Revista Arquitectura

Vivienda social e iniciativa privada, “Gran Hábitat” de Vallecas, un ejemplo de 1969.

Por Enrique23

ANUNCIO HABITAT

Contexto

En la España de los 40, 50 y 60 del siglo XX uno de los problemas que tenía en jaque a las autoridades era la escasez de vivienda para acoger a las constantes oleadas de inmigrantes. Fueron  diversos los  intentos para limitar el crecimiento descontrolado de los  poblados satélite que salpicaban la periferia de Madrid.

Para llevar a cabo esta ordenación, el Instituto Nacional de la Vivienda (INV) y la Comisaría de Ordenación Urbana de Madrid (COUM) pusieron en marcha en el año 1955 el primer Plan Nacional de la Vivienda, que establecía cuatro objetivos fundamentales:

1) Creación de los Poblados de Absorción, que cobijase a la población que habitaba en viviendas diseminadas y de escasa calidad. Tenían un carácter provisional, que se prorrogó en el tiempo y se ofrecían en régimen de alquiler barato;  2) Creación de Poblados Dirigidos, en los que las viviendas estarían autoconstruidas por sus futuros moradores, a través de modelos preestablecidos y bajo la dirección de técnicos del INV. Se ofrecian en regimen de compra;  3) Creación de nuevos núcleos urbanos; y 4) Construcción de barrios modelo, a modo de los anteriores, pero con unas características específicas que permitiesen su reproducción. Estos dos últimos no llegarían a desarrollarse.

Vivienda social e iniciativa privada

En 1957 José Luis Arrese se estrenaba como ministro de Vivienda y a partir de 1960 el Ministerio dejaba en manos de la iniciativa privada el asunto de la vivienda social que hasta entonces habían resuelto con irregulares resultados el Instituto Nacional de la Vivienda (INV)  y la Obra Sindical del Hogar (OSH). En Madrid, la Comisaría de Ordenación Urbana (COUM) a cargo de julián Laguna que, hasta entonces había facilitado grandes promociones al INV y fue la impulsora de los poblados dirigidos y los de absorción, dejó de tener un papel principal, al quedar englobada dentro del nuevo Ministerio. Fue la gran oportunidad para  inmobiliarias como Urbis o Banús, propiedad de José Banús.

La promotora Banús, por ejemplo, construyó el barrio de La Concepción y el barrio de El Pilar, este último  formado por bloques de “pisos de 40 y 44 metros cuadrados destinados a alojar a los nuevos inmigrantes que acudían a Madrid al olor del incipiente milagro económico español. Al  promotor le salían los pisos sociales en torno a las 35.000 pesetas y el propietario pagaba sobre las 50.000 pesetas de entrada y el resto, hasta 100.000 más, a pagar en cómodos plazos mensuales. Además, la promotora se beneficiaba de una ayuda oficial a fondo perdido de 25.000 pesetas por piso para estimular la construcción de viviendas“.

(El País, 22/09/1984)

Sierra de Tornavacas-2013 Google

“Gran Hábitat” de Vallecas en la actualidad, ©Google 2013.

“Gran Hábitat” de Vallecas

En 1974, el periodista Luis Carandell denunciaba en la revista  Triunfo lo que él llamó el “engaño”  de comprar un piso  de “Gran Hábitat”, un conjunto de 192 viviendas libres y 26 locales comerciales situadas en Vallecas pueblo. Se trata de un bloque de cinco plantas con once portales en toda la promoción, dispuesto en forma de U con fachadas a las calles Puerto de Alazores, Sierra de Tornavacas, Puerto de las Pilas San Jaime (antigua carretera de Villaverde).

Su construcción se inició en 1967 y las primeras viviendas se entregaron en 1969. Los pisos, de entre 60 y 70 m2,  tenían tres dormitorios, salón, baño, cocina y un balcón de unos 6 m2. Se vendían en torno a 475.000 ptas (2.860 €), en un periodo en el que el salario mínimo interprofesional mensual para mayores de 18 años no alcanzaba apenas las 3.300 ptas (20 €). Una familia obrera con un solo sueldo, dedicando la mitad de sus ingresos al pago de las mensualidades de un piso de “Gran Hábitat”, después de entregadas las 75.000 ptas de entrada, podría estar pagando alrededor de 25 años.

Esta promoción ejecutada en Vallecas fue más o menos contemporánea con otras de idéntica denominación, que la misma empresa, Promotora Inmobiliaria Hispano Alemana S.A. (IHASA), realizó en la calle Arturo Soria, donde levantó cinco torres exentas de 16 alturas cada una, en una zona muy próxima al Pinar de Chamartín, en el distrito de Hortaleza. También realizó en el mismo periodo otra urbanización en Alicante. Las promociones, mucho más cuidadas que la de Vallecas,  se llamaron respectivamente “Gran Hábitat Pinar de Chamartín” y “Gran Hábitat Alicante”. La publicidad y venta corrió a cargo de la firma Publicidad y Venta de Pisos, más tarde EZG Exclusivas Inmobiliarias, con oficina en la calle Zurbano 76 5ª planta de Madrid.

