Revista Arte

You just got blogged, de Mike Swaney

Por Bill Jimenez @billjimenez

mike swaney

La iniciativa de retransmisión tuitera iniciado semanas atrás con la exposición “Homepage” de la Galería El Quatre bien merecía una reválida por parte de su esforzada organizadora y los distintos bloggers que participamos en la primera edición de este evento dentro de eventos. Así, BlackBerry en mano –herramienta práctica pero poco sofisticada–, me dirigí al barrio de Gràcia dispuesto a dar testimonio de las múltiples impresiones obtenidas de la muestra protagonista: “You just got blogged”, del canadiense afincado en Barcelona Mike Swaney.

mike swaney me & the curiosity

Para empezar, “You just got blogged” aprovecha la filosofía pop-up del espacio en el que se ubica, las instalaciones del estudio me & the curiosity, nacido este mismo año como ambiciosa respuesta a la necesidad de cambios que flota sobre el mundo del arte. Ecléctico y con una notable capacidad de adaptación, el espacio aprovechó sus formas –un largo pasillo terminado en un estudio fotográfico– para desplegar una narración que se aleja de la línea descrita por Mike Swaney en los últimos años –sus magníficos collages– y que, por otra parte, tampoco sorprende, ya que –percepción personal–, tratamos con un artista que emana inconformismo y muchas ganas de dislocar cualquier imagen preconcebida que nos hayamos hecho de su obra. Por eso, el laborioso cortar y pegar desapareció en beneficio del Art Brut, de la ilustración, la pintura y la escultura, siendo estas últimas un ejemplo de combinatoria kitsch con reminiscencias a los gabinetes de curiosidades de los siglos XVI y XVII. Un ejercicio rupturista –evidente–, una exposición gamberra –posible– y una inauguración grata –confirmado– que aglutinó a un amplio catálogo de aficionados a las obras de Swaney, desde los impecablemente trajeados a los que chapoteamos en la modernidad –con mejores o peores resultados–. En resumen, un amago de catarsis inaugural, con un deejay adaptado a las necesidades del momento, y vino, un buen vino, que por segundos convirtió me & the curiosity en un pequeño templo –segunda percepción personal– en el que las obras, con su premeditada bidimensionalidad, sus puntuales simetrías y las muchas referencias al mundo online ejercían de frescos en un culto irónico y con tendencia al absurdo. Porque así son las obras de Mike Swaney: bofetadas valientes a lo correcto, a lo esperado, al paradigma. Instantes bizarros que, en ocasiones, las mejores, exhiben narices grandes y redondas.

me & the curiosity

swaney

Imágenes (c) Ana Parra


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