XVº Festival de Cine Alemán: los favoritos

La celebración del 15º aniversario del Festival de cine alemán de Madrid ha satisfecho las mentes más inquietas y las miradas más críticas. Con una retrospectiva de cuatro películas de la célebre directora germana Margarethe von Trotta -y el estreno de su última obra, Hannah Arendt-, el ya conocido ciclo de cortometrajes Next Generation Short Tiger 2013 y la proyección de siete títulos inéditos en España son los platos fuertes del programa. La novedad este año ha sido la inclusión de un título de cine documental, Speed – En busca del tiempo perdido, de Florian Opitz.

Un repaso por los favoritos de la programación y las sensaciones que han dejado en nuestras retinas:

Transpapa (2012) es un vuelco al ya explotado formato de película que explora la adolescencia. Con un genuino punto de vista, que sólo podía provenir de una experiencia similar en la vida de su directora  Sarah Judith  Mettke, la cinta muestra el reencuentro entre una hija en pleno desarrollo sexual y mental y su padre, que se encuentra en una fase similar tras cambiarse de sexo. Estas dos personas, separadas desde hace cinco años, vuelven a comunicarse para darse cuenta de que, aunque casi no se reconozcan, las semejanzas en sus sensaciones y vivencias no están tan alejadas como creen. Es un retrato divertido e insólito, con una convincentemente inherte Luisa Sappelt, que sabe ahondar en los pequeños detalles para crear un contexto tenso y convertirlo a un renacimiento de la nueva familia. Una ópera prima que funcionó como proyecto de fin de carrera y que lo hace también a la perfección en la mente del espectador.

Nuevos horizontes (Am Himmel der Tag, 2012) es el pequeño tesoro que había que descubrir en esta edición del festival. Lo que al principio parece una historia sobre dos jóvenes estudiantes despreocupadas algo insustanciales termina siendo una oda a una generación actual y a cómo resuelve sus vivencias. La inconsistencia que provoca la juventud choca con los problemas que acarrea la madurez que, tarde o temprano, acaban apareciendo en el camino. Del argumento poco más se puede decir, sólo que es una recomendación casi obligatoria para cualquier cerebro con inquietudes que celebre sus contradicciones. La protagonista es Aylin Tezel (Almanya: Bienvenido a Alemania); ovación absoluta. La cinta almacena un drama progresivo encerrado en la idea de crecer y asumir responsabilidades, causas y las restantes consecuencias. Es por eso que se van vislumbrando nuevos horizontes conforme avanza la película y madura la sala de cine.

Fin de la veda (Ende der Schonzeit, 2012) es toda una sorpresa dentro de un envoltorio que parece conocido, al que uno se atreve a prejuzgar y, esta vez, es un fallo asegurado. Las ideas preconcebidas deben dejarse a un lado: es una película histórica, sí, pero eso resulta ser el simple trasfondo de una historia entre tres curiosos individuos que bien podría ocurrir hoy en día. Aunque nunca con tanto humor. La cinta transcurre en la granja de un matrimonio alemán durante los años 40. En plena persecución a los judíos, un extraño individuo llega para pedirles alojamiento a cambio de trabajo. El acuerdo al que llegarán será algo diferente: podrá quedarse a cambio de proporcionarles un heredero. Las confusiones y descubrimientos sexuales no tardarán en aflorar entre el recién llegado y la mujer, que ve cómo el joven judío despierta en ella sensaciones desconocidas. El triángulo actoral (Brigitte Hobmeier, Hans-Jochen Wagner y Christian Friedel)  roza la perfección y consigue crear un compás que no deja de sorprender.

Rupturas por encargo (Schlussmacher, 2013) crea, en clave de comedia, empresas especializadas en romper relaciones de pareja. A modo de sicario del amor, los simpáticos trabajadores acabarán con tu relación por un módico precio. Caída libre (Freier fall, 2013) late a ritmo de sus dos protagonistas y sus sentimientos, con el descubrimiento de la atracción entre dos hombres jóvenes y con ganas de vivir en un solo y único universo: el de los dos. Culpables son los otros (Schuld sind immer die anderen, 2012) consigue crear una atmósfera de tensión y compungir desde la gran pantalla al espectador que observa con ojos críticos pero empáticos: dejar atrás el pasado y volver a empezar es el eje sobre el que giran sus dos protagonistas. De la película inaugural -Costa Esperanza (Wir wollten aufs Meer, 2011)- y la rueda de prensa de presentación puedes leer y ver imágenes aquí.

El documental Speed – En busca del tiempo perdido (Speed – Auf der Suche nach der verlorenen Zeit, 2012) está protagonizado por su mismo director, Florian Opitz. Cuenta cómo cada vez siente que tiene la sensación de que hay menos tiempo, de que le faltan horas a sus días y de que siempre posterga las cosas que, cree, valora como más importantes en su vida. Descubre que es una sensación cada vez más generalizada y decide investigar qué está pasando con nuestro tiempo. Quiere saber por qué. Comienza visitando a un psicólogo pero terminara hablando con un monje budista; entre medias se entrevistará con diversas personalidades que le darán su opinión pero que no lograrán convencerle completamente. Se agradece la presencia de contenido más informativo en la programación de un festival de cine como éste, y, si además está bien elegido, es una grata experiencia asistir a esta clase de la mano de Opitz de educación, tiempo y sabiduría.