Revista Cine

¿Y tú, también correrías?

Publicado el 16 julio 2011 por Cinefagos

¿Y tú, también correrías?

Es la pregunta que os planteo y que me vino a la cabeza el día que ví por primera vez (y digo eso porque ya lo he hecho unas cuantas veces) 28 Semanas Después.

Normalmente, en la mayoría de las películas (por no decir todas) se manifiesta la actitud heróica. Ésa donde el marido, esposa,  padre o madre saca valor desde lo más profundo de su ser y acaba defendiendo a la manada (sentimientos de por medio). Como hablamos de ficción los casos pueden ser de lo más variopintos. Desde hordas de zombies, pasando por asesinos en serie, vampiros, o lo que se nos ocurra.

Dicha actitud no tiene por qué ser irreal, ya que en el mundo real (el nuestro) se dan muchísimos casos donde alguien arriesga su propia integridad física en la defensa o salvación de una tercera persona. Podríamos denominarlos héroes con toda tranquilidad. A veces por su oficio (bomberos, policías, etc) o simplemente porque la situación lo requería y se actuó con celeridad y sin sopesar los inconvenientes. Y ahí está el meollo del asunto. En actuar instintivamente, raudo y veloz. Esos momentos no suelen ser para sopesarlos y pensar detenidamente lo que vas a hacer, simplemente… actúas.

Pero como digo, no todo es bonito en la vida. Los mencionados héroes existen, es cierto, pero no lo es menos que el instinto de supervivencia nos juega malas/ buenas pasadas. Estamos acostumbrados a que en una situación de alto riesgo veamos como el protagonista de la película de turno se lanza ante el peligro como si nada (y nosotros sabiendo que en el 99% de las veces saldrá airoso).

Cuan fue mi sorpresa cuando vi a Robert Carlyle correr como una gacela dejando a su mujer atrapada en una habitación en la cual habían empezado a introducirse los infectados que todos conocemos. Fueron unos segundos angustiosos y en los cuales me sorprendió -como digo- la reacción del protagonista. ¿Dejar a tu mujer y echar a correr? Bueno, eso lo hacen los cabroncetes como el de la película Aliens (sí, ese que les cierra las puertas en las narices a Ripley, Newt y algún otro personaje). Pero es precisamente esos segundos en los cuales Carlyle sopesa la situación y sabe/ piensa/ medita a la velocidad de la luz que su la ayuda que le pudiera prestar a su mujer sería en vano. Es más, él mismo acabaría también infectado. Así que se acaba dando el tan famoso dicho de “maricón el último”. No es de extrañar que les acabase mintiendo a sus propios hijos sobre el cruel destino que acaba sufriendo su madre (omitiendo evidentemente el hecho que he explicado antes).

¿Y nosotros? Eso es lo que te acabas preguntando (por lo menos yo lo hice) cuando ves el inicio de 28 Semanas Después. ¿Primaría sobre todas las cosas uno de los instintos más primarios -la supervivencia-? o por el contrario ¿sacrificarías tu propia seguridad -teniéndolo absolutamente todo en tu contra- a cambio de un ser querido?

Porque es evidente que el drama de dicha escena es la relación que mantienen ambos. No es lo mismo arriesgar tu vida por el frutero de la esquina que por tu mujer.

Así que… ¿correríais?

opinión

This entry was posted on 16 julio, 2011, 00:30 and is filed under Opinion. You can follow any responses to this entry through RSS 2.0. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu propio sitio.


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