Yo no sé de casi nada

Yo no sé de casi nada y por eso no intento enseñar a nadie ni doy consejos ni me pongo a dar cursos ni doy ponencias ni le echo cara al asunto. Tampoco me llaman para ello…

Solo tengo un humilde blog que conservo, según el archivo, desde diciembre de 2009 cuando escribía Susurros. Si bien es cierto, no mantengo una periodicidad ni una temática en exclusiva ni lo muevo según las directrices que marcaría algún entendido en SEO (Search Engine Optimization) o, hablando en cristiano, posicionamiento en buscadores. Qué lo mismo da escribirlo traducido… Que el algoritmo de Google es el nuevo enigma de la humanidad…

Yo no sé da casi nada y por eso quizás no reciba cientos ni miles de visitas. Es más, no recuerdo cuándo fue la última vez que miré las estadísticas de la página, ni celebro los ‘me gusta’ del Facebook porque hace tiempo que dejé de mendigarlos.

¡Sé tan poco! Que la mayoría de las veces ni sé lo que dicen de mi.

Pero sé que cada día me tengo más a mi, gracias al apoyo de los que me quieren y de los que me tienen simpatía, que serán pocos (o, tal vez muchos)… Pero, con el perdón de ellos, cada vez me importa menos el mundo, así, en general. Porque yo no sé de casi nada, pero sé que hay mucho charlatán suelto, mucho embaucador actuando de profeta del siglo XXI, mucho ‘arrimao’ al calor de una lumbre con la que no se queman. Gente que te jalea para que salgas de tu zona de confort y tomes la riendas de tu vida.

Esa gente… De la que no sé casi ná… Pero ellos tampoco saben de mí para decirme cómo la tengo que vivir. ¿Y tú? ¿Te crees lo consejos prefabricados de profetas de teoría?

Yo siempre abogo por la práctica.