Revista Salud y Bienestar

Y tú ¿eres del “Equipo Aminosalicilato”?

Por Javier Rojo @blogtueii

¡¡¡Buenas lindos!!! ¿Os habéis recuperado ya del sustillo del post de farmacología anterior? ¿Ese en el que hablábamos de los diferentes tratamientos existentes a día de hoy para las EII?

No pasa nada. En el post de hoy comenzaremos a desmembrar todos los entresijos de los tratamientos farmacológicos, en qué momento se utilizan, cómo funcionan, en qué lugar del cuerpo y los posibles efectos secundarios, todo, todo, todo para que si consideras que tienes algún problema con tu medicación, puedas utilizarlo de guía rápida y comentárselo a tu digestivo en tu próxima revisión (y de paso, saber un poco más de las EII).

Vamos a comenzar por los aminosalicilatos, nombre que tendremos que leer mil veces y repetir otras tantas en alto para saber pronunciarlo (porque la farmacología es así, una hermosa y compleja amante…).

¿Y cómo sé si estoy tomando un aminosalicilato?

Tanto las Sulfasalazinas como Mesalazinas forman parte de los fármacos aminosalicilatos. Podemos encontrarlos en farmacias con sus nombres comerciales tales como:

  • Sulfasalazina está comercializada como Salazopyrina®
  • Mesalazina está comercializada como Claversal®, Lixacol®, Asacol®, Mezavant®, Pentasa® y Salofalk®.

Y tú ¿eres del “Equipo Aminosalicilato”?

¿Para qué EII se utiliza los Aminosalicilatos?

Tanto una opción como la otra se utilizan normalmente en Colitis Ulcerosa, pero también, en algunos casos donde haya inflamación en algunas localizaciones del colón, puede utilizarse para Crohn.

¿Cuándo lo prescribe el médico?

Es un tratamiento para brotes agudos, así como para la prevención de recaídas en pacientes con EII leves a moderadas. En muchas ocasiones, esta es la primera elección del especialista, cuando llega un nuevo paciente a consulta.

¿Cómo podemos encontrarlas en las farmacias?

Primero y “very, very importante”, es el médico quien lo prescribe. Nada de ir a la aventura, calentarle la cabeza al farmacéutico porque lo habéis leído en una entrada de una colaboradora de tueii.com tope maja, que luego vienen a buscarme.

Después de este paréntesis (no os toméis la medicación sin supervisión, de verdad de la buena, que podéis empeorar los síntomas o el brote) podemos encontrarlas con diferentes formas farmacéuticas:

  • Para vía oral: comprimidos o granulados
  • Para vía rectal: enemas, espuma rectal o supositorios.

El digestivo elegirá, según la localización de tu inflamación, qué medicamento y en qué forma te vendrá mejor. Por ejemplo, si la inflamación la tienes en la parte final del colon, enemas, espuma y supositorios son una alternativa, mientras que si la inflamación se da al principio del colón y zona distal, los comprimidos y granulados por vía oral son más factibles. Pero esto siempre, siempre, siempre lo elegirá el especialista según la situación de cada paciente.

Y tú ¿eres del “Equipo Aminosalicilato”?

Y, ¿qué hace los aminosalicilatos?

Básicamente, se utiliza para brotes leves o como mantenimiento. Su objetivo es diminuir la inflamación localizada en el colon o la zona de cambio entre intestino delgado y grueso, es decir, entre íleon y colón, zona distal para los más entendidos.

Si, si, pero ¿qué hace en mi cuerpo?

  • Inhiben la síntesis de Eicosanoides
  • Inhiben la producción de PAF
  • Inhiben en la síntesis y liberación de citosinas proinflamatorias.

Las tres anteriores van, a grandes rasgos, juntitas, cada una con su función, pero su objetivo es el mismo. Básicamente las citosinas hacen muchísimas funciones a nivel celular. Van de la manita con una serie de células del sistema inmunitario (aquí vienen los eicosanoides y PAF). ¿Qué pasa? Que por algún motivo, aún desconocido, las citosinas se vuelven locas y se activan por un estímulo desconocido  (no se sabe si es una agresión física, química o biológica en las EII) creando una cascada de situaciones escabrosas en nuestro cuerpo que terminan liberando una serie de moléculas del sistema inmune, que buscan protegernos de “algo desconocido aún por la ciencia actual” y por esto se crea la inflamación. Los aminosalicilatos lo que hacen es hacer que las citosinas no se activen, se mantengan dormidas y por lo tanto no creen esa inflamación. Esto también cuenta para los eicosanoides y PAF, que forman parte de todo el tinglado que desencadena inflamación.

  • Tienen actividad antioxidante. Todo no iba a ser “malo”. Hay que mirarlo por el lado positivo, tanta publicidad con cremitas antioxidantes y un medicamento para la EII tiene ese efecto, manteniéndonos un poquito más tersas durante más tiempo. Vamos, internamente “inflamados”, pero con apariencia de veinteañero, quien lo diría…

¿Y qué pasa con los efectos adversos?

Que son inevitables porque tenemos miles de receptores por todo el cuerpo y los principios activos de los medicamentos, pueden juntarse con cualquier receptor similar, no solo en el intestino (que es donde lo necesitamos) si no en muchas partes del cuerpo.

Las sulfazalazinas pueden crear:

  • Por intolerancia a la sulfazalazinas: dolor de cabeza, molestias gastrointestinales y anorexia
  • Por hipersensibilidad: urticaria, dermatitis, adenopatías y fiebre
  • Infertilidad en hombres

Las mesalazinas (derivados de 5-ASA):

  • Reacciones de hipersensibilidad
  • Trastornos gastrointestinales: diarreas
  • Alteraciones hematológicas: anemias
  • Daño renal que revierte cuando se suspende el medicamento.

Y esto, a grandes rasgos, es el magnífico mundo de los aminosalicilatos.

Si estáis tomando este tratamiento y tenéis dudas, siempre podréis consultar con vuestro digestivo, que mejor que él, nadie sabrá que pasa en vuestro body.

Nos vemos en el próximo tratamiento para las EII: los corticoides

Pero mientras…

¡¡¡nunca pares tu camino!!!

Isis

  • Imágenes: David Pazos (http://artsinners.com)
  • Bibliografía: Apuntes de Farmacología de la Facultad de Farmacia (UGR)
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