Revista Cultura y Ocio

Ya no escribo diarios

Publicado el 02 enero 2017 por Sofiatura
Antes solía escribir absolutamente todo en diarios personales. Tenía casi una obsesión malsana por archivar la memoria para que ni el más mínimo detalle de mi vida se perdiese. En realidad, tenía tantas obsesiones y tanta nebulosa atormentando mi cabeza, que creo que escribir todo lo que me ocurría era una forma de dejar en el papel parte de ese dolor adolescente. Encontraba una especie de antídoto en todos esos cuadernos que manché con tinta y no pocas lágrimas. 
Y esto lo recuerdo porque, cada 1 de enero, comenzaba con ilusión una nueva y reluciente libreta que escucharía con paciencia y devoción las vicisitudes de mi vida, ya fuesen tremendamente emocionantes o increíblemente aburridas. Después de varios años, acumulo todos esos diarios de la desesperación y la alegría en cajas y alguna que otra estantería. No los leo con frecuencia, he de decir, tal vez por miedo o porque poco o nada me identifico ya con la persona que los escribió. Ya no escribo diarios
Y esto se debe a que ya no los necesito como antes. Dicen que quien escribe, lo hace muchas veces para calmar algún dolor (de ahí lo de "antídoto" del primer párrafo) o porque tiene la necesidad de calmar un egocentrismo mal curado. El caso es que, por fortuna, ya mis años nuevos no comienzan en una página en blanco, al menos no literalmente. Y creo, sin dudas, que eso indica algo bueno.
Ya no escribo en diarios, porque ya no duele. Aquellos lápices sin punta, aquellos bolígrafos sin tinta y aquellas libretas de páginas arrugadas ahora son solo un ejemplo de que, como afirma el dicho, no hay mal que cien años dure.Desde hace ya bastante, voy anotando todo en mi memoria, con tinta invisible, para ejercitarla. La mano que escribía ya me protestaba tanto, que decidí jubilarla por tiempo indefinido. Y ahora sí, feliz año nuevo. 

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