Revista Coaching

Vivir marcando una diferencia

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

Vivir marcando una diferenciapor Begoña Gutiérrez

La primera vez que nos citamos para la Sesión de Descubrimiento, el despacho de Juan era una chimenea en plena ebullición. Había colillas en todos los ceniceros que adornaban mesas, estantes, o armarios abiertos. El olor, por supuesto, era de tabaco, viejo y húmedo. Impregnado hasta los rincones más minúsculos. Sin embargo, Juan evitó fumar durante la hora y media que estuvimos diseñando el Proceso de Coaching que quería tener. Al terminar, le pregunté con mucha curiosidad. ¿Cómo ha sido estar durante este rato sin encender un cigarrillo?

La verdad es que no lo he echado en falta, pero me suele pasar lo mismo durante los viajes en avión o tren. Sé que es un impasse. Al poner los pies en tierra, lo primero que hago es encender un cigarrillo, explicó alargando la mano hacía una cajetilla que había sobre la mesa. ¿No te molestará? me preguntó ya con el cigarrillo en los labios.

¡Qué gracia! me lo preguntas ahora, después de casi dos horas de estar hablando -salté espontánea-

Bueno, es ahora cuando quiero  fumar. Antes no tenía motivos para preguntarte. Por qué no iba a hacerlo. -Se había quitado el cigarrillo de los labios y jugaba con él entre los dedos- Para mí era como estar viajando y ya sabes que fumar está prohibido por ley.

Sorprendida por lo que decía, le interrumpí. ¿Nuestra conversación ha sido un viaje para tí?

Ahora que lo dices. Pensó unos minutos volviendo a llevarse el cigarrillo sin encender hasta los labios.- Sí, ha sido un viaje. Me has conducido a revisitar algunos lugares que hacía tiempo que no visitaba… -Asentí con la cabeza, pidiendo que los nombrara y lo hizo.- Me he visto madrugando hacía Merca Madrid con mi tío Claudio para comprar pescado que luego vendíamos en el puesto que tenían en el Mercado de Chamberí. Y las conversaciones que teníamos sobre cómo salir de esa dura vida. Sí, me has hecho viajar a un lugar difícil… – Se quedó pensativo.-

No pareces seguro al decir que era difícil ¿Lo era?, profundicé.

¡Joer!, ya lo creo que lo era. Tenía 7 años cuando mis padres se mataron en un accidente. Mi hermano mayor 10 y la pequeña, 5. Nos dejaron deudas que tuvo que asumir la familia y cada uno de nosotros se fue con un familiar. A mi hermana la criaron los abuelos. Yo me fuí con mi tío Claudio, soltero, escéptico, trabajador hasta lo incansable y muy bruto. -Por un segundo se le quebró la voz.-

¿Qué acaba de llegar a tu garganta?, le puse mi mano en su cuello sin pedir permiso.

-Confiado y con lágrimas asomando en los ojos nombró a su hermano Miguel- Le pudo el dolor y se perdió. No quiero que eso pase nunca más en mi entorno y por eso te he llamado. -Se frotó los ojos dejando en la mesita el cigarrillo con el que todavía jugaba.-

¿Cómo quieres que te ayude?, me puse a su servicio.

A veces echo de menos a mi tío Claudio. -Se corrigió así mismo.- A veces, no. Todos los días. Fue un padre compañero tosco, bruto, imparable, pero tenía un sueño. Un bonito sueño, que yo pensé que había cumplido por los pelos, pero ahora me he dado cuenta que lo cumplió hacía mucho tiempo. -Mientras hablaba buscaba una caja de fósforos en un centro de mesa.-

Le miré a los ojos, volviéndo a su inquietud y le pregunté: ¿Cuál es ese sueño tuyo tan deseado, Juan?

He cumplido muchos. Soy Arquitecto gracias a mi tío Claudio que despertó mi deseo de construir. Toco la guitarra también gracias a él porque por las noches me llevaba a los garitos de flamenco para que se me contagiara “argo de arte”, así hablaba ese tosco zamorano.- Recordó poniéndose en pie.- Tengo una familia que me adora, cuatros hijos, una ex mujer con la que me llevo bien, una nueva mujer por la que bebo los viento  y estoy muy unido a mi hermana. Pero no sé hay algo que anhelo y no sé qué es.

Si tuviera una forma ¿Cómo sería?, insistí.

-Juan hablaba de su familia , y de repente sorpendido al abrir la caja de fósforos y verlos todos quemados, menos uno, dijo respondiendo a mi pregunta.- No sé. Pero se me ocurre que cómo esta cerilla con el fósforo rojo, que es la única útil. -Hizo un silencio en el que no dejé de mirarlo con complicidad y desde un lugar esencial, surgió espontáneo.- Pues mi sueño es marcar una diferencia con mi vida. Lo mismo que hizo mi tío Claudio y no he sabido ver hasta hace poco. Era bruto y tosco y casi analfabeto, pero se marcó el sueño de sacar de la necesidad, bueno pobreza, a su  familia y darme conocimiento. Marcó una diferencia en mi vida y yo siento que debo contribuir así en este mundo. ¿Cuál es mi diferencia, querida coach?

Esa pregunta sólo la puedes contestar tú. Pero este deseo de hacer más habitable el mundo, ya marca una diferencia. Además, dije distendida, acabas de marcar otra no quemando la última cerilla útil.

- Con la risa en la comisura de los labios, se puso de pie y como si hiciera un juramento, me miró y dijo: Mi diferencia va a comenzar hoy dejando de fumar, se comprometió. Así será como viajar todo el tiempo a lugares conocidos y desconocidos.

¡Qué brillante, Juan! En cada uno de esos lugares llevarás tu diferencia porque agradeces con tu generosidad la diferencia que marcaron en tí. ¿Te das cuenta como el mundo ya es un lugar mejor con personas como tú? Gracias, porque también contribuyes a que yo sea más feliz.


Volver a la Portada de Logo Paperblog