cosas.

Etiquetas: cine de terror, cine español, Festival de Málaga, miedo psicológico, Oona Chaplin, Pau Teixidor, Purgatorio


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