Revista Economía

Y, sin embargo, ¡se mueve!

Publicado el 29 septiembre 2016 por Jordi Mulé @jordimule

La oscuridad de la Edad Media dio paso al Renacimiento y éste a un resurgir del conocimiento y del pensamiento científico. Este resurgir chocó demasiado a menudo con aquello que se daba por inmutable; se partía de una época en la que se consideraba que el orden del Cosmos venía regido por el designio divino y que todo el Universo conocido orbitaba a la Tierra, hogar del ser supremo de la creación, el Hombre. Este orden preestablecido de las cosas presuponía necesariamente que los cielos debían ser inmutables, pues de otro modo no se podría explicar que toda la creación estuviera puesta a disposición del Hombre, tal y como afirmaba la mentalidad de entonces, quizá demasiado influida por el poder eclesial. Por ello, muchos científicos renacentistas se ganaron la enemistad de los defensores de lo establecido y algunos de ellos tuvieron serios problemas, cuando no persecuciones o cosas peores. Por citar dos ejemplos, a principios del siglo XVI el astrónomo polaco Copérnico (1473-1543) se atrevió a afirmar que la Tierra, el hogar de la Creación, no era el centro del Universo conocido, algo inconcebible entonces y que le acarreó no pocos problemas; también fue cuando en el mismo siglo XVI el científico español Miguel Servet (1509-1553) descubrió la circulación de la sangre y fue condenado a muerte en la hoguera por los calvinistas.

Podría seguir con muchos más ejemplos, pero me fijaré en el astrónomo italiano del siglo XVII Galileo Galilei (1564-1642). Usando el recién inventado telescopio, Galileo observó los cráteres de la Luna, descubrió los anillos de Saturno, las fases de Venus o las cuatro lunas más importantes de Júpiter; es decir, descubrió que aquellos astros que se consideraban inmutables y subordinados a la Tierra no eran más que otros mundos y que, además, algunos tenían lunas. Intentó convencer a los escépticos de sus descubrimientos, ganándose infinitud de poderosos enemigos y recibiendo a cambio persecución y el proceso por parte de la Santa Inquisición. Galileo había reunido suficientes pruebas que demostraban que Copérnico tenía razón como para que los defensores de lo establecido se organizaran en su contra y se le obligara a renegar de sus ideas; Galileo tuvo que hacer una declaración en la que se retractaba de sus descubrimientos y en la que afirmaba haberse equivocado afirmando que la Tierra giraba alrededor del Sol. La Creación divina culminaba en la Tierra y todo el mundo debía por ello creer que todo el Universo giraba alrededor de ella, no podía ser de otro modo, otra cosa era ir contra la Palabra de Dios, es decir, herejía, y en ese tiempo el delito de herejía se castigaba en muchos lugares con la muerte. Cuenta la leyenda que una vez leída tal declaración Galileo murmuró una frase que se ha hecho legendaria, Galileo dijo algo así como "y, sin embargo, ¡se mueve!". Es decir, que digan lo que digan algunos, las cosas son como son y no van a ser diferentes simplemente porque convenga a algunos que sean de otro modo, y es que esta afirmación no deja de ser de rabiosa actualidad político-económico en nuestro país.

Vamos a ver, repasando la situación política española, nos encontramos con que tenemos un Gobierno en funciones desde hace casi un año; por este motivo, según afirman algunos políticos, no se puede luchar eficazmente contra el paro, la crisis económica y otros diferentes desmanes. Estas afirmaciones asimismo se endurecen cuando se habla de la política catalana; en este caso el llamado "" se plantea ante parte de la Opinión Pública como el generador de una debacle económica, se habla de grandes fugas de empresas en Catalunya debido a la incertidumbre y toda otra serie de grandes desmanes. No obstante, un simple repaso desapasionado de algunos los últimos datos macroeconómicos afirman que la recuperación económica, tanto en el caso de toda España como en el caso de Catalunya, no depende necesariamente de la situación política, al menos de momento. Catalunya está liderando el sector exportador español, Barcelona se consolida como una de las más importantes capitales europeas en lo que a turismo y sedes empresariales se refiere, los datos de inflación del Estado Español están empezando a remontar, este año el Turismo ha batido récords y la tasa de paro parece que va mejorando. Por ello parece que la influencia de la incertidumbre política no es tan elevada como parece, y esto es así porque la Economía la hacen los agentes económicos, las personas y las empresas y no tanto los diferentes Gobiernos. Los Gobiernos ciertamente pueden influir en la Economía, pero su efecto en lo inmediato es necesariamente limitado; parafraseando a Galileo, y sin embargo, la Economía se mueve sola .

Por ello, y mientras la inestabilidad política no derive en algo mucho peor, la Economía se muestra como algo bastante independiente de las diferentes situaciones. Es muy fácil culpar a un gobierno de las crisis o felicitarlo en las recuperaciones pero, en el fondo, su influencia no es determinante, es un simple factor más, pero no el único. Como dijo el gran economista Adam Smith (1723-1790), creador de la Teoría Económica clásica y un gran teórico del capitalismo, es mediante el egoísmo de los particulares que se llega al bienestar general:

" el hombre necesita casi constantemente la ayuda de sus semejantes, y es inútil pensar que lo atenderían solamente por benevolencia (...) No es la benevolencia del carnicero o del panadero la que los lleva a procurarnos nuestra comida, sino el cuidado que prestan a sus intereses ". Adam Smith, "la riqueza de las naciones", fuente: Wikipedia.

Por lo tanto, según Smith es la iniciativa privada y las relaciones entre las personas (léase también empresas) movidas por el propio interés las que definen la Teoría Económica. De ahí que Smith defendiera que la influencia de los gobernantes en la Economía debía ser cero, pues ella misma es bien capaz de regularse sola. ¿Es ello siempre así? Bien, se trata de las teorías de Smith, el pensamiento económico ciertamente ha evolucionado mucho desde entonces; ahora bien, sorprende oír a tantos políticos que actúan como auténticos agoreros delante de una situación de incertidumbre política como la actual, argumentando el estancamiento económico como consecuencia de la incertidumbre política; quizá deberían ocuparse más de solucionar sus problemas políticos, de ponerse de acuerdo en lo esencial, hablar de todos los temas y desbloquear la situación, y dejar de argumentar tantos desmanes económicos que nunca llegarán, pues la Economía es bien capaz de regirse a si misma; al menos, por ahora.

Y, sin embargo y a pesar de la política, ¡la Economía se mueve sola!

Jordi Mulé.

Economista C.E.C. núm 13147.


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