Gran Hábitat de Vallecas, un gran fiasco

El “Gran Hábitat de Vallecas”, en 1974, cinco años después de la entrega de las primeras viviendas, fue objeto de un minucioso examen por parte de los arquitectos Eduardo Leira y Luis Mapelli, cuyo resultado, avalado por el Colegio de Arquitectos de Madrid, puso de relieve las graves deficiencias técnicas de las edificaciones así como el incumplimiento reiterado de las normativas urbanísticas municipales.

Además, las condiciones en que fueron entregadas las casas no se ajustaban a lo pactado en los contratos, ni en la documentación aportada, ni en la información publicitada en la prensa, por lo que a las faltas mencionadas se añadía el incumplimiento contractual con los compradores.

Se decía en la publicidad que “Gran Hábitat de Vallecas” contaría con piscina y parque infantil. También se construirían cuarenta y ocho plazas de aparcamiento en el interior del recinto acotado por los bloques. Hay que tener en cuenta que en 1968 todavía no era tan normal como ahora tener coche. El precio de un automóvil todavía era bastante elevado para buena parte de la clase obrera. Por ejemplo un SEAT 850 básico costaba unas 80.000 pesetas (480 €), algo así como dos años de trabajo sin gastar nada para comer ni para vestir. En ese sentido, con el paso del tiempo los coches se hicieron cada vez más asequibles y, por el contrario, las casas cada vez más inaccesibles, como si, paradójicamente, se tratase de un bien suntuario y no al revés.

Calle Puerto de las Pilas-Google Maps 2013

“Gran Hábitat” de Vallecas en la actualidad, ©Google 2013.

Todavía en 1975 el prometido aparcamiento continuaba siendo un polvoriento patio sin acondicionar que cuando llovía se convertía en un desagradable barrizal.

A parte de este desafortunado olvido por parte de la empresa promotora, nada cumplidora, el informe técnico de los arquitectos descubrió numerosas goteras en el interior de muchas viviendas que se producian desde las cubiertas, ya en mal estado al poco de terminarsen los edificios. Al parecer, debajo de los tejados, en las cámaras de aire, se depositaron escombros que ahí hubieran quedado ocultos a no ser por la inspección.

Los muros de fachada se construyeron de medio pie, es decir con el canto más ancho de los ladrillos hacia el exterior, ahorrando material y además no se realizó cámara de aire alguna, con lo que el aislamiento resultaba mínimo. A los propietarios que advirtieron este detalle a tiempo la empresa satisfizo su demanda construyendo la cámara de aire a costa de perder metros cuadrados.

La mampostería de los balcones estaba suelta y desprendida. Los desagües carecían de la caida suficiente, por lo que el agua acababa por estancarse, estropeando las instalciones y envejeciéndolas prematuramente. En los bajos, el solado se hizo directamente sobre la tierra, así que la humedad no tardó en manifestarse. El resultado fue que en las plantas bajas así como en la totalidad de los portales, el suelo se levantaba y quedaba suelto, lo que en ocasiones impedía la apertura y cierre de las puertas.

El hueco de las escaleras se hizo de setenta centímetros en lugar de un metro, lo establecido por la normativa vigente en aquel momento y los descansillos se hicieron muy pequeños, casi inexistentes.

Por otra parte, la media de tamaño de las habitaciones, de nueve metros cuadrados y 22 metros cúbicos, tampoco se ajustaba a la norma.

En cuanto a los compromisos de la promotora respecto a calefacción, agua caliente y antenas de televisión, tampoco se respetó ninguno de ellos.

Otras deficiencias que encontraron los arquitectos en su examen fueron la falta de ventilación del cuarto de basuras y a la inadecuada protección de los cuadros eléctricos.

Entre las más graves estaba un hormigonado defectuoso y que las cabezas de compresión de las vigas era insuficiente; la prematura oxidación de la viguería metálica por la falta de protección de las humedades.  La aparición de numerosas grietas de varios centímetros que dejaba al descubierto la estructura metálica y, por tanto, sometida a oxidación, fue pronosticada por los técnicos como el paso inmediato a una inminente ruina en un plazo no muy largo.

Referencias.-

Carandell, Luis
Como engañar al comprador de un piso
Silla de Pista
Revista Triunfo nº 626 (28/09/1974,  pág. 12)

Bergera Serrano, Iñaki
Obra Sindical del Hogar: tres décadas de vivienda oficial
La Vivienda protegida. Historia de una necesidad
Carlos Sambricio, editor
Madrid, 2009


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