Y hoy, Suecia

En Suecia vuelve la izquierda al poder tras ocho años de gobierno conservador. Uno de los países más ricos del mundo, con mayor calidad de vida, ha venido siendo gobernado por la derecha sin que los cielos se hayan abierto, la renta se viera disminuida o el pueblo sueco clamara por las libertades que arranca el ogro del conservadurismo reclacitrante y decimonónico, según el progresismo de nuestro país. Pero lo sorprendente fue el ascenso de la extrema derecha en el país nórdico. Un ascenso que se produce en toda Europa… desde más allá de los Pirineos, porque en España, como en Grecia, el fenómeno más llamativo es el aumento de apoyos a una formación de izquierdas con aires de totalitarismo venezolano. Uno puede entender el descontento de la población con el paro, los impuestos crecientes o la inmigración, y que en consecuencia, apoyen a una formación más radical, pero a la derecha. La revolución bolivariana, el comunismo trasnochado de Castro, no sustancialmente distinto al de la URSS, arrojó resultados sobradamente conocidos por todos, pese a que quienes suscriben sus postulados, crezcan en España como la espuma. Hasta para ser radicales en esta vieja piel de toro, somos menos listos que nuestros vecinos europeos a los que siempre habremos de mirar con la envidia del que ignora.