Revista Opinión

Yihadismo, paro, extorsión

Publicado el 03 abril 2017 por Elturco @jl_montesinos

Publicado en ValenciaOberta.es

Lo he leído ya en varias ocasiones tanto en prensa y redes sociales. También parece que pulula por los mentideros como un rumor: Si los yihadistas hubieran tenido trabajo, no se habrían radicalizado. Lo lógico es, en consecuencia, entregar un puestecito de funcionario a todo refugiado musulmán, con su paguita y su canesú. Solucionado.

Obvia quien así piensa que se pueden encontrar y se encuentran, militantes de toda condición y característica social tratando de inmolarse llevándose a cuanto europeo o americano se encontrara por el camino. Repasen la hemeroteca y verán que no hay correlación alguna entre la clase social y los atentados. El ocurrido en Londres, con un profesor bautizado bajo nombre cristiano, es una muestra más. Los terroristas son terroristas por múltiples razones, se convierten en ello de forma diferente, y cada individuo recorre su camino hasta acabar ejecutando a sus semejantes de la forma más atroz que se le ocurre. Bruselas, París, Niza, Miami, etcétera, tienen detrás una historia no ligada necesariamente a una vida sin trabajo o sin inclusión social.

Las mujeres maltratadas suelen culparse a sí mismas. Si la culpa es de una, una puede poner remedio a los tortazos. Y así sigue esa una recibiendo tortazos uno tras otro o llega un momento en que rompe las cadenas. Se planta. Y se da cuenta de que el único culpable es el maltratador. De la misma manera la sociedad occidental, enferma de buenismo, actúa como una mujer maltratada. Si la culpa es de los occidentales, los occidentales podremos manejar el asunto y librarnos de tanto inmundo asesino. No es verdad.

Ciertamente la política exterior de los países del primer mundo no ha ayudado en absoluto al mantenimiento de la paz en Oriente Medio. Eso es más que evidente. Sin embargo, el único responsable de cometer un acto terrorista es el terrorista. Victimizar a las sociedades, diciendo que fíjate, que la política de Bush o de Obama es como disculpar al agresor porque el pobre está muy estresado y se ha tomado dos copas de más. Así acabamos autoextorsionados, que es como estamos. Dando pagas y subsidios. Pidiendo trabajos de funcionarios para los que vengan de fuera. Como si eso fuera a solucionar nada.

Analicemos los motivos por los que gente indeseable ya hace lustros que vive en Europa. Gente próxima a la radicalización. Muchos de ellos vinieron al auspicio del Estado de Bienestar, o del Malgastar. Los guetos se crearon bajo el manto de la subvención. Los perseguidos y vigilados en gran medida viven a costa de Papá Estado. Ya hemos cedido a su extorsión.

Difícilmente algo es intrínsecamente bueno o malo. Con las migraciones pasa lo mismo. En un marco de prosperidad y en ausencia de un Estado mal llamado benefactor difícilmente se puede crear un efecto migratorio más allá del laboral. En los Estados del Malgastar se han creado guetos, ciudades enteras, donde se ha cultivado el odio religioso mientras se vivía del cuento. No hace falta cerrar fronteras, al fin y al cabo es necesario moverse allí donde el trabajo nos llame. Lo que hay que cerrar son los Estados, esa maquinaria estúpida e inútil que difícilmente sirve más que para el mal. Los culpables son ellos, pero viven a costa nuestra.


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