Revista En Femenino

Y las mujeres, ¿dónde están?

Publicado el 22 abril 2011 por Daniela @lasdiosas

Con bombos y platillos se anunció a inicios de la semana la integración de un grupo de prestigiosos profesionales al equipo de Gana Perú. Mientras algunos de los convocados explicaban en los medios sus razones para participar en esta amplia convocatoria, el candidato presidencial insistía en la promesa de que en su gobierno, los cambios serían paulatinos y no beneficiarían sólo a un grupo sino a todo el país. De lo que casi nadie habló, o lo que se ha mencionado poco, es que en la larga lista de profesionales prestigiosos sólo se incluía a seis mujeres hasta donde se ha dicho. No se trata, hay que insistir, en hacer un juicio sobre los profesionales invitados, su indudable valía y lo que pueden aportar a la labor de repensar el país y hacerlo más justo y equitativo, una labor que es imprescindible y urgente. Precisamente en relación a lo equitativo es que resulta extraño, por decir lo menos, que no haya una mayor presencia de mujeres. Podría pensarse que en el país las mujeres profesionales, técnicas de calidad, formadas en gestión pública, economistas, sociólogas o ingenieras, con maestría y doctorados, se ubican ideológicamente a la derecha del espectro político, por lo que no se encontrarían muchas que quisieran integrar este “dream team” mayoritariamente masculino, aunque también cabe la posibilidad de que no se buscó más ampliamente, quizá con la idea de que ser mujer u hombre en un proceso como éste no es lo trascendental, pues se trata de salvaguardar la democracia.

La escasa importancia que cada vez con más frecuencia se le da a la presencia de las mujeres en diferentes espacios, se nutre, hay que decirlo, de algunas actuaciones de mujeres en la política o en puestos de decisión, que han dejado mucho que desear al no defender los intereses de su género. Un evidente ejemplo de ello es la complicidad subyacente en el silencio de algunas de las mujeres políticas con relación a las esterilizaciones forzadas en el gobierno de Fujimori, en el que miles y miles de mujeres, sobre todo rurales e indígenas, sufrieron la anticoncepción quirúrgica en contra de su voluntad. Otro ejemplo lo tenemos en la oposición de algunas parlamentarias al aborto, incluso al aborto terapéutico o para casos de violación, como lo enfatiza Fabiola Morales, actual congresista que no fue reelecta, al ser consultada sobre el tema: “Ni siquiera en caso de violación, siendo esto un hecho terriblemente dramático y que condeno, se justifica, ni le da derecho a la mujer, a decidir sobre la vida de su hijo.

Es una vida, un ser humano y hay que respetarlo. Si la madre no lo quiere, pues que lo entregue en adopción.” (1) Como si eso fuera tan sencillo, o como si las mujeres abortaran sólo porque les gusta y lo desean.

Por otro lado, no hay que olvidar que a más de las identidades de género, las personas tenemos también otras identidades que, en el caso de las mujeres, muchas veces se superponen a las solidaridades intragenéricas. No podemos dejar de mencionar, por ejemplo, el ataque de la parlamentaria Martha Hildebrandt a la parlamentaria indígena Hilaria Supa cuando ésta asumió su cargo parlamentario en el 2006 y el desprecio con el que se volvió a referir a ella cuando fue nombrada presidenta de la Comisión de Educación en el Congreso, renunciando por este hecho a dicha Comisión y dejando en claro que para ella, la parlamentaria Supa, elegida igual que ella por votación popular, “no tiene la capacidad intelectual y académica”. (2)

Mucha gente responde a las increpaciones sobre la ausencia de las mujeres con ejemplos como los que han sido mencionados líneas arriba o diciendo que ya vendrán más mujeres y que lo prioritario es garantizar la democracia o un buen plan de gobierno, como si la búsqueda de la equidad de género no tuviera que ver con la democracia, o como si las acciones que se proponen los partidos o los programas de gobierno no tuvieran un impacto diferenciado por género. O como si la importancia simbólica que tiene que mujeres ocupen altos cargos públicos y privados y se constituyan en referentes positivos para otras mujeres, que aporten a cambiar los esquemas mentales existentes y la concepción subordinada que se tiene sobre lo femenino, no fuera relevante.

