Vuestras consultas: fobia a las agujas

CONSULTA:

Hola, mi consulta es la siguiente: tengo pánico a las agujas, inyecciones, extracción de sangre, y ¡todas esas cosas del médico! No sé como afrontarlo... ¡no puedo ir ni al dentista! Un saludo y gracias

RESPUESTA DE SOMOSPSICO:

Estimado/a lector/a:

El tema que nos planteas hace clara referencia al padecimiento de una fobia específica, concretamente del tipo sangre-inyecciones-daño. Por si te resulta de interés, los otros tipos de fobias específicas que se han categorizado son: animal (relacionada con el miedo a animales o insectos), ambiental (más propia de fenómenos atmosféricos como tormentas o relámpagos), situacional (referida a lugares concretos como túneles, puentes, ascensores, etc) y otros tipos (más relacionada con otros estímulos como los sonidos altos, las personas disfrazadas o adquirir una enfermedad).

La explicación acerca del origen de una fobia puede ser múltiple. Así, encontramos teorías que van desde los planteamientos del propio Freud, hasta las actuales hipótesis cognitivo-conductuales. Según sea una u otra la teoría desde la que partamos, se hará especial énfasis en determinados aspectos del problema y no en otros. De todas formas, dado que actualmente son las últimas las que mejores resultados están ofreciendo, responderemos a tu pregunta desde ellas.

Según las teorías cognitivo-conductuales, en una fobia estarían incidiendo dos componentes esenciales que la configurarían. En primer lugar, la existencia de experiencias anteriores que han podido resultar traumáticas para ti y que han provocado que tu cuerpo reaccione fisiológicamente con temor ante circunstancias parecidas. Esto es lo que llamamos condicionamiento, y es una forma que tiene nuestro organismo de “aprender” si una situación nos interesa o si por el contrario ha de ser evitada porque nos ha causado dolor o malestar. En tu caso, es posible que hayas tenido que enfrentarte en otro tiempo a situaciones en las que te extrajeron sangre, o en las que te pusieron inyecciones, algo que desde luego no te resultó agradable.

Sin embargo, el condicionamiento no explica totalmente una fobia. Es aquí donde intervienen lo factores cognitivos. Igual o incluso más importante que tu experiencia desagradable, fue la forma en la que la viviste. Es posible que otras personas en las mismas circunstancias no viesen tan amenazada su integridad en aquel momento, de manera que no “registraron” en su cerebro tal situación como peligrosa. Así, siguiendo esta lógica, es incluso posible desarrollar fobias ante elementos que nunca nos causaron ningún daño, pero de los que sí fuimos informados por otros acerca de su peligrosidad (ver artículo sobre aprendizaje social).

Por tanto, y uniendo un poco todo lo comentado, lo necesario para superar una fobia es reprogramar nuestro cerebro de manera que vuelva a aprender que esos estímulos no constituyen verdaderamente una amenaza. Dado que son múltiples los síntomas fisiológicos que aparecen ante el estímulo temido (en tu caso concreto suele darse una intensa respuesta vasovagal que puede causar mareos y desmayos), y muchos los pensamientos negativos que lo anticipan, suelen trabajarse ambas cosas.

Para no hacer más extensa la respuesta, te animamos a que leas un par de artículos de nuestra web en los que se habla tanto del tema conductual como del cognitivo. Uno es el relativo a la técnica de exposición, la más empleada para las fobias específicas; y el otro hace referencia a la psicología cognitiva. Además, en casos como el tuyo es recomendable añadir la denominada tensión muscular aplicada, en la cual la persona aprende a tensar voluntariamente los músculos antes de la extracción sanguínea con el fin de elevar la presión arterial y así evitar desvanecimientos.

Deseando haberte servido de ayuda, te invitamos a que sigas visitándonos en el futuro.

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Si tienes algún problema y te apetece que lo comentemos en nuestro blog de forma anónima no dudes en contactar con nosotros a través de nuestro formulario de contacto. Nota: Nuestras respuestas no son sustitutivo de un tratamiento psicológico.

foto|Sura Nualpradid