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Vivir y amar en Túnez – Crítica de “Hedi-Un viento de libertad” (2016)

Publicado el 21 febrero 2017 por Manuzapata @vivazapatanet
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Eso no es un sueño, es un proyecto, le espeta ella mientras contemplan cómo las olas del mar rompen en la orilla. Algo hace click en la mente de Hedi. Algo que cambia para siempre su modo de enfrentarse a la realidad. La utopía e inconsistencia de lo anhelado se convierten de pronto en algo tangible y realizable. A pesar de todo, su gran pasión, convertirse algún día en dibujante de cómics, queda muy lejos. En Túnez casi toda tu existencia está escrita, seas hombre o mujer, no hay margen para la improvisación.

Su ocupación como comercial que vende coches a puerta fría no le llena. De algún modo envidia a su hermano, que se marchó a Francia, encontró trabajo y esposa y se estableció permanentemente. Su madre, viuda, a pesar de la distancia, prefiere al hijo que tiene lejos. Y para el que habita en su misma casa diseña un futuro teledirigido; en el país norte africano estas cosas no se consultan con la descendencia. Concierta una boda inminente, apaña una planta del hogar que comparten para que haga las veces de domicilio conyugal y le gestiona un nuevo empleo a través del que pronto será su suegro.

Vivir y amar en Túnez – Crítica de “Hedi-Un viento de libertad” (2016)

 Mientras, Hedi no sabe hacia dónde dirigir sus pasos. Lleva tres años viéndose a escondidas, en el Peugeot de su empresa, con una prometida a la que ni siquiera ha podido besar. Su jefe le traslada a un destino tan alejado de su pueblecito natal que ha de quedarse allí durante la semana laboral. Apenas faltan seis días para la boda. Su familia, los preparativos, el estrés laboral, lo tienen asfixiado. El dejar su localidad le hace respirar momentáneamente. El resto lo hará Rym, una animadora del hotel donde se hospeda, una mujer cosmopolita cinco años mayor que él que entra en su vida como un soplo de aire fresco.

Vivir y amar en Túnez – Crítica de “Hedi-Un viento de libertad” (2016)

Esta especie de Breve encuentro o Los puentes de Madison ubicada en el Mediterráneo comienza la partida jugando unas cartas que retratan el anodino día a día del protagonista para, en un momento dado, subir la apuesta dando un giro de 180 grados para plantear un interesante debate en cuanto a las tradiciones y la modernidad y el amor de verdad versus el impostado y prefabricado, dibujando un retrato del Túnez actual con alusiones a los atentados del Museo del Bardo o la Primavera Árabe que afectan directamente a la difícil y clandestina relación que surge entre Hedi y Rym.

Vivir y amar en Túnez – Crítica de “Hedi-Un viento de libertad” (2016)

Mediante la escritura y realización de su primer largometraje, Mohamed Ben Attia logra la simbiosis de un apasionado enamoramiento primorosamente interpretado por Majd Mastoura y una arrebatadora Rym Ben Messaoud, ambos debutantes, con un fresco que plasma los importantes cambios económicos y sociales que ha sufrido su país en los últimos años. Todo narrado con una frescura que nos recuerda la honda huella que nos dejó Omar, que llevaba al conflicto palestino-israelí la contienda romántica. Un notable filme al que hacen justicia los reconocimientos cosechados en el pasado Festival de Berlín.

Vivir y amar en Túnez – Crítica de “Hedi-Un viento de libertad” (2016)

Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos.

Copyright imágenes  © A24, Plan B Entertainment. Cortesía de Diamond Films. Reservados todos los derechos.

Hedi, un viento de libertad

Dirección y guión: Mahamed Ben Attia

Intérpretes: Majd Mastoura, Rym Ben Messaoud, Sabah Bouzouita

Música: Omar Aloulou

Fotografía: Frédéric Noirhomme

Duración: 88 min.

Túnez, Bélgica, Francia, 2016  

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