La presencia de las mujeres en estos espacios es la posibilidad de expresar su propia voz, sus propias experiencias y vivencias, que, huelga decir, no son iguales a la de los varones. Estas experiencias y vivencias se verán también reflejadas en las propuestas que partan de ellas, pues para una mujer, no importa el escalafón que tenga, aún es complicado el ejercicio de lo público o el ejercicio de la profesión, en la medida en que seguirá llevando sobre sus hombros la atención de su familia mientras no hayan políticas dirigidas a impulsar la corresponsabilidad familiar. ¿Qué mujer no ha tenido que dejar todo de lado cuando algo le ha pasado a su hijo, hija, padre o madre y dedicarle más tiempo que los varones de la familia?

Por otro lado, todos los candidatos han hablado de las políticas sociales y de los programas de alivio a la pobreza. ¿Quién va a discutir y colocar en los equipos técnicos integrados mayoritariamente por varones lo que implica el aporte gratuito de las mujeres en las labores reproductivas, en el mantenimiento de la vida, en lo que se denomina economía de cuidado? Si bien la presencia de más mujeres no es garantía de que estos aspectos se discutan, hay más posibilidades de hacer presión y de que se posicionen los intereses de las mujeres.

Debemos señalar, por otra parte, que la escasa presencia de mujeres, no sólo en los cargos públicos sino también en la empresa privada, es un asunto de especial preocupación de la ONU y de las diferentes instancias internacionales que propugnan por la igualdad de oportunidades. Hace unos pocos días, en Panamá, Michelle Bachelet, jefa de ONU Mujeres, sostuvo que en el mundo sólo un 19% de diputados son mujeres y que si seguimos así, la igualdad entre hombres y mujeres se alcanzaría quizá en unos 40 años. En Alemania, se originó hace poco una gran discusión al tratarse la escasa presencia de las mujeres en cargos de responsabilidad empresarial, debido a que estudios señalaban que solo un 3.2% de los directivos de las 100 más importantes empresas alemanas son mujeres, debiendo incentivarse por tanto una mayor participación. El presidente del banco alemán Deutsche Bank, Joseph Ackermann, al comentar que si se debía colocar una cuota de género para que las mujeres pudieran acceder a estos altos cargos dijo: “espero que un día u otro la dirección sea más bonita y con más colorido gracias a la integración de mujeres.” Por supuesto, lo mandaron de paseo a buscar colorido en parques y jardines, mientras la discusión continúa.

Esta campaña electoral en la que es una mujer quien pasa a la segunda vuelta debería alegrarnos al ser un indicador de avance en términos de representación de género, pero coincidiremos con muchos y muchas en que ella no está representando nuestros intereses de género, en la medida en que ha superpuesto sus intereses personales o familiares a los de las mujeres en general. No ha cuestionado las esterilizaciones forzadas realizadas en el gobierno de su padre, ni ha deslindado firmemente de su accionar violatorio a los derechos humanos, ni ha trabajado como congresista por las mujeres. Hay que recordar que el proyecto de ley que más reivindica de su paso por el Congreso es el de haber logrado que se redujeran los impuestos municipales para que haya más eventos no deportivos y que “muchos cantantes vengan al Perú.” (3) Tampoco ha mostrado la menor sensibilidad con las hermanas y madres de los estudiantes asesinados por el grupo Colina en la Cantuta, hecho por el que su padre está sentenciado. Precisamente por todas estas razones, si se quiere mostrar la posibilidad de un proyecto diferente, debería integrarse a más mujeres, que a más de las condiciones técnicas y políticas necesarias, tengan conciencia de género, impulsen la participación de las mujeres, la igualdad de oportunidades desde la partida, la solidaridad intragenérica, y que tengan una clara convicción de que una verdadera democracia es aquella en que todos y todas gocen de derechos, de todos los derechos.

Por Rosa Montalvo Reinoso

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Revista Ser Perú

La Ciudad de las Diosas

Notas:

(1) “Fabiola Morales se pronuncia contra legalización del aborto”, Andina, Agencia Peruana de Noticias, 2 de marzo del 2011.http://www.andina.com.pe/Espanol/Noticia.aspx?id=0PiT+Yo/8L0=(2) “Supa prefiere no hacer caso a Hildebrandt”, Perú 21, 8 de septiembre del 2010.http://peru21.pe/noticia/635957/supa-prefiere-no-hacer-caso-hildebrandt(3) Entrevista en CNN.http://www.youtube.com/watch?v=u1uWt-6zHJs&feature=player_embedded#at=70

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