Revista Ciencia

Zoco de Astronomía: Los secretos de Ceres

Por Angelrls @El_Lobo_Rayado
Versión íntegra del artículo publicado el domingo 24 de abril de 2016, en el suplemento el Zoco de Diario Córdoba. Se lo dedico a mi colega Daniel Marín, merecidísimo ganador de la X edición de los Premios 20 Blogs en la categoría de Ciencia, blog que siempre exploro para informarme con detalle cuando escribo artículos relacionados con la exploración del Sistema Solar, como es el caso de hoy.
Tras un largo periplo de ocho años por el Sistema Solar interno, la sonda Dawn (“Amanecer”) de la Agencia Estadounidense del Espacio (NASA) llegó a Ceres el 6 de marzo de 2015. Desde entonces este ingenio espacial nos ha estado sorprendiendo con los detalles, muchos inesperados, de este planeta enano de sólo 950 km de diámetro. Quizá unas de las características que más ha hecho pensar es la existencia de una llamativas manchas blancas repartidas aquí y allá sobre su superficie, aunque normalmente están asociadas a cráteres de impacto. Dawn confirmó el año pasado que estas manchas blancas son depósitos de sales. En particular, son sobre todo sulfato de magnesio en forma hidratada, formando depósitos de un mineral conocido como hexahidrita, que es de color claro. Así, el fuerte contraste de color entre la superficie de Ceres (que es tan oscura como el carbón) y el color claro de la hexahidrita hace que estos depósitos de sales destaquen mucho. Aunque aún no se sabe bien cómo se formaron, los investigadores sospechan que aparecen como consecuencia de impactos de meteoritos con la superficie de Ceres. Los impactos dejan libre el hielo que existe debajo de la corteza, que es muy rico en sales. Pero el hielo se sublima (pasa de estado sólido a gaseoso) relativamente rápido, dejando solamente los depósitos de sales sobre la superficie oscura.
Zoco de Astronomía: Los secretos de Ceres
Imagen en falso color del cráter Haulani en el planeta enano Ceres obtenida por la sonda Dawn (NASA). Las zonas azules están asociadas a rasgos jóvenes sobre Ceres. Los depósitos de sales de magnesio de color blanco aparecen en la zona central, pero no destacan mucho en esta toma. Crédito: NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA.
Uno de los lugares donde se encuentran estas estructuras blanquecinas es el cráter Haulani, que recibió el nombre de la diosa hawaiana de las plantas. Con sólo 34 kilómetros de diámetro, sus paredes presentan claros indicios de desplazamientos de tierra, aunque el interior del cráter es relativamente suave y apenas muestra fracturas. Esta nueva imagen del cráter Haulani obtenida por Dawn a sólo 1470 kilómetros de distancia de Ceres fue hecha pública esta semana y muestra la complejidad del lugar. La imagen se ha conseguido en falso color para que los científicos puedan estudiar mejor la distribución de los materiales y cómo se relacionan con la morfología del suelo. Por ejemplo, además del color blanco central de los depósitos de sales (que en esta imagen en falso color no destacan tanto) aparecen unas rayas claras de color azul que señalan material joven expulsado hacia fuera.
Las manchas blancas no es el único misterio que Dawn ha encontrado en el planeta enano Ceres. Las fracturas que se encuentran por toda la superficie parece estar asociadas a procesos criovolcánicos. El agua quizá permanece líquida debajo de la superficie de Ceres, y podría fluir por las grietas hasta la superficie, modificando y “aplanando” el paisaje. Pero precisamente Dawn está teniendo dificultad para encontrar hielo puro sobre Ceres, cuando se sabe que posee gran cantidad de él. Además, la misión Dawn ha descubierto cerca de un millar de cráteres poligonales (esto es, las paredes parecen formar un polígono, normalmente de forma hexagonal, y no un círculo). El origen de estas curiosas estructuras podría estar también en las deformaciones experimentadas en el terreno por los movimientos del hielo.
Ceres, descubierto por el monje italiano Giuseppe Piazzi el 1 de enero de 1801 (el primer día del siglo XIX), fue clasificado primero como “planeta”, dado que se encontraba justo entre las órbitas de Marte y Júpiter donde algunos estudiosos creían debería hallarse un cuerpo planetario. En los años siguientes se descubrieron más y más objetos pequeños en la misma zona donde se movía Ceres, por lo que que en la década de 1850 se reclasificó como asteroide. En 2006, tras una importante asamblea de astrofísicos en Praga, la Unión Astronómica Internacional (IAU) reclasificó Ceres como “planeta enano”, categoría que incluían a Plutón (que perdía entonces el estatus de “planeta” como lo hizo Ceres en el siglo XIX) y los nuevos cuerpos descubiertos en los confines del Sistema Solar: Eris, Haumea y Makemake.

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