Llevamos poco más de un mes de colegio
y no sé vosotras, pero yo ya ando agotada. No sé por qué, pero me está costando
coger el ritmo al nuevo curso. Comencé septiembre con cierta pereza por iniciar
la rutina del colegio.
Poco a poco me fui habituando pero claro, no teníamos aún actividades
extraescolares. Pero octubre no se ha hecho esperar y ¡ay amiga!, ha llegado
pisando fuerte y mamá, ¿qué hace? Correr de aquí para allá todo el santo día.
Mi reloj hace tilín, tilín, cada mañana a las
6:30 horas. Puntual canta el gallo de lunes a viernes sin olvidarse ningún día
y ahí comienza mi maratón. Tengo previsto cambiar pronto el sofá del salón,
aunque sinceramente no sé cómo se ha desgastado tanto si, al menos por mi
parte, ni lo huelo entre semana. No sé lo que es sentarse a tomar un café ni a
media tarde. El inicio de la rutina completa para estrenar el otoño me está
dejando K.O. ¿Acaso pretendo abarcar demasiado?, ¿o es que las mamás necesitamos también un periodo de adaptación? Sigue leyendo