Revista Comunicación

Y tu que piensas del 2016

Publicado el 09 enero 2017 por Jose Salgado @exelisis

Tengo un antiguo amigo de la escuela que siempre se quejaba que había nacido veinte años tarde, que lo suyo era la música de los sesenta, que le gustaba más la filosofía y el estilo de vida de esa época que los denostados ochenta. Se sentía como un pez fuera del agua y por mucho que lo intentaba no conseguía comunicarse con la precisión que el querría y se sentía como un mal anuncio de una academia de inglés.

Personalmente no soy tan categórico como él pero hay ocasiones en las que me siento como un pulpo en un garaje y no acabo de entender los comportamientos de la gente. Esto ya me pasaba cuando tenía quince años y me volvía loco intentando comprehender la lógica de muchas de las reacciones de las personas que conocía, por mucho que aceptara incorporara una variable hormonal a su proceso de razonamiento era prácticamente imposible acabar de comprender que narices pasaba por sus cabezas. Supongo que de aquellos polvos vienen estos lodos y acabé estudiando psicología para intentar, no ya entender al resto de la humanidad, sino intentar entender porqué yo no la entendía.

El caso es que mañana es el último día del año y llevamos una unas semanas leyendo artículos, todos ellos bien intencionados y con la mejor de las actitudes, sobre lo que uno ha aprendido en este periodo de trescientos sesenta y cinco días. Unos te recomiendan los libros que les han marcado, otro las siete tácticas que les han hecho pasar a tener millones de seguidores, otro sector canta loas de amor hacia una determinada plataforma y afirman que es lo mejor que le ha pasado al mundo después de la invención de la siesta y el resto, pues hay de todo, pero siempre con algún consejo que dar.

Es posible que yo también haya pecado de esta actitud, de ir dando consejos, pero la verdad es que cada vez tengo más claro que dar consejos es una estupidez si primero no te han dado permiso para que opines, y sobretodo, cuando no conoces a la persona lo suficiente como para poder meterte en su piel y sentir como siente.

Yo no tengo grandes ideas ni logros que compartir, de hecho escribo por el puro placer de escribir, no tengo nada que vender, no quiero tener más fans, ni followers y aunque a veces uso alguna de sus tácticas para ver si funcionan es más por aprender que por mejorar mi posicionamiento en el mercado, si es que acaso tengo alguno.Yo llego, abro el programa de turno y me pongo a escribir intentando ser lo más ameno posible porque hay días en los que me da por recordar lo que he dicho y no hay nada más triste que aburrirse a uno mismo y tampoco es plan de aburrir hasta los bots de los buscadores que llegan para indexar la web.

Sobre las personas, sigo pensando lo mismo, son increíbles y gracias a escribir he tenido ocasión de conocer a algunas cuentas, unas más personas que otras y otras más extraordinarias que las demás. Gente que te da dos bofetadas de realidad y te abre los ojos, te zarandea un par de veces y te coloca en tu sitio y de paso, te enseña más cosas de las que eres consciente en ese momento y ha de pasar un tiempo hasta que las palabras se asientan y germinan en el jardín trasero de tu conciencia.

No se si el siguiente año será igual, espero que no porque la vida es única y no hay que repetirse demasiado y estamos aquí para aprender y vivir una aventura personal e intransferible, pero si me gustaría llevarme lo que me han enseñado este año y aprender un poco más el que viene. Si se da la circunstancia, poder compartir lo que voy viendo y viviendo con otros y quizás con suerte alguno encuentre alguna frase que le pueda ayudar en momentos complicados o simplemente, una tontería que le haga carcajearse durante un instante.

Me conformo con eso, con mejorar un poco y que alguien en algún lugar, le sirvan mis propias experiencias. No espero convertirme en referente de nada ni de nadie porque no soy ni quiero ser ejemplo de nada, no tengo la respuesta para todas las preguntas y tampoco las quiero.

Unas de las mas grandes motivaciones que tengo es ir resolviendo todas las preguntas que tengo, pero no tanto por tacharlas de una lista, sino porque a cada pregunta que me hago me aparecen tres más y mis ganas de aprender no se acaban nunca, quizás por eso me interesan tantas cosas y no puedo parar de intentar aprender de cualquier persona que pasa por mi lado, sea rico, pobre, alto, bajo porque todos tienen una pieza de información que se que me va a ser útil, no a nivel económico pero si a nivel personal y emocional.

Porque al final, si lo pensamos un poco, con todo este revuelo de la inteligencia artificial, los robots y todo lo que nos viene encima, lo importante no es cuanto cobras sino quién eres, que me puedes enseñar, si estás dispuesto a compartir conmigo lo que sabes, y lo más difícil, aprender de mí por muy poco que sea.

Hasta que no comprendamos que somos todos personas, con nuestras motivaciones y nuestra escala de valores, hasta que no sepamos aceptarlo, respetarlo, creo que nos queda margen como especie para llegar a algo que se parezca a una evolución. Digo evolución pero no la confundáis con la industrial o la tecnológica, me refiero a una evolución de la mente de las personas, que demos un salto y seamos capaces de entender que todos somos importantes, que todos somos diferentes y que cada cual, a su manera, llena un hueco en la escala del universo que nadie más puede ejercer y pensar que somos mejores que él porque somos blancos, hombres o más ricos, es que todavía no hemos entendido de que va esto de la vida.


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